Silicon Valley intenta despegarse del dinero ruso

Para las firmas de capital de riesgo que han aceptado fondos de inversores rusos, desvincularse del país es un imperativo más complicado que el llevado a cabo por otras empresas

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Bloomberg — Fort Ross Ventures parece la típica empresa de capital riesgo. Se creó hace unos siete años en Silicon Valley con el objetivo de financiar empresas jóvenes. Los fundadores le pusieron el nombre del primer asentamiento ruso en Estados Unidos, en homenaje a su herencia y a uno de los mayores patrocinadores de la empresa, Sberbank PJSC (SBRCY), con sede en Moscú.

Hoy en día, Rusia está llevando a cabo una guerra impopular contra Ucrania, y Sberbank está sujeto a sanciones paralizantes por parte de las naciones occidentales. Los otros inversores cuyo dinero está invertido en Fort Ross Ventures están, naturalmente, “muy preocupados”, dijo Victor Orlovski, fundador y socio gerente de la empresa.

Los inversores “están llamando y preguntando: ‘Víctor, ¿qué hacemos?’”. dijo Orlovski. “Mi respuesta es sencilla: Si un inversor se vuelve tóxico, lo aislamos inmediatamente del resto de inversores”.

En las últimas semanas, empresas de todo el mundo se han apresurado a deshacerse de las participaciones rusas y están dejando de operar en la región. Pero para las empresas de riesgo que han aceptado fondos de inversores rusos, desvincularse del país es un imperativo más espinoso. Los rublos pueden formar parte de un fondo mucho mayor y, en algunos casos, pueden haber sido ya comprometidos con las empresas emergentes. Y considerando que muchas empresas familiares de los ricos de Rusia tienen su sede en el extranjero, no es inmediatamente obvio qué dinero proviene de un oligarca. Muchas empresas de capital riesgo no están obligadas a revelar quiénes son sus inversores, por lo que es difícil saber qué inversores y empresas emergentes están inundados de dinero ruso.

Además de entregar dinero en efectivo a las empresas de capital riesgo, los inversores rusos también invirtieron el año pasado US$9.000 millones directamente en empresas emergentes a través de 232 acuerdos, la gran mayoría de los cuales tuvieron lugar fuera de Rusia, según datos recogidos por la empresa de investigación PitchBook. Ese total triplica la cantidad que los inversores rusos gastaron en 2020.

Los receptores de ese dinero pueden verse ahora incómodamente expuestos al país. En este opaco mundo de empresas de capital de riesgo y startups, los vínculos que antes no se revelaban parecen ahora problemáticos. Desde el estallido de la guerra, algunos de estos actores están rechazando acuerdos con inversores y empresas vinculadas a Rusia.

En lo que respecta a las inversiones rusas en tecnología, “creo que hay muchas por ahí”, dijo Jeffrey Stein, del servicio de investigación de delitos financieros Deep Discovery. La norma ha sido durante mucho tiempo que si un inversor ruso “no está en la lista de sanciones, todo sigue adelante”, dijo.

Algunos vínculos entre inversores rusos y empresas estadounidenses se remontan a principios de la administración de Obama, durante una época más optimista para las relaciones entre las dos superpotencias. Por ejemplo, en el primer mandato de Obama, la empresa de Silicon Valley DCM aceptó el respaldo de Russian Venture Capital, una rama de la Russian Venture Company con sede en Moscú. Por la misma época, la empresa de capital riesgo IVP, con sede en la zona de la bahía, también recibió una inversión de Russian Venture Capital.

Ahora, la Russian Venture Company está sujeta a las sanciones estadounidenses más estrictas. Una portavoz de DCM declinó hacer comentarios. Una portavoz de IVP dijo que la empresa rusa invirtió en dos de sus fondos, comprometiendo en ambas ocasiones menos del 1% del capital total del fondo. También dijo que IVP está consultando a sus abogados sobre cómo cumplir con todas las sanciones y regulaciones aplicables.

Para evitar los riesgos financieros y de reputación de que un socio comercial acabe en una lista de entidades sancionadas, algunas empresas de capital riesgo se están alejando del dinero ruso incluso cuando no están obligadas a hacerlo. “En lo que respecta a Rusia, estamos tomando medidas que van más allá del simple cumplimiento de todas las sanciones internacionales”, dijo Index Ventures, con oficinas en Londres y California, en un reciente comunicado. “Por lo tanto, nos comprometemos a no realizar ninguna inversión en Rusia hasta nuevo aviso”. La firma también dijo que no aceptaría a ningún inversor ruso y que apoyaría a las empresas de su cartera que intentaran cortar lazos con el país.

Incluso la coinversión junto a un inversor ruso se ha convertido en un camino intransitable. Index Ventures dijo que no co-invertiría junto a ningún grupo o individuo con vínculos con el Kremlin. Y a finales de febrero se pidió a un inversor ruso que se retirara de una inversión inicial no revelada dirigida por Hoxton Ventures, con sede en Londres, en una startup británica, dijo un socio de Hoxton, Hussein Kanji.

“No quiero correr nunca el riesgo de acabar con alguien que podría ser sancionado”, dijo Kanji. “Ahora hay bandos, y hay que estar en el lado correcto”.

