Ciudad de México — El primer trimestre de 2020 fue un buen periodo para Ternium (TX), la productora de acero plano con plantas en México, Brasil, Argentina, Colombia, el sur de los Estados Unidos y Centroamérica. En medio del aumento de las preocupaciones por la expansión del brote del virus del Covid-19, la empresa comandada por Máximo Vedoya logró aumentar su participación en el mercado comercial mexicano, el principal para la compañía, a pesar de un entorno débil que ya mostraba el sector de la construcción.
Los planes eran ambiciosos en la región de Latinoamérica. De enero a marzo, la acerera propiedad de la italoargentina Techint despachó tres millones de toneladas de acero, de los cuales 1.6 millones fueron en México. Esto era un 6% mayor sobre el mismo período de 2019.
Los números al alza venían acompañados de un refuerzo en infraestructura, con el arranque de sus nuevas instalaciones de galvanizado y pintura a través de una nueva planta en México, ubicada en Pesquería, en el estado de Nuevo León, al norte del país, que tenía a más de 4,500 personas construyéndola a diario.
“Era el plan más grande de inversiones que nosotros teníamos en nuestra historia”, contó Vedoya en entrevista con Bloomberg Línea, quien dirige la empresa desde octubre de 2017, luego del retiro de Daniel Novegil tras ocupar por 12 años esa posición.
A la planta de Pesquería en México se sumaba una segunda en Colombia, casi terminada. Eran US$1.500 millones de inversión total, pero el mes de abril terminaría por romper la buena racha de avance. Vedoya entonces tomó la decisión más dura de todas. Había que frenar la inversión.
“Tuvimos que tomar la decisión de frenar todo porque era muy difícil seguir con estas inversiones y poder controlar todo. En una planta industrial que ya está trabajando es más fácil poder tener protocolos, pero en un lugar donde entraban 4.500 personas a hacer una obra donde uno está muy cerca del otro, fue mucho más difícil”.
El CEO global la describe como una decisión “muy dura”, pero correcta.
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En medio del estrés, Vedoya hizo acopio de una mente fría, pero estratégica. Como en todo, dijo, había que tomar decisiones, sin embargo, determinó que éstas debían tener en la balanza a la gente, la empresa y los clientes. También se suspendieron los dividendos, una elección que cree pudo generar una especie de castigo por parte del mercado, pero el foco de Vedoya se resumía en una palabra: protección.
“Yo no estaba seguro de que podíamos proteger a toda la gente estando en esta planta, en esta construcción y, segundo, porque la empresa estaba sufriendo. Hay que pensar que en abril y mayo el mercado cayó drásticamente. Nosotros teníamos que ver cómo guardábamos nuestros recursos. Creo que esa es una decisión que sí nos costó”, explica.
Los resultados del segundo trimestre lo confirmaron. En México, de abril a junio de 2020, los despachos de acero disminuyeron 25% sobre el mismo período de 2019 y 29% sobre una base secuencial.
La siderúrgica fue una de las industrias cuyas operaciones eran difíciles de frenar, incluso en medio de una pandemia. Lo único que debía hacerse era implementar protocolos estrictos.
De los 20.200 trabajadores que Ternium emplea en la región de las Américas, se han realizado más de 100.000 test masivos de PCR, más de cuatro por persona en promedio, sin contar al personal que comenzó a laborar desde casa. También estableció un fondo con casi US$10.000 millones para apoyar a los mercados de México, Colombia, Brasil, Argentina y Guatemala con el abastecimiento de equipos de bioseguridad y hasta donación de respiradores a hospitales.
En Monterrey, Nuevo León, al tiempo en que se frenaba la planta en Pesquería, la empresa convirtió un espacio recreativo con canchas de futbol, gimnasio y cafetería en un hospital gratuito con 100 camas de internación y 20 de terapia intensiva intermedia que, dice Vedoya, aunque tuvo periodos donde no aparecía ni un solo paciente, seguirá funcionando hasta que realmente termine la pandemia.
La unidad médica no sólo recibía a personal de la empresa, sino a enfermos provenientes del hospital Metropolitano y Universitario que el Gobierno de Nuevo León enviaba.
Más ventanas para el acero
Máximo Vedoya vio dos ventanas de oportunidad a medida que se disipaban los temores sobre el estado de la industria del acero en la etapa más crítica del gran confinamiento y de la cual no había un manual previo sobre cómo actuar respecto a otras crisis económicas, como la de 2008, cuando los precios del acero tardaron en recuperarse de dos a tres años.
Hacia los meses de julio, agosto y septiembre de 2020, los despachos de acero de Ternium se recuperaron un 23% secuencialmente, a 1.4 millones de toneladas. Las industrias manufactureras continuaron incrementando la actividad en sus instalaciones durante el tercer trimestre, y la actividad en el sector de la construcción mejoró ligeramente.
