Buenos Aires — Teddy Karagozian es presidente y CEO de TN&Platex, una empresa textil argentina que nació en 1979 y cuenta en la actualidad con 1.200 empleados, ocho plantas industriales, un centro de distribución y oficinas administrativas distribuidas en seis provincias.
En diálogo con Bloomberg Línea, se mostró optimista respecto del futuro tanto de la compañía, como del sector en general, aunque advirtió sobre los puntos a mejorar en el país para que pueda crecer de manera sostenida, de la mano de la creación del empleo en el sector privado.
La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
¿Cómo se encuentra el sector textil en Argentina? ¿Cómo comenzó el año?
El año comenzó muy bien. Estamos en febrero, cuando los clientes empiezan a pedir la mercadería que van a ir necesitando en el año. La proyección es que va a ser un muy buen año. Venimos de dos años muy buenos, a pesar del Covid-19, en los que la industria recuperó su capacidad y su producción. Había caído en un 25-35%, según el sector, la producción durante los años del Gobierno anterior, cuando se favoreció mucho la importación y se desmereció bastante la producción local. La realidad es que gastamos los dólares. La Argentina hoy no tiene dólares y la industria textil, que es la que provee a toda la gente de ropa, tiene bastante buena capacidad y una matriz muy sofisticada. Estamos con mucho trabajo, invirtiendo mucho.
¿Cómo terminó TN&Platex el 2021, teniendo en cuenta que la Argentina creció incluso más de lo que esperaba el Gobierno?
En 2015 producíamos 100, y de 100 bajamos a 50 a finales de 2019. Hoy estamos en 75. Todavía nos falta crecer de 75 a 100. Los competidores pueden estar un poco mejor, un poco peor, pero como hago materias primas, eso refleja bastante bien lo que sucede en el país. Nuestra proyección es que vamos a llegar a 100 en un par de años porque destruir se destruye muy rápido, pero crecer, se crece más lentamente. Las industrias en Argentina, en un contexto feo, en el que los diarios dicen que está muy mal, en general estamos invirtiendo.
Entonces, para 2022 las proyecciones son de continuar con ese ritmo ascendente hasta que en algunos años se pueda llegar a ese “100″.
A 100 y quizás 200. El país genera muchas materias primas a las que se les puede dar valor agregado. El país tiene, sin embargo, un sistema que promueve comprar tecnología por encima del valor normal de lo que la mano de obra, que cuesta barata en Argentina, debiera. En la medida en que nosotros podamos ir adaptando una estructura distinta, un sistema distinto en el tema laboral, vamos a poder hacer que las materias primas que el país produce, se les genere más valor agregado, porque una característica mala de la Argentina es que una parte muy pequeña de la población trabaja en el sector privado productivo. Mucha gente trabaja en el Estado o no trabaja o está jubilada. Entonces, la Argentina es uno de los países que tiene una población económicamente activa más chica. Materias primas como tenemos nosotros, más una población económicamente activa que vaya creciendo, va a permitir al país crecer más rápidamente.
¿Qué reformas debería hacer el país? Vos impulsaste el proyecto Mochila Argentina, por ejemplo. ¿Qué precisa la Argentina para crecer y generar empleo que sea privado y no estatal?
La causa más importante es que cada vez es más chica la población económicamente activa. La desocupación no es alta, pero la población que busca empleo es cada vez más baja. Entonces, como en algunas familias hay menos gente trabajando, se van empobreciendo. La mochila Argentina viene a ser un seguro que paga el empleador a nombre de su empleado para que en las empresas no se acumule el pasivo laboral y se asegure al empleado que va a cobrar su indemnización. En la medida en que la izquierda no comprenda que el problema en la Argentina es que hay poca gente trabajando y la derecha no comprenda que el déficit y el gasto público son consecuencias de un fenómeno anterior, que es el poco empleo privado, producto del no deseo de los empresarios de emplear gente, no vamos a ir encontrando la solución. Como ya probamos si regalar dinero funcionaba o no, y no funcionó, como los empresarios cuando nos va bien, compramos tecnología, pero empleamos poca gente, hasta que no se resuelva eso, no creo que la Argentina pueda crecer en el largo plazo. Poco a poco, más gente está escuchando el tema.
¿Pudiste plantear el proyecto con autoridades nacionales? ¿Qué respuesta te dieron?
Es interesante que, para mucha gente, el Gobierno anterior escuchaba y este es un Gobierno que no escucha. A mí me pasó lo contrario. En este caso, un ministro, otro ministro y otro se han interesado. Tienen temores de que [Mochila Argentina] sea un instrumento para despedir gente. La realidad es que a los empresarios en la Argentina nos falta mucho personal y no estamos creciendo a la velocidad que podríamos por el temor a emplear. Si nos liberaran un poco las manos para poder emplear sin acumular pasivo laboral, el país volaría. No conozco ningún empresario que, aún con las restricciones que hemos tenido, siga teniendo a alguien que no quiere que trabaje con él. El problema en la mayoría es que tenemos mucha demanda y poca capacidad de producción. Lo estamos compensando con máquinas, en vez de emplear gente. Eso es caro para el país porque no tenemos dólares. Lo que estoy planteando es que un cambio y una mejora, no una reforma, en la situación laboral es como si hubiera una devaluación, porque al otro día, en vez de comprar máquinas, puedo poner más turnos a trabajar. Eso es lo que podría llegar a lograr la Mochila y cuando eso suceda, va a bajar el gasto público, porque el empleador de último recurso es el Estado y el dador de beneficios es el Estado. Pueden bajar los impuestos, va a bajar la inflación y la pobreza.
