Bogotá — La economía colombiana sorprendió en 2021 por su crecimiento muy superior al esperado. La inflación también fue inesperada y ahora tiene al Banco de la República luchando para encausarla nuevamente.
Bloomberg Línea habló el viernes pasado con Roberto Steiner, codirector del Banco de la República, sobre cómo está analizando las cifras y qué se puede esperar de cara al futuro en el banco central.
Lo primero que advierte Steiner es que la economía colombiana ha reaccionado mucho mejor de lo esperado, tanto así, que si se cumple el pronóstico de crecimiento para 2022, es decir, si es de 4,5% el alza del PIB, la economía colombiana podría cerrar este año mejor de lo que habría cerrado en un escenario sin pandemia durante 2020.
“El crecimiento del año pasado superó el 10% y eso tomó por sorpresa no sólo al banco central sino a todos y cada uno de los analistas que siguen el mercado colombiano”, comienza advirtiendo Steiner.
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Steiner explica lo que ha proyectado hasta ahora el equipo técnico del Banco de la República para el crecimiento este año de la economía del país: “Pensamos que 2021 no iba a ser tan bueno y fue muy bueno, pero entonces el 2022 no va a ser tan bueno porque la base de comparación va a ser con una vara más alta, pero no, el equipo técnico del Banco de la República nos dice que la economía puede crecer este año más o menos un 4,5%”.
Y es que para el codirector es una cifra muy positiva teniendo en cuenta el año de comparación. “Lo sobresaliente es que no es un 4,5% sobre un año en el que la economía cayó 7% sino a partir de una economía que el año pasado creció 10%, eso pondría el PIB al final de este año, no solo, en el nivel prepandemia, que eso ya se dio, sino más alto de lo que hubiese estado si no hubiéramos tenido pandemia y la economía hubiese crecido al 3% o 3,5% todos los años que era lo que venía creciendo, pero esto es si se cumple el pronóstico para este año”.
Pero, así como la dinámica económica viene siendo mayor a lo pronosticado, la inflación también lo es. El dato más reciente entregado por el Dane muestra una inflación anual del 8,01%, es decir 5 puntos porcentuales por encima de la meta del Emisor, y 4 más arriba del techo del rango meta del banco central (2% a 4%).
Con respecto a las expectativas de inflación, Steiner es optimista en medio de la adversidad. “Han venido aumentando, son motivo de preocupación, pero es una preocupación que hay que mirar con cierta prudencia porque las expectativas a dos, años que son un horizonte razonable de política monetaria, están por encima de la meta del banco, pero no mucho”, sostiene.
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Y es que para el codirector es entendible que al preguntar por las expectativas se hable de un número mayor a la meta del banco cuando se acaba de observar un IPC por encima de la meta.
“Cuando uno tiene una inflación que ronda el 8%, y las expectativas a dos años son de 3,5% o 4%, pues yo creo que da una cierta sensación de tranquilidad, digamos, sería más agradable que estuvieran en el 3% como es la meta, pero es normal que si la inflación sube uno observe aumentos en las expectativas porque la gente típicamente cuando le preguntan por las expectativas no sólo mira hacia adelante sino que está muy influenciado por lo que acaba de ver, no es inusual que tras registros altos de inflación como los vistos recientemente se reflejen en las expectativas”, aclara Steiner, quien insiste en que si bien el ideal es que las expectativas no se alejen del 3%, el nivel en el que están aún no muestra que haya razones para preocuparse de más.
“En definitiva, son más altas de lo que nos gustaría, pero no hay que exagerar. La inflación está en 8% y las expectativas no han pasado de 4% y eso no es muy distinto a lo que pasó en 2017 con Fenómeno de El Niño y Paro Camionero en donde las expectativas también subieron más allá de la meta del banco, pero se mantuvieron muy debajo de lo que era la inflación. Yo creo que en últimas hay que dar una señal de tranquilidad dentro de una dinámica que no ha sido la más favorable”, complementa el economista del banco central colombiano.
Steiner es consciente de que el ritmo de ajuste de la política monetaria ha tenido que acelerarse, pero no da pistas sobre qué tanto más agresiva podría ser la junta en la próxima reunión.
“Este ciclo de la política monetaria inició gradual con un aumento de 25 puntos básicos que era el consistente con lo que se creía que era el crecimiento económico, la brecha del producto, la inflación y las expectativas. Pero eso cambió porque el crecimiento económico ha sido más alto, la inflación es mayor y las expectativas también, la gradualidad, que sigue siendo clave, es ahora a otro nivel. ¿A qué nivel? No le puedo decir porque es una decisión colegiada”, dice Steiner.
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Ante la guerra en Ucrania existe la preocupación en el mercado de que la temporalidad de la inflación de alimentos sea más prolongada de lo inicialmente previsto, y ante ello Steiner dice que “el gran reto del banco, y todos los bancos centrales del mundo, es que la inflación es muy alta, muy por encima de la meta y explicada por un cúmulo de factores. Algunos, naturalmente, por demanda, donde tiene sentido pensar que la restricción monetaria atiende ese desbalance, y otros, de oferta, que no van a ser corregidos con decisiones de política monetaria”.
Sobre el nivel futuro de las tasas de interés y si en algún momento podrían llegar a ser restrictivas dice que “podría ser si la dinámica inflacionaria en su componente que está relacionado con la demanda agregada toma una dinámica muy negativa. Podría ser, pero eso es algo totalmente especulativo”.
Recientemente el Gobierno decidió reducir aranceles como una medida para controlar la inflación, y si bien Steiner es partidario de aranceles bajos, advierte que no cree que vaya a ser una medida determinante para la formación de precios.
“No he hecho la evaluación. Me parece que es un movimiento en el sentido correcto, pero si eso va a marcar la diferencia o no, no lo sé. No sé qué tan importante sea y, además, no es una baja generalizada de aranceles, entonces hay que ver el detalle, me imagino que ayuda, pero no creo que sea para nada determinante de para dónde va la inflación”, explicó Steiner.
A su vez explicó que pese a que la medida pueda no ser determinante en términos de inflación, podría resultar positiva si se logra mantener en el tiempo. “Mi gusto por los aranceles bajos y no dispersos lo he tenido siempre y no tiene nada que ver con temas de inflación sino de competitividad y de otra índole, temas mucho más estructurales. Da la casualidad de que ahora hablamos de bajar aranceles, como una medida temporal, pero ojalá en productos, en especial en insumos, se tuviera una visión de más largo plazo en donde los aranceles bajos son más razonables. Colombia ha tenido históricamente aranceles muy altos y evidentemente ese esquema de protección es algo que algunos hemos cuestionado, pero no por la inflación”, concluyó el economista.
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Finalmente, aunque no habló de las metas fiscales del Gobierno, sí se refirió a la institucionalidad fiscal y a los avances en la materia que tuvo. “Tuvimos un cambio muy importante y muy bienvenido en la institucionalidad fiscal con las nuevas normas que rigen la Regla Fiscal. La institucionalidad fiscal mejoró impresionantemente y eso era crítico”, finalizó Steiner.