“Creo que, para lo que pasó, nosotros en Ternium -pero muchas empresas-, salieron muy bien libradas. Creo que aprendieron, pero además actuaron de manera muy sólida, contando la incertidumbre que teníamos en ese momento”.
Vedoya mira estos resultados más allá de un repunte en las actividades de construcción, automotriz, planes de infraestructura y lo relaciona a un cambio en la dinámica del consumo. La gente cambió las salidas a comer y las compras de muchas cosas por mejoras en la casa, lo que llevó a atestiguar un mayor consumo de acero como una tendencia que llegó para quedarse.
“Yo mismo en mi casa quiero hacer reformas porque voy a pasar más tiempo en mi casa. También hay muchos artefactos, como los electrodomésticos, aires acondicionados. El consumo de eso está en niveles superiores a lo que estaba antes de la pandemia, un poco por esta dinámica que está cambiando la visión de la gente”.
Entre agosto de 2020 y julio de 2021, los precios del acero, solo en México, vivieron una recuperación que no se había visto en años, con alzas de 200% en el caso del acero plano y de 85% para el acero largo. Incluso, en mayo del último año, Ternium volvió a entregar dividendos a los inversionistas.
Máximo Vedoya también puso atención a otra oportunidad que surgió con la pandemia, y a su juicio, el cambio más notorio entre empresas e industrias. Se refiere al nearshoring, una actividad que requiere que una empresa traslade sus operaciones a un país cercano desde uno de mayor distancia, contrario al offshoring o deslocalización, que requiere que una empresa traslade los productos fabricados a una región con un costo más bajo que el de su país de origen.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) detalla en sus cifras que en América Latina solo el 14% del comercio es intraregional, comparado con el 59% de Europa y 41% del este de Asia, lo que deja ver que la región latinoamericana es una de las menos integradas.
Mauricio Claver-Carone, presidente del BID, dijo a Bloomberg Línea en agosto de 2021 que la región podría incrementar sus ventas hacia Estados Unidos en US$70.000 millones mediante el nearshoring.
“Creo que todos nos dimos cuenta que el tener cadenas de valor tan globales, donde algunas cosas se produzcan sólo en algún lugar muy alejado de nuestros mercados, no funciona. Nosotros vemos, tanto gobiernos como empresas, que tenemos que traer la producción industrial más cerca del consumo, más cerca de donde estamos, más cerca de donde lo consumimos, de donde lo producimos. Y eso, creo que es una gran ventaja para América Latina”.
El 3 de febrero, el secretario de Hacienda de México, Rogelio Ramírez de la O, dijo a Bloomberg News que el Gobierno mexicano se está acercando a más inversionistas en Estados Unidos para destacar las ventajas de poner más recursos en México que en China como algo beneficioso en tiempos de la escasez en las cadenas de suministro y el aumento en los costos de envío y mano de obra.
Respecto al tratado comercial con México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, considera que a Ternium le funcionó bien y es un paso más para fortalecer la producción regional. “En realidad es un parámetro para que el nearshoring sea realidad. Está recién empezando, pero creo que es un buen camino”.
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Para Máximo Vedoya, el desafío y la oportunidad del nearshoring por igual son considerables, pero lo plantea como el camino a seguir. Es también, dice, una solución a los problemas sociales que tiene Latinoamérica.
“Tenemos que trabajar en cómo hacemos para que esas oportunidades que tenemos, donde empresas están queriendo venir a invertir a Latinoamérica, realmente les podamos dar una base para que esas inversiones puedan venir. Creo que eso es un reto que todos tenemos que trabajar, de la mano de los gobiernos también”.
Máximo Vedoya, CEO global de Ternium
A casi dos años del inicio de la pandemia, Vedoya vislumbra buenas perspectivas para el acero en general, no solo por el alza en el consumo de acero y el nearshoring, sino por su oportunidad como material de reciclaje, en un momento en que los asuntos ambientales se discuten en las mesas de los consejos de administración.
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El CEO global de Ternium actualmente lidia con las restricciones que limitan su gusto por viajar casi todas las semanas para visitar las operaciones de la empresa en los cinco países de la empresa en la región, sin embargo, como con el nearshoring, se sorprende de atestiguar cómo sí se puede seguir operando con casi un 60% del personal de oficina laborando desde casa.
La incertidumbre también quedó atrás. A finales de enero, el laminador en caliente de la nueva planta en Pesquería, que finalmente inició operaciones siete meses atrás, en junio de 2021, produjo su primer millón de toneladas de acero laminado, altamente utilizado en el sector automotriz y de enseres domésticos.
En México, la demanda de acero de los clientes industriales sigue siendo sólida en todo el mercado, con la excepción de la industria automotriz y construcción.
“Yo en general soy optimista de América Latina. Cada país tiene sus retos, hay muchísimas cosas por hacer, pero creo que podemos aprovechar estas oportunidades y seguir creciendo en determinados sectores”.
Con información de Michelle del Campo
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