Bloomberg Opinión — La estabilidad sigue siendo un bien escaso en Medio Oriente. Razón de más para acoger con satisfacción los modestos signos de acercamiento entre líderes israelíes y palestinos, y para que ambas partes los aprovechen.
Hay que reconocer que las condiciones no parecen propicias para la paz. La frágil coalición que gobierna Israel está dividida entre los partidarios de la línea dura que se oponen firmemente a un Estado palestino independiente, los izquierdistas, los centristas e incluso un partido islamista. Los palestinos están aún más divididos, con Hamás dominando la Franja de Gaza y haciendo incursiones en Cisjordania, donde la muy impopular Autoridad Palestina (AP) tiene el control. Mientras tanto, Estados Unidos está muy ocupado tratando de evitar otras crisis, desde Ucrania hasta Irán, y tiene poco margen de maniobra para negociar un nuevo proceso de paz en Oriente Medio.
Eso no significa que no se puedan hacer progresos graduales. En los últimos meses, Israel ha dado algunos pasos prometedores. Ha accedido provisionalmente a permitir a las empresas palestinas la instalación de redes móviles 4G, que el Banco Mundial ha calificado de fundamentales para el desarrollo de una economía digital palestina. A finales de diciembre, funcionarios israelíes prometieron legalizar el estatus de varios miles de palestinos y proporcionar más pases de viaje para funcionarios y empresarios palestinos. Lo más importante es que Israel ha ofrecido más de US$180 millones en préstamos para que la AP pueda pagar los salarios y evitar una crisis fiscal.
Aunque el gobierno de Israel ha sido criticado por dar demasiado y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, por aceptar demasiado poco, estas medidas son buenas para ambas partes. Apuntalan a la AP (un socio de seguridad fundamental para Israel) frente a Hamas. También deberían ayudar a aliviar las crecientes frustraciones en Cisjordania al eliminar algunas indignidades diarias innecesarias. Israel podría reforzar aún más la posición fiscal de la AP siguiendo las propuestas de reducir las tasas de manipulación de los envíos de combustible y permitir un comercio transfronterizo más amplio con Jordania.
Los líderes palestinos podrían desbloquear más ayuda tomando algunas medidas sensatas por su cuenta. En primer lugar, deben abandonar su política de pago de estipendios a las familias de los palestinos, incluidos los terroristas convictos, que han sido encarcelados o asesinados por las fuerzas de seguridad israelíes. Estos pagos han llevado a Israel a retener decenas de millones de dólares de los ingresos aduaneros que recauda en nombre de los palestinos, e impiden que EE.UU. financie directamente a la AP. En privado, algunos funcionarios palestinos han reconocido que es necesario revisar el programa y ofrecer a las familias asistencia social sólo en función de las necesidades económicas. Abbas debería tener el valor de actuar.
Por su parte, los dirigentes israelíes deberían recordar que los esfuerzos parciales son bienvenidos pero no suficientes. Para que los jóvenes palestinos se resistan a los llamamientos de grupos radicales como Hamas, necesitan ver alguna esperanza de progreso tanto político como económico. Aunque sea prematuro prever nuevas conversaciones de paz, Israel no debería al menos, excluirlas con medidas unilaterales, como la construcción de asentamientos en zonas críticas para un futuro Estado palestino.
El hecho es que no existe una solución de un solo Estado que pueda garantizar que Israel siga siendo judío, democrático y seguro. Sus partidarios deberían aplaudir las medidas para estabilizar las relaciones con los palestinos y presionar para conseguir más.
Editores: Nisid Hajari, Timothy Lavin.
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Este artículo fue traducido por Andrea González