Por Matheus Mans para Mercado Bitcoin
São Paulo – Por un lado está el metaverso, el entorno virtual que simula los espacios físicos del mundo real. Por otro lado, los NFT (siglas en inglés para tokens no fungibles), imágenes registradas en la tecnología blockchain y vendidas digitalmente con la característica de ser únicas. Y del encuentro de ambos surge un nuevo mercado: la creación de zonas exclusivas dentro de este ecosistema de realidad paralela, donde el acceso está condicionado a la posesión de un NFT específico, que funcionaría como una especie de “ingreso”.
Esta nueva modalidad de espacio dentro del metaverso crea oportunidades para que las empresas promuevan eventos sociales, espectáculos o fiestas con la participación exclusiva de quienes hayan adquirido el token no fungible vinculado al evento. Ya existen proyectos con este diseño. Como el Fancy Bears Metaverse, o simplemente FBM, un metaverso centrado en las redes sociales, el entretenimiento y las celebridades.
La idea es que, dentro de este universo virtual de FBM, los participantes tengan acceso a personajes famosos, ya sea del mundo artístico o deportivo, o a influencers que formen parte del Fancy Bears Club. Mientras tengan el NFT para entrar en este mundo.
Ganarse a los artistas
Además de las empresas, los entornos exclusivos del metaverso también atraen a algunos artistas que buscan ganar más espacio entre sus fans. El rapero estadounidense Snoop Dog, por ejemplo, fue uno de los pioneros en crear experiencias personalizadas en el metaverso, con los NFT.
El músico compró recientemente Death Row Records, el sello discográfico con sede en Los Ángeles en el que comenzó su carrera, con el objetivo de convertirlo en un sello dentro del metaverso utilizando los tokens no fungibles específicamente para espectáculos y lanzamientos.
“Las NFT empezaron a popularizarse con las colecciones de arte digital, como CryptoPunks y Bored Ape Yatch Club, que ganaron protagonismo en los medios de comunicación por sus elevados valores (de comercialización)”, afirma Cesar Sponchiado, fundador y CEO de Tunad, una empresa brasileña especializada en marketing.
“El metaverso aún está en sus inícios y la entrada principal de Meta (propietaria de la red social Facebook) ha puesto el asunto en el ‘hype’. El NFT dentro del metaverso sin duda potenciará el uso de este recurso cuando este entorno virtual esté más presente en la vida cotidiana de las personas”, añade Sponchiado.
Riesgo de segregación
Tener acceso exclusivo a un ambiente que nació con la propuesta de ser un lugar para muchos, para unir a la gente y no crear barreras, abre una ventana a la discusión que ya se plantean algunos especialistas: la segregación.
La preocupación viene del hecho de que estos nuevos recintos dentro del metaverso se vuelven cada vez más restrictivos, sobre todo cuando el acceso a ellos depende del poder financiero para la adquisición de NFTs, como los de los famosos monos del Bored Ape Yatch Club, accesibles sólo para los más adinerados.
Ivan Rodrigo Novais, estudiante de doctorado en Sociología en la Universidad de Beira Interior, Portugal, especializado en globalización y estudios culturales, valora que el metaverso suele ser un buen espacio de convivencia, pero también hay que ser consciente de los problemas de este tipo.
“El metaverso puede ser un entorno en el que las relaciones sociales y las dinámicas relacionadas con ellas crecen a partir de las oportunidades”, afirma. Sin embargo, Novais llama la atención sobre el reto de llevar la NFT a un nivel de interacción en el que las personas puedan tener una convivencia armoniosa, y no segregadora, en ese entorno. “Eso es algo que todavía está por entender”.