Buenos Aires — La aceleración de la inflación y las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) forzaron un cambio de estrategia en la política monetaria del Banco Central, que evalúa cuál será el futuro de la tasa de referencia, mejor conocida como LELIQ.
Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado, los analistas elevaron su proyección de inflación para este año y esperan que se ubique en 55%, mientras que el Gobierno ya anticipó que en el corto plazo no espera un cambio de tendencia.
De hecho, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, adelantó recientemente que en enero “todavía va a ser alta” y que así se va a mantener hasta marzo.
Ante esa situación, el titular de la autoridad monetaria, Miguel Pesce, indicó en declaraciones a la prensa que hay una “etapa de transición”, y anticipó que se encuentra a la espera de la publicación del INDEC correspondiente al primer mes del año para analizar si aplica algún cambio en la tasa de interés.
La última suba se puso en marcha a principios de enero y se trató de la primera modificación en más de un año.
El martes, un día clave
Ante la proximidad de la jornada en la que el instituto oficial difundirá el dato de enero, el mercado se mantiene a la expectativa de la decisión del Banco Central.
Juan Pablo Rotger, economista de Fundación Capital, manifestó: “Esperamos una nueva suba de tasas en línea con lo anunciado, y teniendo en cuenta que una LELIQ a 30 días rinde hoy 3,3% mensual, frente a una inflación en torno al 3,8%”.
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“La convergencia hacia tasas de interés reales positivas es uno de los focos del acuerdo con el FMI, y esperamos que las autoridades continúen en ese camino”, argumentó en diálogo con Bloomberg Línea.
Por su parte, Quinquela Fondos, expresó en un informe que “la tasa de política monetaria es la que debe acercarse a la inflación”. “Hoy está en 46,2%, versus una expectativa de inflación de 55%. Luce muy baja. El BCRA tiene como limitante el impacto monetario de esa tasa, dado que el devengamiento de intereses se convierte en emisión de pesos”, explicó.
“Esperamos una suba en las próximas 2,3 semanas, pero no creemos que llegue ya a ser positiva en términos reales”, calculó.
El papel de la inflación
Para Quinquela Fondos, “desde la perspectiva monetaria y cambiaria, lo ideal” sería que las tasas sean positivas, “pero la realidad muestra que todas las tasas efectivas analizadas son menores a la expectativa de inflación”.
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“No resultará fácil lograr tasas reales positivas, porque pueden generar fuertes costos en términos de emisión monetaria y de financiamiento para el Tesoro, pero creemos que el esfuerzo estará puesto en generar algunos instrumentos con rendimiento real positivo, aunque no lleguen a extenderse a todas las alternativas de inversión”, analizó.
Además, sostuvo que “el stock de pasivos remunerados es el limitante, dado que crece vía devengamiento de intereses y por la nueva colocación”. “Por lo tanto, si la tasa es positiva en términos reales por una magnitud superior al crecimiento del PBI real, aumentará el peso de estos pasivos”, advirtió.
La tasas, el contexto y el dólar
Quinquela Fondos recordó que la economía “sigue operando bajo estrictos controles cambiarios y con un nivel de crédito en relación al PBI del orden del 10%”.
En ese escenario, “las tasas son poco efectivas con respecto a la inflación, pero siguen teniendo incidencia en la demanda de dólares”. “Pueden coexistir bajo este esquema tasas reales negativas para los depositantes, siempre que le ganen a la expectativa de depreciación”, expresó.
La negociación con el FMI
“El hecho de que el acuerdo con el FMI se haya alcanzado más de dos años después de haber asumido el Gobierno y 15 meses después de cerrada la reestructuración con acreedores privados es elocuente de la falta de unanimidad que hay en el Gobierno sobre la vía elegida”, evaluó Consultatio.
En ese sentido, remarcó que “si bien las metas fiscales no son las más exigentes en el corto plazo, implican un sendero de consolidación que no será gratis. Y menos aún cuando se ponen en conjunto con la reducción de la asistencia monetaria del BCRA y sobre todo el objetivo de tasa de interés real positiva”.
“La tasa de pases o la de Leliq quedan todavía bastante por debajo de la que resultaría de considerar la inflación anualizada del último mes (45%), o la del último año (50%) o con la estimada para 2022 (piso 55%)”, apuntó.
Según su perspectiva, una suba en la tasa de interés puede favorecer “la disminución de la brecha cambiaria”.
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