Cómo impacta la suba del petróleo en los surtidores de Argentina

Una brecha entre el barril argentino y el internacional genera una presión local y rompe una tregua entre empresas y Gobierno, según los expertos

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Buenos Aires — El precio del barril de petróleo viene trepando sin escalas, impulsado por la guerra en Ucrania. Tan es así que los futuros de Brent (ahora en torno los US$123) llegaron a tocar valores que no se observaban desde la crisis financiera de 2008. Esto afecta directamente al precio de la nafta en gran parte del planeta, dado que el combustible suele moverse casi en línea con lo que sucede con la materia prima, aunque en Argentina es la cuestión es diferente, debido que el barril local está fuertemente intervenido.

No obstante, más allá de que el precio en surtidor en el país no se vaya a mover en las pizarras financieras al mismo ritmo al que el Brent, los expertos aseguran que lo que sucede en Europa del Este genera presión a nivel local para que las empresas e inversores exijan lugar a mayores incrementos.

El precio actual del Brent ya duplica al del barril argentino más representativo de lo que sucede luego en las estaciones de servicio: el Medanito.

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El surtidor argentino

El economista sectorial Santiago Manoukian explicó que el incremento de la materia prima a nivel internacional acentúa las distorsiones del mercado argentino. “Hoy las refinerías están pagando el barril criollo (Medanito) en el orden de US$55 o 56, cuando el Brent cotiza al doble”, reseñó.

En línea con esta consideración, una fuente del sector hidrocarburífero que se desempeña en el sector especificó ante la consulta de Bloomberg Línea: El petróleo acá no se comercializa al precio internacional, porque hay un acuerdo tácito para que no aumente la nafta. Las petroleras estarían muchísimo mejor si esto no fuese así. Es muy difícil estar disociados del mundo”.

Para ilustrar cómo un parche tapa al otro, el especialista sostuvo que YPF está importando combustible a valor internacional y lo está vendiendo a “recontra pérdida”. Eso más o menos funciona, relató, “porque YPF a su vez le compra petróleo barato a otras compañías internamente y parte de eso lo logra colocar en el exterior”. A modo de síntesis, mencionó: “Es un equilibro muy delicado”.

Lo que sucede en este contexto es que, al final del día, el valor del insumo para refinerías es mucho más barato, a costa de que las petroleras locales no puedan beneficiarse del aumento del petróleo. “Es un beneficio para las refinadoras, ya que les permite no aumentar, y es un problema para las productoras de petróleo”.

Limitar la suba

“Para limitar el impacto del conflicto en los surtidores, el Gobierno ha realizado dos acciones”, explicó Fernando Bazán, economista de Abeceb. Y detalló: “La Secretaría de Energía convocó a un cronograma de reuniones con los productores independientes y las refinadoras, cuyo primer encuentro fue a fines de febrero. Por otro lado, mediante el Decreto 98/2022, se volvió a postergar la actualización del impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), que debía aplicarse a fines de febrero, hasta el 1° de junio. Si bien la regulación vigente indica que esta actualización debe realizarse de manera trimestral, se viene postergando desde inicios del 2021″.

Según el economista, “el conflicto profundiza la brecha entre los precios locales e internacionales del crudo, incrementando la presión de los productores para realizar un precio mayor del barril, que a su vez presionaría sobre el margen de las refinadoras si no se pasa a precios, aspecto que el Gobierno quiere evitar limitando aumentos de impuestos e intentando llegar a un nuevo acuerdo en la industria”.

En definitiva, explica Bazán “las presiones son importantes tanto en el segmento del upstream como del dowstream y es difícil pensar que los precios de los combustibles no sean parte de la válvula de escape”.

¿Fin a la tregua?

Manoukian subrayó que el ensanchamiento del gap entre barril local y barril internacional “tensiona esa paz que había en la cadena de valor hasta estos últimos acontecimientos”. Esto se debe a que la brecha anterior era más sostenible, porque entre retenciones y costo de transporte los precios se terminaban equiparando. Los combustibles el año pasado aumentaron 35% frente a una inflación del 51% y un precio del petróleo que punta a punta aumentó 50% en 2021.

Cerramos 2021 con un atraso del 20 o 25% en los márgenes de los productores integrados. Si bien prevemos un aumento adicional este año en los combustibles, no sería suficiente para alcanzar los márgenes que teníamos previo al congelamiento de mayo 2021. Empresas como YPF van a tener que buscar alguna forma de hacer caja para financiar su actividad”, resumió Manoukian. Y sentenció: “La presión sobre los precios internos se intensifica. Retira la posibilidad de transitar todo este año sin ningún ajuste.

En línea con esta visión, el economista especializado en hidrocarburos y exfuncionario del Banco Central Nicolás Gadano aseguró: “El crudo que se procesa en las refinerías es local. Pero tener una brecha muy grande entre lo que es la paridad de exportación y el crudo a nivel local es una presión muy grande al aumento de precios. Porque las empresas te dicen ‘si no me mejorás el precio me voy a invertir a otro lado’. Es una presión fuerte al aumento del precio del crudo. Perjudica a empresas muy integradas y que venden mucho al mercado interno, como YPF”.

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