Retenciones a la soja: crece la tensión entre el Gobierno argentino y el campo

Frente a la suba de los commodities de alimentos por la guerra, las autoridades buscan medidas para intentar contener los precios. Los productores, en alerta

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Buenos Aires — La tensión entre el Gobierno argentino y el campo volvió a aumentar luego de que el Ministerio de Agricultura de la Nación suspendiera el registro de exportación de la harina y el aceite de soja, con el fin de evaluar un incremento en el porcentaje de retenciones que se aplica a esas ventas al exterior.

Ello se da en un escenario de fuertes aumentos en los precios internacionales de los commodities de alimentos a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que se percibe cada día con más fuerza en el mercado local.

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      • El contexto: Las empresas del sector oleaginoso-cerealero argentino liquidaron en 2021 un total de US$32.808 millones, un récord histórico, y US$12.500 más que en 2020.
      • ¿Cuánto representa la soja? Según CIARA-CEC, “el principal producto de exportación del país es la harina de soja (14,2 % del total)”, seguido por el maíz (11%) y el aceite de soja (6,9%).

La suba de alimentos preocupa al Gobierno, que estudia la aplicación de diversas medidas para prevenir un fuerte impacto en los precios internos. Según estimaciones de Focus Market, los precios de los alimentos en Argentina tuvieron un incremento del 4,8%.

Los dos principales derivados de la molienda de soja actualmente pagan derechos de exportación del 31%, y una de las posibilidades es que el Gobierno suba esa alícuota al 33%.

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Para el caso de los alimentos, el conflicto entre Rusia y Ucrania no colabora porque el precio internacional de maíz y trigo están al alza y forman parte de una amplia y variada cantidad productos de consumo masivo local”, evaluó Focus Market.

En ese sentido, consideró que “desacoplar los precios internos de los internacionales nunca dio resultado a mediano plazo”.

Por otro lado, aumentar las retenciones podría mejorar los números de las cuentas públicas de Argentina, en un momento en el que luce complejo cumplir con la meta de déficit primario consensuada con el FMI, de 2,5% del PBI.

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El rechazo del campo

Ante la decisión de cerrar las exportaciones de aceite y harina de soja como paso previo a un eventual aumento de retenciones sobre esos productos, la Bolsa de Comercio de Rosario expresó su rechazo por considerar que “tendrán un impacto negativo en la producción e industrialización de la oleaginosa”.

La medida anunciada generará un mayor costo para las exportaciones del complejo agroindustrial, presionando a la baja el valor que se podría pagar por la soja. A ello se suma una importante sequía que afecta a la presente campaña, en donde la difícil situación por la que atraviesan muchos productores ha llevado a que varias provincias tuvieran que declarar la emergencia y/o desastre agropecuario”, puntualizó.

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Además, remarcó: “Afecta directamente al polo de procesamiento de soja ubicado en el gran Rosario, actividad clave para diversificar los mercados de destino de la principal fuente de exportación de nuestro país evitando de esa forma la dependencia de unos pocos países compradores de grano de soja”.

El ex presidente de la Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina, manifestó que “los derechos de exportación resultan en una exacción injusta y regresiva para la producción agropecuaria”.

“Si bien se los aplican a los que exportan, siempre los termina pagando el productor primario y por el total de su producción”, criticó. “Se exporte o no porque deprime todo el precio que recibimos. Siempre he sostenido que no debieran existir esos derechos, mal llamados retenciones, y, por lo tanto, tampoco los derechos diferenciales”, analizó.

Si lo que quieren corregir es eso, debería ser bajando la alícuota que nos descuentan a los productores, y no aumentándola”, argumentó en declaraciones a Bloomberg Línea. “El mundo que vivimos en estos días necesitará más de la producción argentina, y en vez de alentar a un aumento generando, un círculo virtuoso de mayor confianza que traiga mayor inversión y trabajo, con medidas de este tipo sólo se genera más desconfianza, que necesariamente será menos inversión y menos trabajo”, pronosticó.

De ese modo, el referente del sector agropecuario subrayó: “Sólo se pueden entender bajo una mirada extractiva sobre el campo y por la necesidad de ajustar el déficit público, enfilando por el camino errado de mayor presión impositiva, en vez de encarar sobre los brutales y descontrolados gastos Inútiles del Estado”.

Por su parte, Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina, opinó que “es una mala señal”.

Es un diferencial que beneficiaba al sector industrial y no a nosotros, porque los granos, sean para industrializar o exportar, siempre nos pagan con un descuento del 33%”, aclaró Achetoni.

La crítica de la oposición

“Pésima noticia el cierre de exportaciones de aceite y harina de soja, así como el potencial aumento de retenciones”, dijo el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta en redes sociales.

En redes sociales, el referente de la oposición apuntó: “Sólo diez días después de haber prometido que no harían nada de esto, el Gobierno demuestra que su palabra no tiene valor y hace exactamente lo mismo que dijo que no iba a hacer”.

Entre ambos productos, en 2020 generaron casi 20 mil millones de dólares al país. Eso es crecimiento, es trabajo, es un aporte enorme a nuestra economía tan golpeada y es el fruto del trabajo de miles y miles de personas que dejan la vida por cultivar nuestra tierra”, justificó.

En tanto, el diputado Alejandro Cacace resaltó: “Ante el cierre de las exportaciones de aceite y harina de soja, es importante advertir que cualquier alícuota para cobrar derechos de exportación que se fije o haya fijado para regir a partir de 2022 es inconstitucional”.

“Los decretos 851 y 852 de diciembre de 2021 que establecieron las alícuotas que regirían para el año 2022 devinieron inconstitucionales. Las retenciones deben pasar por el Congreso”, insistió el legislador.

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