Amenaza de incumplimiento de bonos de Honduras no fue un error inocente

La oficina de prensa señaló que está realizando un análisis más detallado del presupuesto antes de hacer más declaraciones públicas

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Bloomberg — Cuando la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, hizo que el mercado de bonos cayera en picada a los pocos minutos de asumir el cargo el mes pasado, todo pareció un gran malentendido.

Ese mismo día, Pedro Barquero, ministro de Desarrollo Económico de Castro, se apresuró a aclarar que ella había querido decir en su discurso inaugural que el gobierno debería “refinanciar” sus deudas, no “reestructurarlas”. Esto era bastante posible. Los políticos que no están inmersos en las complejidades de las altas finanzas llevan décadas mezclando esas dos palabras. (La primera es una transacción común y directa; la segunda es efectivamente un default (impago)).

La explicación de Barquero tranquilizó a los inversores y los precios de los bonos hondureños se estabilizaron después de caer el 27 de enero, el día de su toma de posesión. Los bonos de referencia en dólares con vencimiento en 2030 ahora rinden un 6,2%, todavía en línea con el promedio regional.

Pero en los días que siguieron, esta historia tan simple (la presidenta se equivoca, su principal asesor corrige el error) comenzó a desmoronarse. Por un lado, Castro pronunció otro discurso días después en el que volvió a expresar enfáticamente su preocupación por la insostenibilidad de la deuda del país. “Estruendosa y asfixiante”, la calificó.

Luego, su ministra de Finanzas (Honduras tiene un ministerio de economía y uno de finanzas), Rixi Moncada, dijo que el Gobierno anterior había entregado un “Estado en bancarrota” ya que “prácticamente saqueó” sus arcas.

Todo ello dibuja un panorama muy diferente y mucho más complejo, en el que facciones del gobierno de izquierda, incluida la propia Castro, se enfrentan a otros grupos, entre los que se encuentra el vicepresidente Salvador Nasralla, que proviene de un partido aliado más centrista, sobre cuán dura es la línea a seguir con los acreedores que tienen unos US$1.800 millones en bonos hondureños.

Hace una semana, Moncada dijo que las cifras presupuestarias publicadas por el gobierno anterior eran inexactas,y reiteró que “es necesario hacer una reestructuración de la deuda” para cumplir con las obligaciones. Su oficina de prensa señaló que está realizando un análisis más detallado del presupuesto antes de hacer más declaraciones públicas.

Nasralla, por su parte, está pidiendo recortes de gastos y ha criticado al gobierno anterior por haber creado miles de “empleados paracaidistas” que, según él, no trabajan y solo llegan a cobrar el sueldo. Dijo que el Gobierno podría funcionar correctamente con un tercio de su actual nómina de 230.000 personas.

Incumplimientos soberanos

Ecuador, Argentina, Belice y Surinam han incurrido en incumplimientos en los últimos dos años, a medida que se acumulaban las crisis de deuda soberana en una región que ha sido una de las más afectadas por la pandemia de Covid-19.

Pero la dinámica de la deuda de Honduras es muy diferente a la de esos países. Con un 59% del Producto Interno Bruto (PIB) el año pasado, la carga de la deuda de la nación es similar a la de México, que no es especialmente alta según los estándares mundiales.

Carlos de Sousa, inversionista de Vontobel Asset Management en Zúrich, dice que los niveles de deuda todavía son sostenibles, lo que ha ayudado a mantener la confianza de los inversores en el país centroamericano y limitar las pérdidas de bonos a pesar de la retórica que sale de Tegucigalpa.

“Los vencimientos no son para nada estruendosos ni asfixiantes”, dijo de Sousa. “Dicho esto, su discurso fue un llamado de atención al mercado de que este no va a ser un gobierno amigable con el mercado que mantenga la disciplina fiscal establecida por la administración de Hernández”.

Narcoestado

El expresidente Juan Orlando Hernández, que dejó el cargo el mes pasado, era popular entre los inversores por haber recortado el déficit, al menos hasta que llegó la pandemia y revirtió la tendencia.

Hernández dejó el cargo el mes pasado y fue arrestado tres semanas después a petición de un tribunal estadounidense que pretendía extraditarlo por cargos de narcotráfico. Honduras es un importante centro de distribución de cocaína colombiana en ruta a Norteamérica y el año pasado un fiscal estadounidense acusó a Hernández de dirigir un “narcoestado virtual”.

Hernández ha negado repetidamente las acusaciones.

Los bonos en dólares del país han perdido un 3,1% desde que Castro asumió la presidencia, según datos compilados por Bloomberg. Los bonos han caído en los países en desarrollo durante ese período, ante las señales de la Reserva Federal de EE.UU. de que comenzará a subir las tasas de interés, pero Honduras se encuentra entre los países con peor desempeño en el índice de bonos soberanos de mercados emergentes de Bloomberg.

Los inversionistas también se asustaron la semana pasada por la declaración de “emergencia fiscal” del gobierno, que le permite recurrir al financiamiento del banco central y autoriza US$2.000 millones en financiamiento adicional de fuentes internas o externas para cubrir los pagos de la deuda y el gasto en 2022.

Hugo Noé Pino, un aliado de Castro de su propio partido que es vicepresidente del Congreso, se encuentra entre quienes se oponen al incumplimiento y dice que Honduras honrará sus deudas “aunque duela”.

“Este decreto no significa que el país está quebrado”, dijo durante el debate. “Quebrado significa que el país no puede honrar su deuda y entra en lo que llaman en inglés un default y eso es precisamente lo que el gobierno quiere prevenir”.

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Este artículo fue traducido por Miriam Salazar