Emprendedoras que empoderan mujeres: Startups por la equidad de género en Latinoamérica

Laboratoria, ProyectoMoms y Blancos y Bancos son tres startups de mujeres para mujeres que están reduciendo las brechas de género en la región.

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Romper las brechas y los estereotipos sociales de género ha sido la lucha de muchas mujeres en el mundo en las últimas décadas. Y, desde sus trincheras, las mujeres emprendedoras en Latinoamérica trabajan para disminuir todo tipo de gaps. Es el caso de Mariana Costa y Gabriela Rocha, cofundadoras del bootcamp tecnológico para mujeres Laboratoria, que han integrado a 2.400 mujeres en puestos tecnológicos (tradicionalmente dominados por hombres) en empresas de diversos sectores e industrias.

En 2013, las emprendedoras y su equipo abrieron una agencia de desarrollo web y ahí descubrieron que no había mujeres que se postularan a las vacantes que ofrecían. “Descubrimos esta brecha de género abismal, pues entonces sólo el 10% de desarrolladores de software eran mujeres y ahí nos dimos cuenta de que había un problema”, recuerda Gabriela Rocha, COO de Laboratoria.

Entonces decidieron hacer algo para disminuir la brecha de género en puestos de tecnología y crear un bootcamp para capacitarlas y así pudieran integrarse al campo laboral. Así nació Laboratoria en Lima, Perú, en 2014.

La startup peruana pronto se expandió a Chile, México, Brasil y Colombia. Y hoy se ha convertido en una fuente de talento tecnológico femenino para más de 950 empresas líderes en América Latina que van desde comercio y banca hasta logística y fintech.

Empoderamiento femenino integral

El impacto de Laboratoria no se limita a disminuir la brecha de género en los puestos tecnológicos. Su premisa es seleccionar a mujeres con un gran potencial y muchas ganas de salir adelante que no tuvieron acceso a oportunidades educativas y laborales. Rocha explica que las forman a lo largo de 6 meses en un programa inmersivo e intensivo de desarrollo web o diseño de experiencia de usuario.

Y para que el empoderamiento sea integral, el programa de Laboratoria cuenta con un componente de desarrollo socioemocional. Los creadores de esta startup consideran que las habilidades blandas (de comunicación, planeación, liderazgo y trabajo en equipo) son igual de importantes que las técnicas para tener éxito laboral.

La misión de Laboratoria “es básicamente transformar la vida de estas mujeres a través de carreras en tecnología y de esa manera contribuir con mayor diversidad en la industria”, apunta Rocha. La ventaja para las estudiantes, que vienen de sectores desfavorecidos, es que el programa es gratuito y pagan hasta que han conseguido un trabajo.

“Felizmente las empresas están buscando contratar más mujeres para sus equipos, no porque tienen que checar una casilla de equidad, sino porque empiezan a ver el valor de mayor diversidad de sus equipos”, afirma Rocha.

La tasa de colocación de las egresadas de Laboratoria es del 85%. Y estas mujeres acceden a empleos competitivos ganando tres veces más de lo que ganaban antes en los principales bancos de Latinoamérica, incluso algunas trabajan para empresas en Silicon Valley, en Estados Unidos.

Previo a la pandemia las capacitaciones eran presenciales, pero cambiar a online ha abierto más la oferta a otras nacionalidades. “Tenemos muchas estudiantes venezolanas y ecuatorianas”, ejemplifica Rocha.

Y debido a la demanda y al interés de más mujeres a entrar al bootcamp de Laboratoria, lanzaron el programa Código M en el marco del Día Internacional de la Mujer. Se trata de un conjunto de charlas, talleres, exposiciones y actividades que les permitirá a las participantes conocer las alternativas que ofrece el mundo tech, cómo comenzar, y conectar con mujeres inspiradoras que también empezaron a trabajar con tecnología desde cero.

La meta es impactar a 4.000 mujeres en 3 años, las cuales adquirirán nuevas habilidades digitales para conseguir un empleo. Para ello, cuentan con una inversión de alrededor de 500.000 dólares otorgados por donantes como Google.Org y Citi Foundation.

Más returnships para lograr equidad de talento

En una charla de café surgió ProyectoMoms, una plataforma que conecta mujeres profesionistas con empresas comprometidas con la equidad de género que ofrecen ofertas de trabajo de medio tiempo o con jornadas flexibles.

Cristina Muñoz y Belén Muñoz habían trabajado por diez años juntas y se encontraban en una situación similar: querían seguir desarrollándose profesionalmente a la par que llevaban su rol de mamás. Las emprendedoras chilenas, que casualmente comparten apellido, coincidieron en dicha charla en que hacía falta en América Latina opciones en las que las mujeres pudieran continuar sus carreras laborales con horarios flexibles.

Cristina, psicóloga de formación, tenía vasta experiencia en selección y reclutamiento en empresas trasnacionales y en su último empleo antes de emprender estaba a cargo de 9 países en la región. En su trabajo notó que un gran dolor de las empresas era contratar mujeres con hijos. “La idea de emprender surgió un poco de la propia necesidad, ya no quería viajar tanto por trabajo”, cuenta la emprendedora, madre de 3 niños.

