¿Cuál es el estatus de los separatistas de Ucrania según el derecho internacional?

Las autoproclamadas República Popular de Donetsk y República Popular de Lugansk cuentan con un reconocimiento muy limitado en la comunidad internacional

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Donetsk y Lugansk, son las dos provincias ucranianas que Rusia acaba de reconocer como estados independientes, como guiño a los líderes prorrusos que administran estos territorios y como señal de hostilidad al Gobierno de ese país. Sin embargo, su status político es materia de debate.

En 2014, en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania, las dos provincias ucranianas fueron autoproclamadas como independientes como la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk. Sin embargo, ambos distritos cuentan con un ínfimo reconocimiento de su soberanía.

Ningún país de la Organización de las Naciones Unidas, salvo Rusia, las admite formalmente como naciones independientes. Por fuera de la ONU, ambas “repúblicas” cuentan con el apoyo de Osetia del Sur, pero este territorio, a su vez, también tiene un reconocimiento internacional muy limitado.

Más allá de Rusia y de Osetia del Sur, en las últimas horas el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, apoyó ambas independencias. Asimismo, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Bielorrusia indicó que “respeta” la decisión de Rusia de reconocer ambas repúblicas y el ministro de Relaciones Exteriores de Siria, Faisal Mekdad, declaró que su país “apoya la decisión del presidente Vladimir Putin de reconocer las repúblicas de Luhansk y Donetsk”.

Un informe del Gobierno sirio indicó que el país esta dispuesto en “establecer relaciones diplomáticas con ambas Repúblicas”.

Otros estados de reconocimiento limitado (al igual que Osetia del Sur) que han manifestado su apoyo declamativo a las independencias son Abjasia y Artsaj.

La historia de las“Repúblicas”

La República Popular de Lugansk fue proclamada el 28 de abril de 2014. El 11 de mayo de 2014 los separatistas organizaron un referéndum por sus propios medios y la enorme mayoría de los sufragantes dio el visto bueno. El 18 de mayo fue aprobada una constitución temporal.

En tanto, el 7 de abril de 2014 los separatistas pidieron que se reconozca a la República Popular de Donetsk. La misma fue proclamada por unanimidad en una reunión que tuvo lugar en la Administración regional de Donetsk.

Ambas administraciones tienen como moneda de curso legal el rublo ruso desde 2015 y cuentan con jefes de Estado y primeros ministros propios.

Esta zona es rica en minerales es considerada el cinturón del óxido ucraniano, de ahí su valor económico. Además, es la ruta de acceso a Crimea, la península que Rusia anexó a su territorio en 2014. Durante la Segunda Guerra Mundial muchos rusos fueron a trabajar a esta zona, por eso la afinidad.

Cabe remarcar que las provincias de Donetsk y Luhansk engloban un territorio mayor que el de las dos regiones separatistas, por lo que existe la posibilidad de que reclamen un territorio aún mayor.

Validez

El abogado internacionalista Nahuel Maisley explicó que, jurídicamente, Rusia y los separatistas se apoyan en el principio de libre determinación de los pueblos (reconocido en la Carta de las Naciones Unidas y en muchos otros instrumentos internacionales) para justificar el intento independentista de Donetsk y Lugansk. Pero, explicó, “este argumento tiene tres obstáculos difíciles de superar”.

En ese sentido, el letrado consignó como el primero de ellos: “Está la pregunta de si los habitantes del Donbas (la región en cuestión) son un ‘pueblo’ en el sentido relevante para el derecho internacional. ¿Son un grupo con cierta tradición, identidad, homogeneidad, y conexión territorial, o son población rusa implantada (voluntariamente o no)? La demografía de la región cambió mucho en los años recientes, con la llegada por distintas circunstancias de población rusa. ¿Esos rusos ya se constituyeron en un ‘pueblo’ o son rusos viviendo ahí?”

Maisley marcó un segundo ítem a atender: “No está claro que el principio de libre determinación implique un derecho de los pueblos de secionarse unilateralmente del Estado del que forman parte. Esto se debe a la existencia de otro principio, el de integridad territorial de los Estados. En todo caso, los pueblos tienen ciertos derechos basados en el principio de libre determinación que son exigibles frente a sus propios Estados: pueden reclamar que se respeten sus lenguas, sus tradiciones, tener cierta autonomía para gobernar los asuntos locales y participar en las decisiones del gobierno central. Y si quieren secionarse, pueden negociarlo con el Estado (como hizo Escocia ante el Reino Unido cuando realizó un referéndum)”.

Aún quienes reconocen la existencia de un derecho de secesión remedial (como Rusia), en el que los pueblos pueden secesionarse unilateralmente de su Estado, admiten que este solamente es aplicable en situaciones muy peculiares: genocidios, limpieza étnica, etcétera. Esto fue lo que ocurrió en Bangladesh, Eritrea, Sudán del Sur y (aunque todavía está en disputa) Kosovo. Rusia y los separatistas están sugiriendo la existencia de un plan genocida de Ucrania contra el Donbas, aunque no han presentado pruebas contundentes de ello”.

El antecedente de Crimea

En relación a la Península de Crimea, que se separó de Ucrania primero y se unió a Rusia luego, Nahuel Maisley rememoró: “En aquella ocasión, la comunidad internacional fue muy contundente en su defensa de la integridad territorial ucraniana y su rechazo a la posición rusa. La Asamblea General de Naciones Unidas, por ejemplo, exhortó en repetidas ocasiones a todos los Estados a que ‘desistan y se abstengan de cometer actos encaminados a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de Ucrania, incluidos los intentos de modificar las fronteras de Ucrania mediante la amenaza o el uso de la fuerza u otros medios ilícitos’”.

Por esto mismo que señala el especialista en derecho internacional, la enorme mayoría de la comunidad internacional no reconoce la anexión, y considera que Crimea forma parte de Ucrania. Pero en los hechos Rusia tiene control sobre el territorio y, más allá de las sanciones económicas e intentos diplomáticos, no existe ningún mecanismo institucional para hacer cumplir el derecho internacional y forzar la devolución por parte de Rusia.

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