Covid-19 puede encoger el cerebro tanto como una década de envejecimiento: estudio

Los resultados representan una prueba sorprendente del impacto del virus en el sistema nervioso central

Trabajadores sanitarios asisten a un paciente en una unidad de Covid-19 en el hospital Clinique CHC Montlegia, de Lieja (Bélgica).
Por Jason Gale
07 de marzo, 2022 | 01:37 PM

Bloomberg — Incluso un caso leve de Covid-19 puede dañar el cerebro y entorpecer el pensamiento, según un estudio que pone de manifiesto el alarmante impacto de la enfermedad en las funciones mentales.

Investigadores identificaron daños cerebrales asociados al Covid-19 meses después de la infección, incluso en la región vinculada al olfato, y una reducción de tamaño equivalente a la de una década de envejecimiento normal. El estudio, publicado el lunes en la revista Nature, relaciona estos cambios con el deterioro cognitivo.

Los resultados representan una prueba sorprendente del impacto del virus en el sistema nervioso central. Se necesitarán más investigaciones para comprender si las pruebas del Centro Wellcome de Neuroimagen Integrativa de la Universidad de Oxford significan que el Covid-19 agravará la carga mundial de demencia (que se calcula que costó US$1,3 billones en el año en que comenzó la pandemia) y otras afecciones neurodegenerativas.

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“Es un estudio muy novedoso con datos concluyentes”, dijo Avindra Nath, director clínico del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de EE.UU., que no participó en la investigación. “Los hallazgos son muy intrigantes, con importantes implicaciones para la población en general”.

El virus SARS-CoV-2 se considera en general un patógeno respiratorio que ataca los pulmones. Sin embargo, si se adopta una perspectiva limitada, se pasan por alto innumerables complicaciones neurológicas (como confusión, derrames cerebrales y trastornos neuromusculares) que se manifiestan durante la fase aguda de la enfermedad. Otros efectos, como el deterioro de la concentración, el dolor de cabeza, las alteraciones sensoriales, la depresión e incluso la psicosis, pueden persistir durante meses como parte de una constelación de síntomas denominada Covid-19 prolongado.

Para investigar los cambios en el cerebro, la neurocientífica Gwenaelle Douaud y sus colegas aprovecharon la mayor base de datos de imágenes por resonancia magnética del mundo. Las primeras resonancias magnéticas de los cerebros de 785 voluntarios se tomaron antes de que comenzara la pandemia como parte de la investigación del Biobank del Reino Unido, que combina datos genómicos y clínicos detallados a gran escala de medio millón de personas.

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Un escaneo posterior se realizó una media de 38 meses después. Para entonces, 401 participantes habían dado positivo en Covid-19. El resto, que no fue infectado, sirvió como grupo de control que era similar a los supervivientes en cuanto a edad, sexo y muchos factores de riesgo, como la presión arterial, la obesidad, el tabaquismo, el nivel socioeconómico y diabetes. Los participantes en el estudio, con edades comprendidas entre los 51 y los 81 años, eran en su mayoría caucásicos.

“Bastante sorprendidos”

“Nos sorprendió bastante ver algunas diferencias claras en cómo había cambiado el cerebro de los participantes que se habían infectado”, dijo Douaud en una entrevista. La investigadora señaló que es necesario investigar más a fondo si los efectos persisten o si pueden revertirse parcialmente a medida que se reparan las redes neuronales. “El cerebro es “plástico”, puede curarse a sí mismo”.

Entre los infectados un promedio de 4,5 meses antes de su segundo escaneo, los investigadores encontraron una mayor reducción del grosor de la materia gris en las regiones del cerebro asociadas con el olfato, conocidas como la corteza orbitofrontal y el giro parahipocampal. Este hallazgo puede ayudar a explicar el deterioro del olfato, que experimentan muchos pacientes de Covid-19, como resultado de un daño vírico directo o de una inflamación estimulada por la respuesta inmunitaria del organismo al virus.

La pérdida de materia gris, que constituye la capa más externa del cerebro, representa una degeneración, dijo Leah Beauchamp, neurofarmacóloga del Instituto Florey de Neurociencia y Salud Mental de Melbourne. “Esto es realmente preocupante”, dijo.

El grupo infectado también presentaba una reducción del tamaño del cerebro entre un 0,2% y un 2% mayor en comparación con los que no habían sido infectados, y mostraba un mayor deterioro cognitivo según su rendimiento al realizar tareas complejas. Esto se asoció con la atrofia, o encogimiento, de una parte específica del cerebelo (un área en la parte posterior e inferior del cerebro) vinculada a la cognición. Las diferencias entre los participantes infectados y los no infectados fueron más marcadas en las personas mayores.

Identificar los mecanismos

“Lo que va a ser pertinente ahora es identificar los mecanismos que conducen a esta degeneración en la fase aguda de la enfermedad para poder intentar intervenir”, dijo Beauchamp.

Se necesitan estudios de muestras de sangre y del sistema nervioso central de los pacientes para desentrañar los mecanismos que dan lugar a estos cambios cerebrales, dijo Serena Spudich, profesora de neurología Gilbert H. Glaser de la Facultad de Medicina de Yale en New Haven, Connecticut.

Investigaciones recientes han revelado la plasticidad de la conectividad y la estructura del cerebro, dijo. Los hallazgos sugieren que puede haber una renovación de las vías neuronales dañadas que, en última instancia, podría dar lugar a la recuperación total de los pacientes afectados, dijo.

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“Tenemos la suerte de contar con cerebros extremadamente resistentes que pueden funcionar con muchas agresiones potenciales sin experimentar ningún deterioro”, dijo en un correo electrónico. “Es de esperar que estos hallazgos de neuroimagen equivalgan a pocas consecuencias clínicas en la mayoría de las personas infectadas por el SARS-CoV-2″.

Los participantes en el estudio no fueron seleccionados por presentar síntomas de Covid-19 prolongado. Es posible que algunos de los hallazgos fueran incidentales y no tuvieran ninguna repercusión. Aun así, tanto Nath como Beauchamp afirmaron que será importante identificar si los síntomas de Covid-19 prolongado se correlacionan con anomalías cerebrales o con los resultados de cualquier otra prueba patológica.

Cambios sutiles

El tamaño de los cambios en los escaneos individuales fue “sutil” y no visible a simple vista, dijo Douaud. Una reducción del 0,2% en la materia gris representa aproximadamente un año de envejecimiento normal en el cerebro de una persona mayor. Una reducción del 2% representa unos 10 años de envejecimiento.

Casi todos los participantes infectados se recuperaron en casa, lo que sugiere que los resultados podrían ser relevantes para la mayoría de los supervivientes de Covid-19 en todo el mundo. Entre los 15 que fueron hospitalizados por Covid-19, hubo indicios de efectos aún más fuertes y más ampliamente distribuidos en el cerebro, dijo Douaud.

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La investigación respalda la creciente evidencia de que pueden producirse cambios cerebrales tras una infección por SARS-CoV-2, incluso en personas que no necesitaron hospitalización, dijo Joanna Hellmuth, neuróloga y profesora adjunta del Centro de Memoria y Envejecimiento de la Universidad de California en San Francisco. “Los futuros esfuerzos de investigación pueden ayudarnos a entender si estos cambios cerebrales son clínicamente relevantes, y si se asocian con problemas neurológicos específicos después de contraer Covid-19”, dijo.

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Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.