“Había estado en todas las partes de la moneda, desde el reclutamiento y desde querer conseguir un trabajo flexible o que fuera remoto”, dice Cristina, CEO de ProyectoMoms.

Por su parte, Belén estaba regresando de Inglaterra tras terminar su MBA en Oxford y recién había nacido su primera hija. Pero en Chile no encontraba un trabajo con jornada flexible que le permitiera cuidar de su bebé.

Belén había escrito libros de liderazgo femenino y sabía de las buenas prácticas que existían en Europa para las mamás profesionistas, pero que no existían en América Latina.

Con las experiencias de ambas surgió la idea de crear una plataforma que a través de la tecnología hiciera match entre las mujeres y las empresas contratantes. En 2019 lanzaron la plataforma con dos tipos de empresas como posibles clientes: las grandes que quieren crear un impacto en la diversidad de talento, y las pequeñas o startups, que no necesitan a alguien de tiempo completo, pero sí requieren a alguien con experiencia.

El objetivo es empoderar económicamente a las mujeres y mejorar la calidad de vida de las familias, afirma Cristina. Hasta el momento han colocado más de 300 mujeres y han trabajado con alrededor de 100 empresas. Actualmente la comunidad de ProyectoMoms cuenta con más de 16. 000 usuarias en Chile, Perú, Colombia, Argentina y México.

Con su programa de returnships, es decir, de reintegración de las mujeres al mundo laboral tras la maternidad, varias mujeres han podido regresar al campo laboral.

Cristina explica que han salido a buscar a estas mujeres al espacio doméstico. “No trabajamos con los portales típicos de trabajo, lo hacemos a través de un bot que las encuentra a través de las redes sociales y se les invita de manera muy targuetada a formar parte de nuestra plataforma”.

La mayoría de sus usuarias, para quienes es gratuita la plataforma, llegan de manera orgánica. “Cuando no tienes que hacer grandes campañas de marketing para atraer a tus usuarias quiere decir que efectivamente lo que tú estás ofreciendo una solución a un dolor”, dice convencida.

Las empresas grandes adquieren membresías de contratación para encontrar talento femenino calificado y ayudarles con sus objetivos de diversidad. Mientras que las pequeñas, que normalmente contratan a alguien recién graduado, ven el beneficio de contratar a alguien con mucha experiencia que probablemente ya viene de trabajar en las mejores empresas, explica Cristina.

El propósito de ProyectoMoms es ayudar a las mujeres a no dejar sus carreras profesionales debido a la maternidad. Pero también, asegura Cristina, “es una comunidad que ayuda a las mujeres a trabajar la culpa, a tener las conversaciones sobre los roles de género en el espacio personal, doméstico, pero también en el espacio público y laboral”.

Más oportunidades para restar vulnerabilidades

En Oaxaca, México, una emprendedora trabaja para disminuir la falta de oportunidades laborales para mujeres. En su comunidad Santa Lucía del Camino, Guadalupe Jiménez Muñoz creó Blancos y Bancos un emprendimiento dedicado a la producción de línea de blancos: sábanas, colchas, edredones, cojines y más; y muebles como bancos, sillas, taburetes y bancas, todo ello intervenido con diseños únicos creados por artesanos oaxaqueños.

Esta idea nace de la tristeza de la pérdida de su hermana, que salió de Oaxaca en búsqueda de mejores oportunidades. Guadalupe se cuestiona si su hermana estaría aún con vida si no hubiera estado en una situación de vulnerabilidad en medio de una comunidad acechada por las drogas, la inseguridad y la explotación sexual.

Desde 2017, la emprendedora, diseñadora industrial de profesión, busca brindarles capacitación a las oaxaqueñas en el oficio de carpintería y producción de blancos para que salgan de la violencia económica o al desempleo al que se enfrentan.

Los oficios no tienen género

Jiménez está combatiendo la desigualdad a través del aprendizaje de oficios que la sociedad ha masculinizado: la carpintería y la tapicería. “Parece una tontería, pero cambiar la mentalidad de que estos oficios son sólo de hombres empodera mucho, a mí me fortalecido mucho, me ha cambiado la visión de mi realidad y de la realidad de otras mujeres a través del trabajo digno”.

La idea de Jiménez ha sido bien recibida por su comunidad y por el Instituto Oaxaqueño del Emprendedor que incubó el proyecto en 2019, capacitación que le ayudó a continuar su crecimiento y llevarse el primer lugar en el programa Emergente para emprendimientos de alto impacto de la industria creativa, organizado por Impact Hub Ciudad de México y Citibanamex.

En el taller de Blancos y Bancos hay cinco mujeres que trabajan directamente desde sus casas, aunque el impacto es mayor. En 2020, la demanda de Blancos y Bancos creció derivado del encierro por la pandemia y la tendencia de crear espacios más acogedores en el hogar. En ese año extendió su canal a digital de la mano de Mercado Libre y logró crecer 70% sus ventas. Así pasó de impactar a 15 familias de artesanos que intervienen las piezas a 50.

El sueño de Jiménez es “crear un taller aún más grande donde siempre estén las puertas abiertas para las mujeres, un espacio para madres donde incluso puedan tener una guardería; crear una especie de familia entre nosotras, un espacio seguro, lejos de la violencia”.

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