Expectativas de inflación en Colombia no son alarmantes para codirector Steiner

Asegura que con una inflación del 8% es razonable que hayan subido a alrededor del 3,5%. Cree que la Junta mantendrá la gradualidad en el alza de tasas

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Bogotá — El sábado anterior el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reveló que la variación anual de precios en Colombia durante los últimos 12 meses había sido del 8,01%, lo cual fue superior a lo que el mercado estaba esperando.

Este miércoles Roberto Steiner, codirector del Banco de la República, participó de un conversatorio del Grupo Bancolombia en el cual explicó que, si bien inquieta el comportamiento alcista de la inflación y de sus expectativas, estas últimas aún no están en niveles alarmantes, sino más bien, que están “razonablemente ancladas”.

“La inflación cerraría el 2022 por encima de la meta del Banco de la República, pero terminaría 2023 muy cerca de la meta del banco”, manifestó el integrante de la Junta que se reunirá el próximo 31 de marzo.

Además, añadió que “lo que se ve en las encuestas, entonces, es que las expectativas están razonablemente bien ancladas. 3,5% no es número para quedar perplejos. Estamos hablando de que la inflación hoy en día es 8%. Cundo eso pasa, y las expectativas a un horizonte de tiempo razonable están entre 3,5% y 4%, creo que debemos mirar esto con cierto optimismo”.

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Sin embargo, precisó que “nos gustaría que esas expectativas estuviesen en 3%, pero estamos hablando de una inflación que está en 8%. Esto nos pone en un escenario que no es tan distinto al de 2017, cuando subió la inflación por choques de ofertas, especialmente, la de alimentos, pero las expectativas de inflación no superaron el 4%. Es cierto, las expectativas están subiendo, pero a un horizonte razonable son bastante más bajas que la inflación actual”, dijo.

Sobre el impacto que pudo tener el incremento salarial en los niveles actuales de inflación, Steiner sostuvo que “el aumento del salario mínimo de 10% o un poco más no tiene un efecto directo muy alto. Es muy pequeño, de hecho. Pero lo más grave son los efectos con respecto a cómo los empresarios empiezan a percibir el aumento de precios. Cuando el referente es mucho más alto de 3%, no digo que sea 10%, es muy grave”.

Incluso, el economista explicó que “el 60% de la canasta del IPC está indexado o a la inflación o al salario mínimo o a ambos. El alza del salario mínimo se vuelve un referente para los ajustes de precios que se van a dar a lo largo del año. Esa inflación hace que se les complique la vida a los bancos centrales”.

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En esa misma línea, el codirector manifestó que “tenemos un escenario mucho más retador que, por ejemplo, Estados Unidos. Los malos resultados que se pueden dar en un año en la inflación por oferta se pueden corregir rápidamente en economías que no tienen procesos de indexación tan prevalecientes, como no ocurre con la colombiana”.

Finalmente, sobre el ritmo al que se realizarán los ajustes de política monetaria dijo que “yo creo que la gradualidad sigue estando ahí. No creo que haya cambiado mucho la noción de gradualidad. Lo que ha cambiado radicalmente es que la inflación es más alta, las expectativas de inflación son más altas y el crecimiento económico es mucho más alto”.

Ante ello, agregó que “el proceso de normalización que se tenía hace unos meses, no es el mismo que se tiene ahora. Pero la lógica del análisis sigue siendo la misma: seguirnos moviendo gradualmente a medida que vamos entendiendo lo que está ocurriendo”.

Por último, concluyó diciendo que “los datos evolucionan continuamente. Y cuando nos reunamos otra vez tomaremos las decisiones que nos correspondan”.

Previo a ello insistió en que “la inflación es el impuesto más regresivo de todos. Si el banco central, preocupado por la inflación, aprieta la política monetaria, tiene un efecto sobre la actividad productiva, pero es de corto plazo. Esos costos de corto plazo son los que hay que pagar para tener un crecimiento sostenible en el largo plazo”.

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Y finalizó diciendo que “obviamente, una política monetaria restrictiva en estos momentos tiene un efecto en la actividad económica en los próximos trimestres, pero es lo que garantiza la estabilidad en el mediano y largo plazo, que es el horizonte que tiene un banco central independiente. Aquí no hay contradicciones. Nosotros, al preocuparnos por la inflación, nos estamos preocupando por la equidad y por crear las condiciones para crecimientos económicos sostenibles. Nuestro afán no es el crecimiento del PIB el próximo trimestre. Nuestra preocupación es garantizar las condiciones macroeconómicas para un crecimiento sostenible”.