Bloomberg Línea Ideas — A partir de las declaraciones el viernes pasado del asesor de Seguridad Nacional de EE.UU. Jake Sullivan, sobre la inminente invasión de Rusia a Ucrania se desencadenó un sentimiento generalizado de aversión al riesgo entre los inversionistas que se tradujo en caídas generalizadas entre los principales índices accionarios e incrementos en el precio de algunas materias primas. Estos movimientos se extendieron al cierre de las operaciones el lunes pasado, en donde particularmente los precios del petróleo WTI y Brent se incrementaron a niveles cercanos a 95 y 96 dólares por barril, respectivamente (precios no vistos desde 2014). De igual manera, los precios del gas natural (Henry Hub) tuvieron un incremento de 5.25% al cierre de las operaciones del lunes respecto a su cotización del viernes. A continuación, se detallan algunas implicaciones directas e indirectas en el frente inflacionario derivadas de choques en la oferta de estas materias primas.
En primera instancia, el incremento en el precio del petróleo obedece a que, en caso de llevarse a cabo la materialización del conflicto bélico, esto tendría como consecuencia una disrupción en la oferta de crudo de manera inmediata. La principal razón radica en que Rusia juega un papel muy relevante en el mercado de petróleo, ya que fue el tercer mayor productor de petróleo (fuente: EIA) durante el 2020. En ese mismo año, Rusia tuvo una exportación de 5 millones de barriles diarios de petróleo, en donde el 60% se destinó a Europa (Alemania, Holanda y Polonia principalmente), el 30% a China y el 1% a EU. Las implicaciones económicas globales directas de una persistencia en el ritmo de crecimiento del petróleo (al ser un insumo básico transversal) se traducirán en mayores tasas de inflación que podrían acelerar el proceso de normalización monetaria de los principales bancos centrales a nivel global.
Por otro lado, el gas natural juega un papel estratégico en el conflicto geopolítico debido a la dependencia de Europa a las importaciones provenientes de Rusia que en 2020 representaban más del 38% (fuente: Eurostat), con disparidades significativas entre países. Desde otoño del año pasado la empresa estatal rusa, Gazprom, agotó su capacidad instalada de almacenaje de gas natural para Europa Occidental y mantuvo las exportaciones a niveles relativamente bajos durante el invierno, lo que se tradujo en incrementos en el precio del bien. Algunas versiones apuntan a que esto fue una estrategia táctica de los rusos para acelerar la aprobación del proyecto del gasoducto Nordstream 2, que actualmente se encuentra totalmente construido, pero espera procesos de certificación de los reguladores alemanes. Este proyecto tuvo un costo de 11 mil millones de dólares (USD) y transita desde el Mar Báltico hasta Alemania sin pasar por Ucrania (para evitar el pago de cuotas) como sucede actualmente con otros gasoductos. La importancia estratégica de este proyecto ha sido tal, que, en caso de una invasión de Rusia a Ucrania, el presidente Biden ha declarado que lo clausurará. Sin embargo, Nordstream 2 es una pieza fundamental para proveer de gas a Alemania, lo cual dificulta un frente coordinado entre los miembros de la OTAN contra los rusos.
Al igual que el petróleo, las implicaciones directas del gas natural como insumo básico esencial sobre la inflación se han discutido ampliamente. Sin embargo, poco se ha mencionado del impacto indirecto del precio del gas natural en la inflación de productos agrícolas. La cadena agroalimentaria ha sufrido de manera significativa las consecuencias de la escasez de gas natural en Europa debido a que los incrementos de precios han afectado el costo de la urea que funge como materia prima en la producción de fertilizantes nitrogenados. Adicionalmente, Rusia y China, los principales productores de urea a nivel global, impusieron restricciones a la exportación lo cual presionó aún más los precios.
En un artículo recientemente publicado por Yuliya Fedorinova y sus colegas en Bloomberg Línea, se detallan los riesgos que enfrenta actualmente Europa para las cosechas. En este estudio, se estima que Europa puede enfrentar un déficit del 9% de las necesidades anuales de fertilizantes en la primera mitad del 2022. Así mismo, señalan que el país con mayor riesgo es Hungría, ya que podría enfrentar una reducción de entre 30 y 40 por ciento en el uso de fertilizantes nitrogenados. El impacto del incremento en el precio de los fertilizantes para el siguiente ciclo agrícola podría exacerbar las dificultades en la producción, principalmente en el mercado del maíz y el trigo.
Los problemas en el mercado de fertilizantes en Europa parecen no tener una solución en el horizonte próximo. En su última columna de opinión publicada en el Financial Times, John Dizard señaló la posible compra de EuroChem Group (con sede en Rusia) sobre Borealis, empresa dedicada a la producción de fertilizantes nitrogenados. En caso de llevarse a cabo la adquisición, esto haría que EuroChem se convierta en la segunda empresa más grande de fertilizantes nitrogenados en Europa, seguida de Yara (Noruega). Los riesgos de concentración en este mercado tendrían implicaciones de seguridad agroalimentaria para el continente europeo y amplificarían los riesgos al alza de los precios internacionales en el mercado agrícola.
Al momento de escribir este artículo no se habían detonado mayores acontecimientos que brindaran señales de un estallido militar. Sin embargo, las implicaciones de la agitación política se han visto reflejadas en el precio de algunos insumos esenciales en la cadena de producción. Las consecuencias del incremento en el precio del gas natural para el mercado de fertilizantes nitrogenados podrían agravar los problemas inflacionarios que se presentan a nivel global. Los tomadores de decisión deben estar atentos a la evolución de la dinámica de este mercado, para poder calibrar con tiros de precisión políticas económicas que permitan transitar con relativa estabilidad el actual desorden internacional.
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