Miguel Kiguel: “El FMI prefirió un programa muy tibio que no soluciona nada”

El economista advirtió que será necesario un waiver por el déficit, ya que será “mucho más difícil poder eliminar los subsidios” energéticos a raíz de la guerra en Ucrania

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Buenos Aires — El director de la consultora EconViews, Miguel Kiguel, consideró en una entrevista con Bloomberg Línea que la meta de déficit fiscal planteada en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) era cumplible, pero antes de que se desatara la la guerra entre Ucrania y Rusia.

Además, el ex jefe de asesores y subsecretario de Financiamiento en el Ministerio de Economía pronosticó que las tarifas de energía tendrán un aumento que estará en torno al 100% para la parte de la población que deje de percibir subsidios y alertó que “el precio del petróleo va a seguir alto”, lo cual “genera un manto de incertidumbre”.

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Kiguel, con pasado en la subgerencia general de Economía y Finanzas en el Banco Central (BCRA), agregó que la inflación anual podría ubicarse en torno al 56%, es decir, por encima del rango estipulado con el organismo multilateral, de entre 38% y 48%. Sin embargo, advirtió que ello “no afecta a los desembolsos” del FMI.

La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.

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¿Cómo ves el acuerdo que se encamina a cerrar el Gobierno con el FMI?

Es un acuerdo light que no conforma a ninguno. Desde el punto de vista político, al Gobierno le resulta duro de tragar porque implica reducción de déficit fiscal, un objetivo de reservas más agresivo, y hay sectores que están muy opuestos a los aumentos de tarifas. En la oposición tampoco están conformes porque perciben que no resuelve ningún problema. Los grandes desequilibrios como riesgo país, inflación y brecha cambiaria no se resuelven. Además, está la bola de deuda en pesos. Al Fondo tampoco lo conforma porque siempre habló de un programa integral para atacar todos los desequilibrios y eso tampoco se logra. Es un programa que busca que la Argentina siga en un diálogo. No hay mucho más porque no son las típicas medidas que firma en un acuerdo el FMI. Desde el punto de vista económico, busca fundamentalmente limitar el daño, que en la medida de lo posible empiece a encaminarse la economía y los desequilibrios que hay no se deterioren y mejoren marginalmente. Claramente, en Washington no ven esto como un programa que haga la deuda sustentable, devuelva el crecimiento, baje la pobreza, que haga de Argentina un país creíble. Es simplemente aguantar.

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¿Por qué creés que las condiciones son diferentes a las que se negociaron en esta oportunidad?

Creo que el Fondo quería un programa que fuera realista, creíble y cumplible. Creo que buscó y pensó que en este momento no había plafón político para poder tener objetivos más ambiciosos. Hay un tema con el que el Fondo de alguna forma tuvo una experiencia muy mala en la Argentina, que es cuando dejó flotar el tipo de cambio y se equivocó mal. La política cambiaria del programa con Mauricio Macri fue muy equivocada y entraron con “cola de paja” a esa parte del acuerdo. Toleraron una brecha muy grande. En ese marco, sabiendo que no había mucho plafón para negociar, prefirió ir por un programa muy tibio que no soluciona nada. Así y todo creo que resultó lo que era posible. Entre nada y un posible que no convencía, prefirieron un posible que no los convencía.

Y con relación a lo posible, ¿cómo ves la posibilidad de que se cumpla la meta de déficit?

La meta de déficit, si bien no parece demasiado ambiciosa porque es bajar un poquito más de medio punto, tenía sus desafíos porque este año no habría Impuesto a la Riqueza. Es desafiante porque tienen que bajar un déficit, habiendo perdido ingresos, pero es una meta que, dentro de todo, era posible de llegar con un poco de crecimiento, controlando algunos gastos como transferencias a provincias, controlando un poco más los planes sociales. Este año no hay gasto electoral. Me parece que era posible antes de la guerra de Ucrania. Hay que importar mucho petróleo y gas por el tema energético. En esa línea complica la meta de déficit fiscal, pero en líneas generales no era una meta ni demasiado ambiciosa ni muy difícil de cumplir. Dentro de todo, era una meta que con esfuerzo se podía cumplir.

En cuanto a las metas, ¿cómo ves el crecimiento de la economía para este año? Hay pronósticos bastante dispares dentro de las consultoras privadas.

Tenemos un crecimiento bastante cercano a lo que está en el programa, entre 3,5% y 4%, más cerca del 4%. Casi en la mitad de lo que está en el programa con el Fondo como intención o como pronóstico. Creo que los que estaban más pesimistas con el crecimiento, esperaban mucho más ajuste económico, más suba de tarifas, más devaluación, más inflación, que no parece que va a ser el caso, dadas la características del programa, que no va a tener tanto ajuste, no va a ser tan dramático. Creo que la economía puede crecer un poco más. No te olvides que tenes más de tres puntos de arrastre estadístico del año pasado, con lo cual, un poquito de crecimiento ya te pone en 4 puntos, que creo que es lo que va a pasar. El arrastre estadístico fue muy importante para ver el número de este año. El PIB se mide en promedio anual, que es el número que se publica. Creo que mucho de esa parte es arrastre estadístico y un poco de crecimiento genuino este año, que va a ser una parte muy chica de lo que se publique en el PIB de este año.

