Bloomberg — Era inevitable. El presidente de EE.UU,, Joe Biden, dijo por fin la palabra “Tesla” (TSLA) en una sesión informativa en la Casa Blanca el martes. No solo eso: también mencionó a Rivian (RIVN), respaldada por Amazon (AMZN), y al fabricante de autobuses eléctricos Proterra.
“Desde 2021, las empresas han anunciado inversiones por un total de más de US$200.000 millones en fabricación nacional aquí en Estados Unidos, desde empresas emblemáticas como GM (GM) y Ford (F) que están construyendo una nueva producción de vehículos eléctricos hasta Tesla, el mayor fabricante de vehículos eléctricos de nuestro país, pasando por empresas más jóvenes e innovadoras como Rivian, que construye camiones eléctricos, o Proterra, que construye autobuses eléctricos”, dijo Biden durante un discurso de promoción de la fabricación nacional de automóviles.
Biden se llama desde hace tiempo a sí mismo un hombre de sindicatos y de coches, y ha adoptado los vehículos eléctricos como algo vital para sus ambiciones económicas y climáticas. Durante meses, se centró en GM y Ford, pero ignoró a Tesla, un desaire que provocó reacciones públicas cada vez más exasperadas por parte de Elon Musk, CEO de Tesla.
Pero Biden también se abstuvo de mencionar todas las demás empresas emergentes en el espacio de los vehículos eléctricos, lo que resulta desconcertante dado que estas empresas están creando puestos de trabajo de fabricación. También emplean a un número creciente de personas que se preocupan profundamente por el cambio climático y que probablemente votan en las elecciones.
Biden ha contado durante mucho tiempo con el apoyo de los sindicatos en sus campañas políticas, incluido el United Auto Workers. Muchas de las startups de vehículos eléctricos, incluidas Tesla y Rivian, no están sindicadas pero ofrecen a los empleados participación en sus empresas.
En 2021, Tesla entregó más de 936.000 coches en todo el mundo y está a punto de abrir una nueva fábrica en Austin, Texas (además de Berlín). El informe anual de la compañía, publicado esta semana, señala que ahora cuenta con 99.250 empleados en todo el mundo. Ya no es una empresa emergente de Silicon Valley, ya que es una compañía pública desde hace más de una década.
Aunque se trata de una historia de éxito que merece la pena celebrar, Tesla también lleva consigo un gran bagaje. Entre los problemas a los que se enfrenta la empresa:
- La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos (NHTSA, por sus siglas en inglés) tiene una investigación de defectos en curso sobre Autopilot, que analiza cómo el sistema de asistencia al conductor de la compañía maneja las escenas de choque y si es ineficaz para evitar colisiones con camiones de bomberos y coches de policía;
- El Departamento de Igualdad en el Empleo y la Vivienda de California informó a Tesla el 3 de enero de que había emitido una notificación que implicaba discriminación racial y acoso, y aparentemente es inminente una demanda;
- La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) envió otra citación a Tesla en noviembre en relación con si ha estado cumpliendo con el acuerdo que surgió de los tweets de Musk en 2018 sobre la toma de la compañía privada.
Musk, de 50 años, es la persona más rica del planeta. Su postura política es complicada, lo cual es otra razón por la que Biden puede no haberse apresurado a elogiarlo.
La transición a los vehículos eléctricos comenzó con la ayuda de las políticas gubernamentales y ahora está siendo ampliamente adoptada por los consumidores, que tienen cada vez más modelos entre los que elegir. Que Biden mencione por fin a otras empresas además de Ford y GM es un gran paso para reconocer esta realidad.
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