Bogotá — El 2021 fue un año de recuperación para la mayoría de países que vivieron su peor crisis económica y social en 2020 por las restricciones para contener el coronavirus, esta situación junto a otros factores hicieron que en América Latina muchos sintieran un dólar más caro, bueno para unos y malo para otros.
El año pasado cuatro monedas de Latinoamérica cerraron el año como las más depreciadas frente al billete verde, el ranking lo lideró la lira turca (94,8%), seguido por el peso argentino (20,5%), el chileno (18,7%), el colombiano (17%) y el sol peruano (11,9%).
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En el caso colombiano, el peso perdió valor frente al dólar en 2021 por varias razones tanto externas como internas, entre estas, la alta inflación en el mundo, el cambio de expectativas en la FED sobre las tasas de interés, la incertidumbre por las elecciones de 2022 en el país y un repunte más rápido de las importaciones que las exportaciones que terminó, por ejemplo, en más salida de dólares que ingresos de estos al país.
El buen momento de las monedas de América Latina
Todo este contexto para decir que el 2022 arrancó con pie derecho para las monedas de América Latina que están entre las que lideran las ganancias frente al dólar en el mundo y en los mercados emergentes.
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“Dentro de los factores que sustentan el avance (de las monedas latinas) se encuentran: 1) el mayor precio de las materias primas; 2) el carry que generan los mayores incrementos en las tasas de interés de los bancos centrales de la región; y 3) la afectación relativamente baja en flujos comerciales con los países protagonistas en las tensiones geopolíticas”, explica un informe de investigaciones económicas del Banco de Bogotá.
En palabras de Felipe Campos, director de investigaciones económicas de Alianza Valores, hay al menos dos razones principales por las que a las monedas de Latinoamérica les está yendo tan bien frente al dólar en lo corrido de 2022: “la tranquilidad poselectoral en la región que ha terminado jalonando a Colombia antes de que llegara la guerra entre Rusia y Ucrania y la fortaleza de las materias primas”.
En el frente opuesto, vale decir que el rublo ruso concentra las mayores pérdidas frente al dólar (37% en lo que va del año), reflejando el choque geopolítico entre Ucrania y Rusia, junto a las sanciones que se han interpuesto por parte de la comunidad internacional, añade el documento del banco.
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¿Qué tanto tiempo durará el buen momento?
Luego de entender lo anterior, es importante preguntarse qué tanto puede permanecer la buena racha de las monedas de América Latina frente al dólar. Para esto Bloomberg Línea consultó a los expertos que dejan entrever que, aunque depende de varios factores, el buen momento podría prolongarse al menos hasta el segundo semestre de 2022.
“Vemos una muy buena señal que nos va a acompañar y es impresionante, esto no es normal, nuestras bolsas en la región y monedas latinas liderando el mundo. Esa es una señal de confianza de que si otros elementos como los políticos logran ser estabilizados hay mucho valor”, resaltó Campos.
El experto de Alianza Valores agregó que aunque todavía hay eventos que faltan por desarrollarse como las elecciones en Colombia y una posible recesión del mundo por alta inflación, la guerra, entre otros factores, “se esperaría que en 2023 esto sea mucho más claro, los fundamentales de Colombia mejoren mucho más rápido que los de la región y se comience a tener mucho más apetito por nosotros. Esto podría llevar el dólar a $3.200 o $3.300 pero eso sería en 2023 cuando podamos superar temas políticos y una potencial recesión global”.
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En línea con lo expuesto Ana Vera, economista jefe de IN ON Capital, explicó que han visto que “a mayor precio del petróleo, las otras monedas se están volviendo más fuertes respecto al dólar americano y las que más se han favorecido son las de países productores de petróleo y minerales como Brasil, Perú y Colombia, así mismo Chile. Mientras que las monedas de Europa del este se castigan ante la incertidumbre de la guerra”.
A la pregunta de cuánto podría durar esta tendencia, Vera respondió que ello “podría mantenerse hasta el segundo semestre de 2022, en la medida en que los políticos de la región sigan favoreciendo la industria extractiva. Si por el contrario en el caso de Perú, Colombia y Chile se opta por restringir la explotación de materias primas como lo anunciaron algunos de los candidatos presidente, la tendencia se revertiría y generaría flujos de salida especialmente hacia Asia emergente”.
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Hay que recordar que el precio del petróleo Brent -referencia internacional para Colombia- se ha mantenido por encima de los US$100 en medio de la guerra de Rusia contra Ucrania tocando valores que no se veían desde 2014. Esto tiene sus pros y sus contras para Colombia.
Lo anterior generaría un viento de cola en la producción local. Estimaciones de asociaciones petroleras en el país indicaron que, por cada dólar que suba el petróleo, la producción en el país sube entre 10 y 12.000 barriles por día (mbd) el año siguiente. De este modo, si el Brent se ubica en promedio en US$100, US$30 por encima de 2021, la producción podría aumentar hasta 300 mbd en 2023, por los mayores niveles de inversión que se darían tanto en la fase de exploración como de explotación, detalla el informe del Banco de Bogotá.
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