Bloomberg Línea — El aislamiento mundial para Rusia continúa y cada vez son más los Gobiernos y las entidades que toman acciones sobre la economía tras la invasión a Ucrania, que ya entró en su tercera semana. Entre quiénes tomaron decisiones de esta naturaleza se encuentran las agencias de riesgo, que han venido lanzando advertencias de lo que se puede n enfrentar los inversores en un país que, poco a poco, ha sido bloqueado económicamente.
El fin de semana, por ejemplo, Moody’s rebajó a territorio basura a la deuda rusa y argumentó que hay “graves preocupaciones sobre la voluntad y la capacidad de Rusia para pagar sus obligaciones”, y advirtió que “el riesgo de que ocurra un incumplimiento ha aumentado significativamente”.
De hecho, swaps de incumplimiento crediticio (CDS, por sus siglas en inglés) que aseguran US$10 millones en bonos del país durante cinco años cotizaban el lunes a unos US$5,8 millones por adelantado y US$100.000 anuales, lo que indica una probabilidad de incumplimiento de alrededor del 80%, según ICE Data Services.
La reducción a CA en las calificaciones de emisor a largo plazo y de deuda sénior no garantizada del país llegó horas después de que Moscú redujera drásticamente el acceso a monedas extranjeras, lo que puede restringir la capacidad de los tenedores de bonos para recibir pagos de intereses y capital. A esto, se le sumó la decisión del presidente Vladimir Putin de permitir que el país y las empresas paguen en rublos a los acreedores extranjeros y así evitar un impago.
Esto refleja una realidad a la que empiezan a enfrentarse los inversores con exposición a ese país, donde, si bien ninguna empresa ha entrado en un default, sí se arriesgan a una serie de restricciones en la que sus recursos cada vez están más limitados.
Para alejarse de ese riesgo, S&P eliminó todas las acciones cotizadas o domiciliadas en Rusia de sus índices bursátiles y reclasificó a la economía como ‘standalone’, rebajándola desde el escalón de mercado emergente en la que se encontraba.
Según la agencia, los índices de renta variable mundial se dividen en tres grandes clasificaciones de países: desarrollados, emergentes y fronterizos. Para ser clasificado en alguna de estas categorías se tienen que cumplir criterios como tener una cierta calificación mínima de deuda soberana o que no haya restricciones a la tenencia de monedas extranjeras, entre otros.
Sin embargo, hay algunos países que por sus condiciones extraordinarias no entran en ninguna de estas tres categorías y se consideran como economías “standalone”. Es decir, las agencias estiman que por las características “únicas” o “independientes” no pueden ser clasificadas en ninguna de estas posiciones porque no cumplen los requisitos mínimos de liquidez o están parcial o totalmente cerrados a los inversores extranjeros.
En palabras de Munir Jalil, economista jefe para la región andina de BTG Pactual, si bien se le sigue haciendo un monitoreo a la economía, “queda como en un purgatorio”.
S&P se sumó a la misma decisión que ya había tomado Msci, en la que también reclasificó el estatus de la economía rusa de mercados emergentes al de “Standalone”, tras considerar que en este momento era prácticamente imposible invertir en el mercado de renta variable ruso.
Más presiones
Omar Suárez, gerente de estrategia y renta variable de Casa de Bolsa, una comisionista con sede en Bogotá, explicó que las decisiones aíslan aún más al mercado ruso, generando mayores flujos de venta en el mercado de capitales y evitando que lleguen nuevos inversores. En línea con la clasificación que le otorgó Moody’s, se considera que quienes adquieran una obligación con Rusia están haciendo un movimiento altamente especulativo, con probabilidad de que el pago de la deuda no se cumpla.
Suárez recordó que el rublo se ha venido depreciando y estos anuncios “lo único que hacen es empeorar esa salida de dólares” del país, lo que volverá aún más débil a la moneda. Adicionalmente, en el caso de los bonos de deuda pública del gobierno ruso, hará que sea mucho más costoso para el Gobierno y las empresas endeudarse, ya que habrá un menor apetito por comprar bonos rusos al incrementarse el riesgo de inversión.
“Eso hace que el acceso al financiamiento se vuelva más difícil y se vuelva mucho más costoso. Ya salir a realizar una emisión de bonos se les encareció de la noche a la mañana. Tanto porque el Banco Central aumentó sus tasas de interés, como porque el mercado se ha venido alejando de esas inversiones”, agregó.
Para José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, aunque la decisión puede afectar a fondos de inversión más conservadores, que busquen alejarse del riesgo, al final lo que hay que ver es quiénes ya hayan comprado deuda rusa.
“No es tanto los adquirientes, sino las instituciones que hoy en día tienen deuda rusa y que ya han tenido problemas a la hora de liquidar esos portafolios por las sanciones. Aunque si bien hay espacio para que la deuda sea pagada, el sector financiero tiene una alerta muy clara cuando hay intermediación de títulos rusos”, dijo.
Según S&P, la clasificación volverá a ser evaluada cuando tenga lugar la revisión anual de S&P DJI de 2023 y advirtió que ser considerada nuevamente como mercado emergente requeriría atravesar el proceso de revisión estándar para los países, según dijo la firma calificadora en un comunicado de prensa.
Aunque la economía de Rusia evitará una recesión debido a que se verá beneficiada por el incremento en los precios del gas y del petróleo, se espera que para fines del próximo año el PIB sea un 2,6% más bajo de lo calculado inicialmente. Además, el desplome del rublo impulsará la inflación hasta un 20%, según cuentas reveladas esta semana por el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social.
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