Ciudad de México — El ataque militar de Rusia a Ucrania disparó el precio del petróleo crudo en los mercados internacionales y rompió la barrera psicológica de los US$100 por barril. Esta escalada provocaría múltiples consecuencias, buenas y malas, para la economía de México.
El efecto más inmediato sería que el país se beneficiaría con mayores ingresos petroleros ante la escalada en los precios internacionales del crudo, luego de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó una operación militar especial en la nación de Europa del Este.
La referencia europea de petróleo, el Brent, cotizó por arriba de los US$103 dólares, horas después de que Rusia atacó infraestructura militar en territorio ucraniano, un precio no visto desde 2014, mientras que la referencia estadounidense, el West Texas intermediate (WTI) oscilaba en los US$98 dólares por cada tonel.
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Horas antes del inicio de las hostilidades entre Rusia y Ucrania, la Mezcla Mexicana de Exportación rozaba los US$90 dólares.
Durante 2021, la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) obtuvo US$24.274 millones por las exportaciones de crudo, un repunte de 63% frente a 2020 y de 8,5% comparado con 2019.
Los ingresos petroleros de México crecieron 74% en términos reales en 2021, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), gracias a la recuperación económica mundial por las vacunas contra la pandemia de Covid-19 que se tradujo en una mayor demanda de energéticos.
Para este 2022, y con un precio de barril en US$55.1 aprobado en la Ley de Ingresos 2022, Hacienda de México estimó ingresos petroleros por MXN$1.087 billones, esto es casi 12% más en términos reales respecto de lo aprobado en 2021.
Con los precios del petróleo por arriba de lo aprobado, el país recibiría ingresos excedentes que podrían compensar los ingresos tributarios a los que renuncia Hacienda por otorgar estímulos fiscales a las gasolinas, con el fin de suavizar los precios al público de las gasolinas.
De acuerdo con Hacienda, un dólar adicional en el precio del petróleo daría a las arcas gubernamentales ingresos adicionales por MXN$13,588, lo que implicaría que, si la mezcla mexicana se mantuviera de forma sostenida en los niveles de US$90, los ingresos excedentes ascenderían a más de MXN$400,000 millones al cierre de 2022.
Producción limitada
Un problema para México es que no puede exportar más crudo porque acordó con el cartel petrolero de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados (OPEP+) mantener una producción de 1,75 millones de barriles diarios desde abril del año pasado y que refrendó en febrero.
Además, el Gobierno de México y Pemex han recortado cada año sus metas petroleras en medio de múltiples accidentes en su principal activo Ku-Maloob, Zaap.
“El negocio sería que pudiéramos enviar mayor exportación si tuviéramos mayor producción”, comentó el analista de la firma energética Caraiva y Asociados, Ramsés Pech.
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene como política energética alcanzar la autosuficiencia en gasolina y diésel con el fin de las exportaciones de crudo en 2023 con el fin de acabar con las importaciones de combustibles.
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Para lograrlo, el Gobierno mexicano rehabilita las seis refinerías de Pemex, construye una nueva en Tabasco, y recientemente compró la totalidad de Deer Park en Texas a Shell, pero los resultados están minados por el fracaso.
“Le va a doler a México por el lado de lo que se está importando, principalmente combustibles como gasolina y diésel. Hay que entender que el precio de los combustibles obedece a mercados más regionales especialmente los de la costa del Golfo de EE.UU., pero siguiendo la tendencia internacional, lo estaremos viendo”, comentó el director de la consultora energética GMEC, Gonzalo Monroy.
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Gas, el otro gran riesgo
Otra consecuencia importante para la economía está relacionada con el gas natural, pero no en el caso de Pemex, sino para la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Con el ducto de Gazprom, NordStream 2, aún sin entrar en operación y las sanciones económicas que enfrenta Rusia, Estados Unidos empezaría a mandar Gas Natural Licuado (GNL) a Europa mediante buques, y aunque CFE tiene contratos amarrados, una parte de su abasto estaría limitado y sentiría el impacto en el precio del gas.