¿Y la informalidad? Es uno de los grandes problemas que hay en la Argentina.
Lo veo exactamente así, pero agregaría otra cosa. Hay gente que está en blanco que también está en una situación muy precaria. Todo el crecimiento de los autónomos son empleados encubiertos. Mismo en el Estado, y estas personas no tienen vacaciones ni indemnización. Hay un sistema que funciona mal y ajusta por la parte más débil, que es el salario del trabajador y su precariedad. En un caso totalmente negro, en otro en blanco sin ninguno de los derechos. Los sistemas siempre se acomodan. En la Argentina, el sistema está acomodando hacia la pobreza, pero una cosa interesante de los argentinos es su alta capacidad de adaptación. Lo que vengo planteando a los funcionarios públicos es que ante un cambio de sistema, hacia el bien, lo que se puede producir es un golpe de crecimiento muy grande en la Argentina, del 10% por diez años, porque la Argentina económicamente activa está muy cercana al 50% y eso quiere decir que un 50% de la gente no está trabajando ni busca empleo. Tenemos una proporción excesiva de jubilados, de gente en la clandestinidad, que vive de la dádiva del Estado. De conseguir en el sector privado, podrían tomar las materias primas que la Argentina regala, darle mucho valor agregado a la soja, al algodón, al trigo. Podemos hacer pasta, ropa, productos terminados, chacinados.
Relacionado con las reformas, ¿creés que de la mano de un acuerdo definitivo con el Fondo Monetario podría llegar a aplicarse algo de lo que estás comentando?
Es una condición necesaria, pero no suficiente. No arreglar con el Fondo es estar en un piso gelatinoso donde sólo algunos pocos empresarios como nosotros, que somos altamente optimistas, invertimos aún en los peores momentos de la Argentina. Necesitamos que los empresarios argentinos, los optimistas y los pesimistas, inviertan. Necesitamos tener la claridad conceptual de que los empresarios no son máquinas. Son personas que leen los mismos diarios y las mismas cosas y que si la sociedad argentina no los aprecia, no van a invertir. Si el FMI no se arregla, no van a invertir. Si todas las cosas que tienen que salir no están bien, no va a salir. Si no hacemos bien los cambios en la legislación laboral, si no hacemos bien el tema del FMI, si no ponemos coherencia en el tratamiento del Estado, si no ponemos coherencia en la oposición, porque la oposición no ayuda tampoco en sus manejos, diciendo barbaridades como si no hubieran estado hace tres o cuatro años, como si no fueran responsables. Si todas estas cosas no funcionan bien y los empresarios hacemos lo nuestro, la Argentina no va a crecer. Dicho esto, soy de los empresarios optimistas que creo que la Argentina, a pesar de todo, tiene gente que hace un esfuerzo y poco a poco va a rendir frutos. Soy de los que no creen que la salida de la argentina es yéndose del país.
¿Cómo ves a nivel general la inflación y lo que está pasando con los precios del sector?
La inflación no es el problema, no es el déficit el problema, no es la falta de impuestos el problema. El problema es el gasto [público]. El gasto es producto de que el Estado es el empleador de último recurso y que los empresarios no queremos emplear suficiente gente, entonces, el Estado no solamente emplea como último recurso, sino que tiene que dar dádivas a un montón de gente que no tiene empleo. En textiles se ve más lo que es la economía sin la intervención del sector público. Cuando frenás el pasaje de colectivo, ese índice te da por abajo, cuando no subís la tarifa eléctrica, el índice da por abajo. En textiles, en el período que nosotros bajamos a la mitad la producción, no es que los precios bajaron en la Argentina porque nos hicimos más productivos durante los cuatro años del Gobierno de (Mauricio) Macri. Los precios bajaron en Argentina porque nos íbamos fundiendo e íbamos liquidando stocks. Eso no es una baja de precios verdadera, no es un aumento de productividad verdadera. Esa disminución de precios que dicen los liberales que se dio durante el Gobierno de (Mauricio) Macri, en realidad, fue una disminución de la oferta de productos, que hoy no está y que falta 25% al nivel que teníamos en diciembre de 2019. Entonces, lo que hay que comprender en los procesos inflacionarios es cómo se miden los índices de precios. A veces tienen algunas trampas. Una muy importante que tiene el índice de precios textil es que la Argentina durante cuatro años, y antes también, malgastó muchos dólares. Como esos dólares no los tenemos, los importadores de productos, que son los que están en el índice de precio de ropa, que son los que venden en el shopping, subieron mucho el precio de la mercadería porque es difícil para ellos importar. No tienen mercadería porque los fabricantes nacionales dejamos de poder proveerles, porque durante cuatro años fuimos bajando a la mitad nuestra capacidad de producción. La eliminación de la posibilidad de importar porque no hay dólares y la eliminación del excedente que teníamos de capacidad de producción hacen que los precios de la ropa suban, pero mucho de ese índice es de ropa importada.
TE PUEDE INTERESAR:
Marcos Buscaglia: ‘De acá al deadline con el FMI las variables financieras se van a espiralizar’
Claudio Loser, ex FMI: ‘Soy moderadamente optimista de que Argentina llegará a un acuerdo’
Crece el empleo público en Argentina como refugio ante las crisis