Algunos destacados inversores rusos han trabajado recientemente para distanciarse del país. Por ejemplo, la empresa de capital riesgo RTP Global fue fundada por el empresario Leonid Boguslavsky, que apareció en una polémica lista del Tesoro de Estados Unidos de oligarcas identificados como aliados de Vladimir Putin en 2018. La firma, fundada originalmente como ru-Net en 2000, tiene ahora su sede en Londres, dijo una portavoz, donde se centra en Europa, América del Norte, India y el sudeste asiático.

“Ni los fondos de RTP, ni sus beneficiarios, están bajo ninguna sanción/restricción, por lo que nuestro negocio no se ve afectado negativamente”, escribió la portavoz en un correo electrónico.

Quizá el inversor estadounidense más destacado con vínculos con Rusia sea Yuri Milner, un multimillonario ruso-israelí. La empresa de Milner, DST Global, fue uno de los primeros inversores en algunas de las mayores empresas de Internet, como Alibaba Group Holding Ltd. (BABA), Facebook Inc. (FB) y Twitter Inc. (TWTR) Milner no se enfrenta a ninguna acción por parte de Estados Unidos u otros gobiernos occidentales, y no está en la lista de oligarcas de Estados Unidos.

DST ha recibido financiación del banco estatal ruso VTB, según documentos revelados en los Paradise Papers. Después de que Rusia invadiera la península de Crimea en 2014, VTB se enfrentó a sanciones. Sin embargo, DST ya había devuelto completamente el capital de VTB antes de ese momento, dijo un representante de DST. Menos del 3% del capital total obtenido por DST Global procedía de VTB Bank, todo ello antes de 2011, dijo el representante.

Alisher Usmanov, un oligarca ruso que recientemente ha sido incluido en las listas de sanciones, también fue un inversor de DST. Pero Usmanov no ha puesto dinero desde 2011, dijo el portavoz.

Mientras tanto, Milner ha parecido esbozar una especie de reproche al país donde nació. Este mes, la fundación de Milner donó millones a una campaña de GoFundMe para la ayuda a los refugiados dirigida por Ashton Kutcher y su esposa Mila Kunis, que es ucraniana-americana.

Las empresas individuales también se ven afectadas por los cambios en las normas internacionales. La empresa israelí de baterías StoreDot Ltd. y la plataforma de transporte Via Transportation Inc., con sede en Nueva York, han recibido dinero de fondos respaldados por Roman Abramovich, un oligarca ruso que ahora está sancionado en el Reino Unido. A principios de este mes, la empresa neoyorquina de reparto Buyk, parcialmente propiedad de Sberbank, llevó a cabo un furlough (licencia temporal por necesidades especiales de una empresa o empleador ya sea por condiciones económicas de un empleador concreto o de la sociedad en su conjunto) a su CEO y a 900 empleados. Los límites de Moscú a las transferencias de fondos prohibieron a los fundadores rusos de Buyk, que habían estado financiando la empresa hasta su próxima ronda de financiación, transferir dinero en efectivo fuera del país a la empresa.

En el caso de Fort Ross Ventures, con sede en Menlo Park, la empresa que tiene a Sberbank como principal inversor gestiona unos US$500 millones y está trabajando activamente para asegurarse de que cumple con las últimas normas. Orlovski, el socio gerente, pasó más de siete años en Sberbank antes de fundar Fort Ross en 2015, y dijo que la firma está analizando las nuevas medidas puestas en marcha contra Rusia y Sberbank. “Aquí no estamos escondiendo el dinero de los oligarcas rusos”, dijo Orlovski. “Vamos a hacer lo necesario para cumplir la ley”.

Fort Ross, que lanzó un nuevo fondo en diciembre, ya dejó deliberadamente a Sberbank fuera de la recaudación de fondos en un intento de distanciarse del banco ruso, dijo Orlovski. Ahora, debido a que Sberbank no está en la lista estadounidense de Specially Designated Nationals (Nacionales Especialmente Designados en español), que contempla las restricciones más severas, Orlovski dijo que la firma aún está analizando qué pasos deberá dar. Por ahora, el inversor no cree que haya un impacto significativo para la empresa. Dijo que Fort Ross no tiene previsto devolver el capital de Sberbank y que la intermediación en la venta de la participación sería una posibilidad, pero la empresa no la está persiguiendo actualmente.

Sin embargo, en el caso de que Estados Unidos decida bloquear completamente a Sberbank, el capital del banco en cualquier fondo quedaría completamente congelado, dijo Brendan Hanifin, socio de Ropes & Gray LLP.

La moralidad de la financiación del capital riesgo puede ser compleja. A menudo, las empresas de inversión en tecnología y las startups creen que su primer deber es construir un gran negocio utilizando cualquier fondo disponible, aunque la financiación privada no ha sido difícil de conseguir en los últimos años. Patricia Cloherty, que tras la caída de la Unión Soviética fue pionera en la inversión de occidente en empresas rusas a través de sus funciones en el U.S. Russia Investment Fund y Delta Private Equity Partners, dijo que las empresas de riesgo solían obedecer la letra de la ley, pero no más. Ahora, por supuesto, obedecer la ley podría ser más complicado a medida que proliferan las sanciones.

“La mayoría de las empresas de riesgo adoran a cualquiera que tenga dinero”, dijo. “Realmente no importa la nacionalidad que tengas”.

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Este artículo fue traducido por Andrea González