“El aumento del precio del gas natural va a pegar por el lado de la electricidad y ahí también veremos una cadena de transmisión hacia otras áreas de la economía mexicana”, agregó Monroy.
México produce 60% de su energía eléctrica con gas natural, mayoritariamente importado de Estados Unidos vía gasoductos.
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El país tiene fresco el efecto de un desabasto de su principal proveedor con la tormenta invernal en Texas durante febrero de 2021, la cual paralizó a la industria y provocó que más de 4,7 millones de clientes de CFE en 27 entidades sufrieran cortes de electricidad.
Uno de los factores clave sobre el precio del gas, el cual oscilaba los US$4,9 dólares por millón de Unidades Térmicas Británicas (BTU), cifra que significaba un aumento de 4,7% durante la madrugada del jueves, recae en cuánto tiempo podrá Estados Unidos mantener los envíos de GNL a Europa.
“La parte sustancial es cuánto tiempo va durar la crisis y la operación militar”, comentó el analista de la firma energética Caraiva y Asociados, Ramsés Pech.
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Efecto cruzado en finanzas públicas
México podría recibir más ingresos petroleros a los estimados para 2022 ante la escalada en los precios internacionales del petróleo.
El consultor especializado en energía, Arturo Carranza, señaló que mayores precios del crudo implicarán un aumento en los ingresos para Pemex y, en consecuencia, la empresa petrolera aportará más recursos a las finanzas públicas en la medida en que el nivel del crudo se mantenga alto.
Indicó que en lo que va del año la Mezcla Mexicana se ha cotizado por arriba de los US$70, un precio superior a los US$55 que se aprobaron en la Ley de Ingresos 2022.
“Pemex ya venía recibiendo recursos adicionales este año y por este conflicto en particular lo que se observaría es todavía ingresos adicionales para Pemex y al final de cuenta las posibilidades de que las finanzas públicas se puedan ver fortalecidas en esta coyuntura”, expuso.
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Sin embargo, este escenario de un petróleo con precios altos ya ocasionó que desde el 12 de febrero la Secretaría de Hacienda deje de cobrar la cuota del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a la gasolina Magna, la de mayor consumo, como parte de la política de estímulos fiscales para suavizar el precios de los combustibles al público.
En otras palabras, esta política de estímulos significa que Hacienda en el corto plazo está sacrificando ingresos tributarios al otorgar estímulos fiscales a las gasolinas.
Carranza dijo que, si bien el Gobierno dejará de recaudar ingresos provenientes del IEPS, estos podrían ser compensados por mayores ingresos petroleros por la venta del petróleo.
La LIF 2022 estableció ingresos tributarios provenientes del IEPS de combustibles automotrices por MXN$288,602 millones, cantidad que sería menor a los MXN$400,000 millones de ingresos excedeNtes que podrían recibirse si la mezcla mexicana mantiene de forma sostenida precios en niveles de US$90.
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“La forma en que se trasladan los incrementos no es tan rápida, cuando hay aumento en precios del petróleo tarda un tiempo en traducirse en precios de combustibles al alza. Si el conflicto se resuelve en un tiempo razonablemente corto y los precios del crudo no se incrementan por un tiempo más prolongado, habrá un beneficio todavía mayor”, afirmó.
Monroy agregó que, al día de hoy, el estímulo de la Secretaría de Hacienda en el caso de la gasolina Magna es prácticamente cero. “No hay forma o mecanismo que tenga el Gobierno, a menos que saque un decreto o cambio a la Ley del IEPS para frenar la escalada de precios de forma generalizada”.
Ramses Pech estimó que la inflación al cierre de febrero y marzo será más alta por el alza del crudo. “La gasolina regular no está pagando IEPS con el estímulo para controlar el precio y no tenemos control sobre la inflación. El viernes hay que ver si Hacienda quita el IEPS al diésel”.
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