Buenos Aires — Cuando aparecía la luz al final del túnel para la Argentina en sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, el encarecimiento de la energía empieza a sumar presión, y a pocos meses de la llegada del invierno. Es que el costo de importar energía, y sobre todo el gas, mantiene una tendencia al alza, que podría derivar en una fuerte suba en el gasto público e incluso en una menor disponibilidad para las industrias, de acuerdo con pronósticos del sector privado.
Argentina, como importador neto de energía, deberá seguir de cerca los movimientos en los precios frente a la proximidad de menores temperaturas. Así, es de esperar una mayor diferencia entre lo que pagan los usuarios y el costo real.
A su vez, ello será un factor de evaluación para el Fondo Monetario Internacional (FMI), que puso la lupa en los subsidios energéticos.
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En diálogo con Bloomberg Línea, Daniel Dreizzen, director en Energía de la consultora económica Ecolatina, evaluó que, ante la suba de precios internacionales, es probable que el Gobierno no acepte esos precios: “Es muchísima plata, con lo cual no importarán tanto y se verá restringida la disponibilidad de gas en invierno para las industrias. A los residenciales le van a dar”.
“No creo que el Gobierno convalide estos precios de gas licuado”, estimó y sostuvo que “será la industria la que tendrá restricciones de gas, probablemente”.
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“El gráfico es un ejercicio de mantener los mismos volúmenes de exportación e importación de 2021 y los precios actuales. No creo que el Gobierno gaste esa plata en gas licuado”, expresó el especialista.
El impacto en la balanza comercial
Según la consultora EcoGo, “el salto de los precios de la energía impactará negativamente en el saldo comercial, a pesar de las mejoras de los precios de los cereales”. “Estimamos un deterioro del saldo energético cercano a los US$ 6.000 millones, con importaciones duplicándose respecto a 2021″, indicó.
Además, manifestó: “Las ventas externas crecerían levemente respecto de los niveles de 2021, gracias al incremento de los precios observados desde fin de año por la sequía y la guerra. La estimación de las ventas pasó de US$ 31,7 millones a US$ 37 millones en la actualidad”.
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