Bloomberg Línea — Los efectos de la guerra de Ucrania ya se empiezan a sentir en América Latina. En concreto, en pronósticos de crecimiento que ahora son más sombríos que en las primeras semanas del año. El banco estadounidense Goldman Sachs (GS) se convirtió en una de las primeras instituciones financieras en reducir el pronóstico de crecimiento económico de los siete principales países de la región. Y en el mismo sentido se pronunció el FMI.
Según el reporte de Goldman Sachs, escrito por Alberto Ramos, Sergio Armella y Diego Moreno, no solo el Producto Interno Bruto crecería menos de lo esperado, sino que el panorama contempla una inflación y unas tasas de interés cada vez más al alza. Los economistas de Goldman Sachs explicaron que, si bien América Latina está geográficamente lejos de la guerra entre Rusia y Ucrania y tampoco tiene profundos lazos comerciales con esos dos países, la región terminará sintiendo los efectos de condiciones financieras mundiales más estrictas, la incertidumbre macroeconómica y el debilitamiento de la confianza empresarial y del consumidor.
Además, las economías se verían perjudicadas por el menor dinamismo del comercio internacional y la inversión extranjera directa, junto con precios más altos de las materias primas. Esto así dado que si bien beneficiará a las economías exportadoras de commodities, también podría agregar más presión sobre la inflación.
“De hecho, observamos que los períodos de rápido aumento de los precios del petróleo a menudo se han asociado con perfiles de crecimiento débiles, o incluso con recesiones, aun entre las economías exportadoras de petróleo”, escribieron en el reporte.
Las economías más grandes no sobresalen
Goldman Sachs ahora pronostica un crecimiento real del PIB para las siete economías más grandes en “un decepcionante” 1,8%, por debajo del 2,1% previsto antes del conflicto en el este de Europa. Las dos economías más grandes de la región solo crecerían un 0,6% (Brasil) y un 1,4% (México), en contraste con el rendimiento que mostraría Colombia, que crecería hasta un 5,8% este año.
La economía peruana y argentina subirían un 2,7%, mientras que la ecuatoriana y la chilena se ubicarían en un 2,3%.
Los efectos todavía se sentirían en 2023: las economías seleccionadas mantendrían el crecimiento, pero sería de un 1,8%, un 0,6% menos que el 2,4% que se había calculado previamente.
Este menor rendimiento económico iría acompañado de una inflación al alza, a medida que suben los precios de las materias primas y el costo de vida aún siente los problemas de la cadena logística y el incremento en los productos importados, como insumos y bienes intermedios. Incluso, la inflación sería mayor que la que se vio en 2021, cuando ya se prendían las alarmas por el encarecimiento de los precios.
“El conflicto militar y las sanciones generalizadas ya han interrumpido las cadenas de suministro mundiales. Los canales a través de los cuales se envían bienes y servicios han sufrido perturbaciones físicas y financieras y siguen sin resolverse. Estas fricciones han incrementado los costos logísticos y los precios de varios insumos (mayor inflación importada)”, advirtió el informe.
A la par del incremento en el costo de vida, la política monetaria sería más restrictiva para controlar la inflación. No obstante, las revisiones al alza son más leves que el incremento de precios, pues Goldman Sachs ya esperaba una postura menos expansionista por parte de los bancos centrales y por el hecho de que América Latina esté siendo golpeada por un shock de oferta más que de demanda.
“Anticipamos solo recortes de tasas moderados en 2023, ya que los bancos centrales regionales probablemente tendrán un espacio limitado para relajarse en un contexto con un Comité Federal de Mercado Abierto en modo de aumento total”, escribieron los economistas del banco.
La inflación se acelerará “significativamente”
La advertencia de Goldman Sachs llega el mismo día en el que el Fondo Monetario Internacional alertó que la economía sentirá los efectos de un crecimiento más lento y una inflación más rápida, que se sentirá sobre todo en un aumento de los precios de productos básicos (como alimentos y energía); una interrupción del comercio, las cadenas de suministro y las remesas; y una reducción de la confianza empresarial y una mayor incertidumbre de los inversores.
“Más allá de las repercusiones mundiales, los países con exposición directa al comercio, el turismo y las finanzas sentirán presiones adicionales. Las economías que dependen de las importaciones de petróleo tendrán mayores déficits fiscales y comerciales y más presiones inflacionistas”, dijo el FMI.
Incluso, el organismo con sede en Washington dijo que esto se traducirá en una rebaja en las previsiones de crecimiento económico que entregará el próximo mes. “La guerra puede alterar fundamentalmente el orden económico y geopolítico mundial si el comercio de energía se desplaza, las cadenas de suministro se reconfiguran, las redes de pago se fragmentan y los países se replantean las tenencias de divisas de reserva”, agregó la entidad.
Sobre la región Occidental, donde se incluye a América Latina, el FMI dijo que los altos precios de los productos básicos se podrían acelerar significativamente, en un momento en el que la tasa media anual ya se encuentra en un 8%. Ello, indicó, no solo generará presiones en los bolsillos de los consumidores, sino también en la credibilidad de los bancos centrales en su lucha contra la inflación.
“Las condiciones financieras siguen siendo relativamente favorables, pero la intensificación del conflicto puede provocar tensiones financieras globales que, con una política monetaria interna más estricta, pesarán sobre el crecimiento”, escribió.
El FMI añadió que, por un lado, el aumento de los precios del petróleo perjudicará a los importadores centroamericanos y caribeños, por otro lado, los exportadores de petróleo, cobre, mineral de hierro, maíz, trigo y metales podrán beneficiarse.
Mientras la entidad multilateral insistió en que la situación dificultará la tarea de los responsables políticos de encontrar un equilibrio entre mantener la inflación controlada y apoyar la recuperación económica tras la pandemia, Goldman Sachs concluyó que la guerra en Europa sacudió el status quo por lo que es probable que entre una mayor incertidumbre macro y una inflación más alta, termine por disminuir el consumo de los hogares y la inversión nacional y extranjera en América Latina.
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