“El hambre crónica supone un reto para Colombia”, reitera FAO tras la polémica

En entrevista con Bloomberg Línea, el economista jefe de FAO, Máximo Torero, ahondó en las razones de la situación del hambre en Colombia, tras el polémico informe

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El hambre crónica sigue siendo un reto para Colombia en la medida en la que algunos de los principales indicadores de esta problemática mostraron una situación de deterioro en las últimas estimaciones de la FAO, dijo a Bloomberg Línea el economista jefe de ese organismo de Naciones Unidas, Máximo Torero.

“Las últimas estimaciones que tenemos sobre la prevalencia de subnutrición crónica y la prevalencia de inseguridad alimentaria crónica severa o moderada en Colombia mostraron una situación de deterioro”, dijo el economista peruano.

Según mencionó, el país suramericano se enfrenta a “dificultades que son comunes para muchas otras naciones de la región”, como el aumento de la inflación y el desempleo, y los choques de ingresos asociados a la pandemia.

Entre 2018 y 2020 el 8,8% de la población colombiana (equivalente a 4,4 millones de personas) tenía un consumo habitual de energía alimentaria por debajo del mínimo requerido para mantener una vida activa y saludable normal.

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Según Torero, esta cifra es un punto porcentual más alta que en el período 2017-2019 y casi dos puntos más que entre 2016-2018.

“El mismo patrón de aumento de la inseguridad alimentaria se observó utilizando los indicadores basados en la Escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES, por sus siglas en inglés)”, apuntó.

Según cifras oficiales, en 2020 la economía colombiana se contrajo un 6,8% y repuntó para registrar un crecimiento del 10,6% en 2021.

Sin embargo, se estima que se ralentizaría hasta el 4,1% en 2022 y el 3,5% en 2023, de acuerdo a las Perspectivas Económicas Mundiales de enero de este año del Banco Mundial.

La crisis de los migrantes

Concretamente en el caso de Colombia, Torero dice que la afluencia de migrantes a gran escala agrava aún más la situación, lo que ha sido “una preocupación y una alerta transmitida por el informe Hunger Hotspots”.

El número de migrantes venezolanos en Colombia creció de los 23.573 de 2014 a más de 1,8 millones hasta agosto de 2021 a medida que la crisis social y económica se ha recrudecido en Venezuela, según cifras divulgadas por Migración Colombia.

La entidad indica que para 2015, cuando Venezuela cerró la frontera entre ambos países, había en Colombia 31.471 migrantes venezolanos, que se incrementaron a 53.747 en 2016; 403.702 en 2017; 1.174.743 en 2018; 1.771.237 en 2019 y luego bajaron a 1.729.537 en 2020 durante la pandemia.

A propósito, Máximo Torero manifestó que una afluencia inesperada de migrantes “tiene el potencial de crear situaciones de inseguridad alimentaria en el país receptor, ya que el acceso a los alimentos de las nuevas poblaciones dependerá de la capacidad de los mercados laborales del país receptor para absorberlos”.

“En los países latinoamericanos, esto ocurre normalmente en los mercados informales, que se caracterizan por implicar actividades de baja productividad y bajos ingresos”, comentó el especialista de la FAO.

Analiza además que “los sistemas de protección social de los países están diseñados para atender a la población ‘local’ en situación de necesidad o vulnerabilidad. En este sentido, la población migrante queda naturalmente excluida de estos mecanismos de red de seguridad social, que normalmente alivian las situaciones de pobreza y seguridad alimentaria en un país, en particular en un contexto como el que se vive debido al Covid-19″.

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La lupa en la inflación de alimentos

El economista jefe de la FAO mencionó que los precios al consumidor, y en particular de los alimentos, son un importante indicador del acceso de la población a estos y, en última instancia, de la inseguridad alimentaria.

Al respecto, analiza que el año pasado “se registró un aumento de los precios (por encima de la tasa pandémica) desencadenado por muchos factores, como el aumento de la demanda, debido a la recuperación económica, las perturbaciones relacionadas con el Covid-19 y los altos precios de los productos energéticos y alimentarios”.

Es así que la inflación en el país pasó de una tasa anual de 1,6% en 2020 a 5,2% en 2021 y el aumento de los precios de los alimentos “es el factor más importante” para explicar ese resultado, según indica.

“La inflación de alimentos contribuyó con 2,3 puntos porcentuales de la inflación total de 5,2% registrada en el país en 2021. Esta es una contribución relativa del 44%, que es mayor que la contribución de la inflación de alimentos observada en 2020 (37%)”, analizó.

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Un informe que no le gustó al Gobierno

A finales de enero el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la FAO publicaron un informe que indica que al menos 7,3 millones de colombianos requerirán asistencia alimentaria en 2022 ante una combinación de factores que van desde la crisis de migrantes venezolanos, hasta la inestabilidad política y el recrudecimiento del conflicto armado.

Los organismos lamentaron además que el acceso de la asistencia humanitaria a Colombia es muy restringido y proyecta que esto empeore en las zonas afectadas por el conflicto.

Pero el Gobierno colombiano se mostró crítico frente a esa publicación al considerar que supuestamente desconoce los adelantos del país en la materia y por ende pidió que se retire a Colombia del mapa.

Agregó que este reporte lo tomó por sorpresa e indicó que supuestamente “no tiene suficientes cifras que lo soporten”, por lo que ha pedido rectificaciones, según dijo en su momento la vicepresidenta y canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez.

Los antecedentes de la situación

Ya en agosto del año pasado otro informe de la FAO concluyó que “la inestabilidad social y la crisis económica” son los factores clave de la inseguridad alimentaria que afecta a Colombia y a los migrantes venezolanos en el país.

Ubicó además al país suramericano junto a otros con graves problemas para garantizar la alimentación como Afganistán, Burkina Faso, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Haití, Honduras, Sudán y la República Árabe Siria.

Colombia junto con Chad, la República Popular Democrática de Corea, Myanmar, Kenia y Nicaragua “se han agregado a la lista de puntos críticos, en comparación con la edición de marzo de 2021 del informe”, según la ONU. Entre tanto, Venezuela no está incluida por falta de datos recientes.