Una delegación de funcionarios de la administración de Joe Biden viajó el sábado a Venezuela para un encuentro con Nicolás Maduro, que tendría como agenda la guerra en Ucrania impulsada por Vladimir Putin, principal aliado del gobierno chavista, de acuerdo a un artículo publicado en el diario New York Times.
Aunque la información sigue sin oficializarse, se ha podido conocer la posibilidad de que la reunión esté encabezada por Juan González, asistente especial de Biden y director principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental. También, algunos analistas han asegurado que el encuentro ya habría ocurrido.
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“La invasión rusa de Ucrania ha llevado a Estados Unidos a prestar más atención a los aliados del presidente Vladimir Putin en América Latina, que Washington cree que podrían convertirse en amenazas a la seguridad si se profundiza el enfrentamiento con Rusia”, fue parte de lo difundido por NYT, citando a la fuente consultada al respecto.
La visita de estos funcionarios estadounidenses, adscritos al Departamento de Estado, estaría enfocada en el intento de sustituir parte de la compra de petróleo que actualmente sostiene con Rusia, sancionada económicamente tras el conflicto con Ucrania.
Washington dejó claro la semana pasada que estas importaciones están siendo examinadas, para lograr reducirlas sin que esto afecte a los consumidores estadounidenses ni al suministro global.
Recuperación petrolera
En Venezuela, durante los últimos meses, se ha presenciado una inesperada recuperación de la industria petrolera, que si bien, no se asemeja a los máximos niveles en la era de Hugo Chávez, de hasta 3 millones de barriles diarios, se está cada vez más cerca de alcanzar el millón de bpd, luego de una caída abismal.
Haber alcanzado en diciembre de 2021, alrededor de 871.000 barriles diarios, según información oficial, sumado al alza de los precios de petróleo en los últimos días, pondría a la nación suramericana en una posición favorecedora en términos de ingresos e incremento de la producción.
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El aislamiento de Rusia, aunque podría generar que el gigante euroasiático le reste mercado a Venezuela en China e India, sus únicos actuales compradores a raíz de las sanciones económicas, se podría traducir también en una nueva ventana para que las medidas restrictivas en contra de la administración de Maduro y Pdvsa sean reconsideradas, al menos en este ámbito.
La estrecha relación entre Putin y Maduro, sin embargo, es un punto determinante en las negociaciones, precisamente luego de que el sucesor de Hugo Chávez haya cerrado filas con su homólogo ruso, en medio del enfrentamiento con Ucrania, entre comunicados y manifestaciones de apoyo en Caracas, lo que Estados Unidos buscaría quebrar.
Extraordinaria amenaza
Previo a esta reciente estrategia, el gobierno de Biden había extendido la declaratoria de “emergencia nacional” sobre Venezuela, firmada en 2015 por el entonces mandatario Barack Obama.
La erosión de las garantías de los derechos humanos, la persecución de los opositores políticos, así como la reducción de la libertad de prensa, son factores considerados por Estados Unidos, según el comunicado de la Casa Blanca para referirse a la situación en Venezuela.
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La decisión quedó extendida por un año más, resaltando que el caso venezolano no ha presentado mejora, y su gobierno “continúa siendo una inusual y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y a la política exterior de Estados Unidos”.
Ambas administraciones rompieron relaciones en 2019, cuando Maduro asumió una segunda gestión tras elecciones y resultados cuestionados, y desde Washington se decidió darle respaldo al líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, presidente entonces de la Asamblea Nacional y juramentado como presidente encargado de Venezuela.