Bloomberg — La economía del hidrógeno pronto podría obtener una tarjeta de puntuación, una forma de medir cuán amigable con el clima es realmente el combustible.
Y los resultados podrían dar forma a los mercados en todo el mundo.
S&P Global Platts, el servicio de fijación de precios de energía y materias primas, se ha asociado con un laboratorio nacional y un grupo de investigación sin fines de lucro para crear una herramienta para medir la intensidad de carbono de diferentes fuentes de hidrógeno, mostrando el impacto del calentamiento global de cada uno. La herramienta, una versión de la cual podría estar lista en 18 meses, no solo analizará cómo se produce el hidrógeno, si se extrae del agua o del gas natural, y qué fuente de energía se utiliza para impulsar su producción. En cambio, evaluará las plantas de producción de hidrógeno individuales, otorgando a cada instalación una puntuación que puede mostrar a los clientes e inversores. Ese es el plan, al menos, para lo que los participantes llaman Iniciativa Abierta de Hidrógeno u OHI (por sus siglas en inglés).
“Creemos firmemente que el hidrógeno será un combustible clave en el futuro”, dijo en una entrevista Jonty Rushforth, director senior de precios de transición energética de Platts. “Si el hidrógeno es un combustible que se usaría principalmente debido a sus atributos ambientales, es absolutamente crucial desde una perspectiva de mercado que esos atributos sean conocidos y aceptados en todo el mercado”.
Platts, la organización de investigación GTI y el Laboratorio Nacional de Tecnología Energética planean consultar con empresas de producción de hidrógeno, instituciones financieras, empresas de servicios públicos y otros para diseñar el sistema. La creación de un sistema de este tipo ahora, dicen los socios, puede proporcionar una base crucial para una futura economía del hidrógeno, ayudando a guiar las decisiones de los funcionarios gubernamentales y los inversores privados en todo el mundo.
“No necesitamos cinco estándares a nivel mundial, necesitamos uno que sea efectivo”, dijo Paula Gant, vicepresidenta sénior de estrategia e innovación de GTI.
Si bien a menudo se promociona como un combustible limpio, el impacto climático del hidrógeno depende de cómo se fabrique. El llamado “hidrógeno verde” utiliza energía renovable para separar el hidrógeno del agua, un proceso que no produce gases de efecto invernadero. El “hidrógeno azul” proviene del gas natural, con emisiones de carbono capturadas y almacenadas en lugar de ventiladas a la atmósfera. Hay toda una rueda de colores de métodos (marrón, rosa, turquesa) útiles para conversar pero no para evaluar la intensidad real del carbono.
De ahí la necesidad de un estándar que los participantes de la economía del hidrógeno puedan acordar y utilizar. La Iniciativa OHI tiene como objetivo que su trabajo y su producto final sean de código abierto, para que cualquiera pueda ver cómo funciona y confiar en los resultados.
“Estamos haciendo esto con el mundo mirando y ellos pueden ver debajo del capó”, dijo Gant.
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Este artículo fue traducido por Miriam Salazar