Inventing Anna: la historia de Anna Delvey y las estafas que la llevaron a Netflix

La falsa heredera alemana llevó sus encantos a Estados Unidos y estafó a la alta sociedad. ¿De cuánto dinero se apropió?

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Bloomberg Línea — Las historias basadas en hechos reales son una tendencia cada vez más fuerte en las plataformas de streaming, y sobre todo si de estafas se trata. Basta con tomar el top 10 de lo más visto y notar que series como Inventing Anna o el documental Tinder Swindler, encabezan las preferencias de las audiencias.

La estafa es el epicentro de estas series y es cierta identificación con las víctimas o temor a caer en uno de estos fraudes lo que atrae al público de forma masiva.

Inventing Anna es todo un fenómeno entre las series de Netflix, pero aquí es cuando la realidad supera ampliamente la ficción.

Basada en Anna Delvey o Anna Sorokin -su verdadero nombre-, la serie relata las peripecias de una mujer germano-rusa que ingresó a temprana edad en el mundo de la moda. Sus ambiciones la llevaron a Nueva York, en donde puso en marcha su plan para llevar una vida de lujos con el dinero de otros.

Según los fiscales encargados del caso, Sorokin (interpretada por Julia Garner) se apropió de US$275.000 a través de engaños y fraudes, tanto a personas como a entidades financieras en Estados Unidos. En este país, Delvey, el apellido que usó para todos sus movimientos, aseguraba que tenía una herencia estimada en poco más de US$60 millones, con lo cual podría respaldar sus peticiones de crédito y gastos.

Su historia se volvió viral tras las investigaciones de la periodista Jessica Pressler, la primera en llevar a la prensa un relato en profundidad de Anna, quien aspiraba a ser parte de la alta alcurnia estadounidense.

La estafa

La historia revelada por Pressler (Vivian Kent en la serie) y las investigaciones de los fiscales en Estados Unidos, confirman que una de las principales pretensiones de Sorokin era tener su propio club de bellas artes, que llevaría por nombre Fundación Anna Delvey.

Mientras lograba convencer a inversionistas y hacía contactos en Nueva York, Sorokin sostuvo una vida de cinco estrellas, dejando deudas por doquier.

Para lograr su objetivo, en 2016, solicitó un préstamo por US$22 millones para el club de artes en Manhattan, presentando estados de cuentas bancarias en Europa y futuras ganancias por una supuesta herencia para soportar que podía pagarlo. Todo falso. Aunque la solicitud fue rechazada en un principio, Fortress Investment Group le entregó un avance de US$100.000 y con parte de estos recursos Anna compró prendas de diseñador y asistió a reconocidos restaurantes.

Pero mientras esto sucedía y como antesala de sus fraudes, de acuerdo con los fiscales, la germano-rusa hacía uso de cheques falsos y sin fondos para poder mover su dinero entre diferentes cuentas bancarias y retirar la mayor cifra que pudiera antes de que estos mismos rebotaran.

Las deudas fueron limitando el campo de acción de Sorokin, quien comenzó a ser vetada en diferentes empresas y hoteles. Las investigaciones arrojaron saldos pendientes como US$30.000 en un hotel en Soho, otros US$35.000 por el uso de un avión privado, así como US$11.000 en el hotel The Beekman.

Las deudas no fueron la única estafa de Anna. El artículo de prensa de Pressler, las investigaciones y otras declaraciones que han surgido desde que se conoció su acusación, en 2017, también demostraron que la europea pedía a sus amigos y conocidos pagar las cuentas, para ella después ponerse al día.

Uno de los casos más sonados y que hizo parte de una publicación editorial fue el de Rachel Williams o Rachel DeLoache, editora de fotografía del Vanity Fair y quien en la vida real se hizo amiga de Anna Sorokin.

Según su relato, que se incluyó en el libro My Friend Anna, señala cómo ambas hicieron un viaje a Marruecos en el que Williams tuvo que asumir la cuenta total de US$62.000, pues la tarjeta de crédito de la falsa heredera fue rechazada en varias ocasiones. Esta historia también está siendo llevada a las pantallas por HBO.

Cyrus Vance, el fiscal de distrito de Manhattan, señaló en 2017 que la “conducta criminal de esta acusada osciló entre cometer fraudes con cheques hasta el robo de préstamos por montos superiores a los US$100.000 e incluyó complots que resultaron en unas vacaciones gratis en Marruecos y viajes en aviones privados”.

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La actualidad de Anna

La estafadora, aunque su defensa no acepta esta definición y ha señalado en repetidas ocasiones que ella solo estaba haciendo tiempo hasta poner en marcha un negocio con el cual pagar sus deudas, fue puesta en libertad en febrero de 2021.

Cuando Netflix decidió llevar su historia a la pantalla, acordó para usar su nombre una cifra de US$320.000, aunque unos US$170.000 fueron al City National Bank que interpuso una demanda a los recursos que recibiría por los derechos, como parte de las deudas pendientes que dejó Sorokin, según confirmó la BBC.

Una vez en libertad, Anna Delvey fue detenida por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. pues su visa había sido cancelada y debía ser deportada a Alemania.

La cuenta de Instagram @theannadelvey está activa en la actualidad. Allí, se comparten novedades de su vida tras la publicación de la serie en Netflix. Incluso, contiene publicaciones de 2016 y 2017, cuando Anna asistía a hoteles, eventos y restaurantes de la alta sociedad.

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