Bogotá — El trabajo doméstico no remunerado de las mujeres aumenta pese a que estas incrementen su participación en el mercado laboral y pese a altos niveles de desarrollo profesional, económico y/o educativo de la mujer relativo a su pareja, los roles dentro del trabajo doméstico no cambian, expone la investigación.
En Colombia aún queda mucho trabajo por recorrer para incluir a las mujeres en el mercado laboral. Por citar un ejemplo, en 2021 la tasa de desempleo de las mujeres fue de 18,1% mientras que la de los hombres llegó a 10,6% en el total nacional. Esto representa una brecha de 7,5 puntos porcentuales (pps).
Como si fuera poco, la participación de las mujeres en el mercado laboral es mucho menor. Según datos del Dane, la tasa global de participación de las mujeres fue de 49,3% en 2021 mientras que la de los hombres fue de 72,3%, es decir, hay una brecha de 23 pps.
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Un estudio de Andrea Salazar-Díaz, investigadora del Banco de la República, resalta que así las mujeres ganen más que sus parejas, la brecha del trabajo no remunerado aumenta aproximadamente una hora. “Otros factores como el cumplimiento de roles de género dentro de la sociedad podrían estar explicando por qué las mujeres asumen de manera importante estas labores”, expone.
Salazar añade que investigaciones en otros países han sugerido que podría existir una aversión a que la mujer gane más dinero que su pareja hombre, debido a que existe una norma social de identidad de género que prescribe que el hombre debe ganar más dinero que la mujer.
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“Al violar esta norma social se ha encontrado que hay cambios en la forma de actuar de las parejas en materia de la oferta laboral de la mujer, la violencia doméstica, la brecha de género en el trabajo no remunerado, entre otras”, agrega.
Los resultados de su análisis indican que en Colombia existe una fuerte caída en la frecuencia de hogares que reportan que la mujer percibe ingresos estrictamente superiores a los del hombre. Esta caída en la distribución es mayor en las parejas menos educadas y en las más tradicionales, consistente con una percepción de roles de género más fuerte.
“Se demuestra que en las parejas que violaron la norma social que prescribe que un hombre debe ganar más que la mujer, la brecha del trabajo no remunerado es mayor, sugiriendo que las mujeres asumen una mayor parte del trabajo doméstico no remunerado para calmar el malestar de esta situación”, asegura la investigadora.
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Entre las recomendaciones de Salazar está generar políticas enfocadas en cambio cultural que cuestionen, reflexionen y deconstruyan las normas y estereotipos de género que impiden que los hombres asuman las mismas responsabilidades de cuidado, y que además, castigan cuando una de estas no se cumple.
“Es de vital importancia trabajar esto con la población más joven que pueda generar un cambio generacional con mayor igualdad de género. En particular en Colombia, ya se puede ver que niños y niñas entre 10 y 15 años tienen una distribución del trabajo doméstico no remunerado desigual”, comenta la experta.
También dijo que es importante estimar la distribución del ingreso relativo de la mujer con datos oficiales administrativos, pues esto permitiría mayor precisión y diagnostico de la discontinuidad y del análisis de parejas con mismos ingresos.