¿Qué podemos esperar de la inflación? Es otra de las preocupaciones que el Gobierno no logra resolver.

La inflación en parte, obviamente, va a depender de cuánto sea el aumento de tarifas y del tipo de cambio. En la medida en que eso no vaya en los niveles que esperábamos en un programa con el Fondo, puede ser mucho más chico. De cualquier forma, la inflación va a ser más alta que el año pasado. Es muy difícil que sea más baja que el año pasado porque en 2021 no hubo aumento de tarifas, fue de casi 9%. Este año, cuando todo esté dicho, va a estar más cerca de entre 40% y 50%. El año pasado, el tipo de cambio se devaluó 21% y este año seguramente, como piso, vas a estar en un 45% y probablemente más. Entonces, creo que la inflación va a ser muy difícil respecto del año pasado. El consenso de los economistas en el famoso REM está en 55%. Nosotros estamos un poquito más arriba, en 56%. Creo que si hay una buena noticia del programa con el Fondo es que la inflación no se va a disparar. No hay indicios de que la inflación se escape, pero difícilmente va a bajar y probablemente va a ser un poquito más alto que el año pasado.

Dentro del rango que se dio a conocer de lo que se está por firmar con el FMI, se habla de entre 38% y 48%. ¿Qué pasa si no se cumple con esa meta?

Hay distintas metas. Hay metas del programa y metas que son indicativas. Las metas que se miden en el programa son solamente tres: déficit, acumulación de reservas y el financiamiento que da el BCRA al Tesoro. Esas son las tres metas que se van a medir mucho más. Después, miden otras cosas. Si la inflación se escapa, va a haber una charla. Si se escapa un poco, el Fondo dirá “¿Qué pensás hacer para corregir ese desvío?”, pero no afecta a los desembolsos del FMI.

Con relación al tema tarifas, ¿cuánto se puede esperar de aumento para ese 10% de la población que va a dejar de percibir los subsidios?

Puede ser 100%. No creo que lo aumente un 300% porque sería muy desequilibrado con respecto al resto de la economía. Va a estar en el orden de los tres dígitos, pero serán tres dígitos bajos. De cualquier forma, pensamos que con eso no va a alcanzar. Si tenés el problema del aumento del gas natural licuado que, como es de público conocimiento, se multiplicó desde el año pasado por 5, 6 o 7, no sabemos. No sabemos cuánto gas podremos comprar a Bolivia. Creo que va ser mucho más difícil poder cumplir o eliminar los subsidios como está en el programa. Eso va a ser un desafío enorme para el Gobierno y yo ya estoy anticipando que ahí va a pedir una dispensa por el deterioro de las condiciones externas. A lo sumo, serán altas para alguna gente, pero creo que para la mayoría de los casos van a ser más altas de lo que está presupuestado en el programa, porque las condiciones se han deteriorado bastante respecto de cuando se diseñó el programa.

¿Estás previendo que antes de que se firme el acuerdo se van a tener que hacer ciertas revisiones en el marco de la guerra entre Ucrania y Rusia?

Creo que las revisiones van a venir en la primera revisión, que se va a hacer en junio o julio. Ahí vamos a ver bien cómo está la cosa. Ahí estará el grueso de las compras de gas que tiene que hacer la Argentina y casi todas esas compras se hacen al contado, con dólares. Ahí, dependiendo de cómo estén las cuentas, va a haber un mejor diagnóstico y veremos qué se decide.

Otro punto importante que mencionabas es el de las reservas internacionales y el objetivo de la acumulación que le da poder de fuego al Banco Central, ¿ves la posibilidad de que puedan incrementarse las reservas netas?

Por reservas netas hay que ver bien qué se define. Por empezar, creo que lo que va a prestarle el FMI al Tesoro, que son los Derechos Especiales de Giro, eventualmente se va a poder sumar a las reservas porque el Tesoro se lo va a vender al Banco Central. Eso es una parte importante del aumento de las reservas que está en el objetivo. La meta es aumentar en US$5.800 millones. Unos US$4.200 venían del FMI, pero el problema es que en los primeros dos meses del año se perdieron más o menos unos US$2.500 millones. La meta es anual. El Central va a tener que comprar esos US$1.600 millones que le faltan para llegar a US$ 5.800 y tiene que comprar además los US$2.500 millones que cayeron en los primeros dos meses. Eso tiene que hacerlo en un contexto donde el precio del petróleo va a seguir alto, entonces eso genera un manto de incertidumbre que iremos viendo durante el año. Y la otra gran pregunta es el tipo de cambio y la brecha. Si la brecha sigue en estos niveles, subir las reservas US$5.800 millones va a ser un gran desafío.

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