La mayor racha de Brasil en una década, en peligro por los subsidios a la energía

Los mercados están perdiendo fuerza a medida que proyectos que permitirían al Gobierno federal reducir o eliminar algunos impuestos energéticos avanzan en el Congreso

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Bloomberg — Justo cuando los mercados brasileños parecían estar rumbo a dejar atrás la caída del año pasado, los esfuerzos del presidente Jair Bolsonaro por reducir el precio de los combustibles está frenando lo que había sido el mejor comienzo anual en una década para los activos locales.

Los mercados están comenzando a perder fuerza a medida que dos proyectos de ley que permitirían al Gobierno federal reducir o incluso eliminar algunos impuestos sobre el combustible y el gas para cocinar se abren paso en el Congreso. Si cualquiera de ellos se convierte en ley, podría agotar miles de millones de dólares de las arcas públicas, pero cuenta con un amplio apoyo de los votantes en un año electoral fundamental.

Los inversionistas están preocupados porque ven la iniciativa para reducir los impuestos como una señal de que Bolsonaro está dispuesto a gastar libremente en el período previo a la votación de octubre, socavando la estabilidad fiscal en un país con una larga historia de crisis presupuestarias. Es un cambio doloroso después de que las altas tasas de interés y las valoraciones baratas de las acciones tras años de bajo rendimiento llevaron a las acciones, los bonos y la moneda a tener uno de los mejores desempeños del mundo en enero.

“Reducir por la fuerza los precios del combustible simplemente no es bueno para las tarifas a largo plazo”, dijo Carlos Woelz, socio fundador de la administradora de fondos de cobertura Kapitalo Investimentos en São Paulo, en un evento realizado la semana pasada. “Esto podría hacer que la inercia de la inflación baje, pero volverá a elevarse más tarde”.

El plan de desgravación fiscal de Brasil pretende amortiguar la inflación, que en noviembre alcanzó el nivel más alto en casi dos décadas. El banco central ha realizado las alzas de tasas de interés más agresivas del mundo para controlar los precios, ejerciendo más presión sobre una economía que se prevé que se estancará este año. Si bien la reducción de impuestos podría ayudar al crecimiento, a los economistas les preocupa que también aumente el déficit.

Preocupaciones similares golpearon los mercados brasileños en los últimos dos años, cuando el enorme programa de estímulo del país para combatir el impacto económico de la pandemia llevó a los operadores a vender los activos locales. Las acciones registraron algunas de las mayores pérdidas del mundo en 2021, al tiempo que el real cayó por quinto año consecutivo.

Este año, el real se ha fortalecido un 4,7%, uno de los mejores resultados de los mercados emergentes, incluso después del retroceso de los últimos días. El índice bursátil de referencia ha subido un 7,1%, apenas un poco menos que su máximo de este año, tras caer un 12% en 2021.

El plan de Bolsonaro es autorizar a las administraciones federal y estatales a reducir los impuestos sobre el combustible sin ninguna disposición para compensar la pérdida de ingresos. Con eso en mente, los legisladores, que también tienen el ojo puesto en el año electoral, terminaron presentando dos propuestas separadas al Congreso. Los ingresos anuales podrían caer entre 20.000 millones de reales (US$3.700 millones) y 70.000 millones de reales, dependiendo del proyecto de ley que se apruebe, según un funcionario del Ministerio de Economía.

Sin duda, el gobierno estará en mucha mejor forma fiscal este año que en 2020, cuando inundó el país con estímulos para alejar los efectos de la pandemia. El déficit público del país cerró 2021 en el 4,42% del PIB, tras alcanzar el 13,6% en 2020. La previsión para 2022 es del 5,3% del PIB.

Los subsidios a los combustibles no son el único riesgo para los inversionistas. Las perspectivas para las cuentas públicas también están bajo presión después de que Bolsonaro prometió aumentos a la policía federal, uno de sus principales grupos de apoyo, lo que provocó la demanda de otros funcionarios por salarios más altos. El presupuesto promulgado el mes pasado reserva 1.700 millones de reales para aumentar salarios, lo que no es suficiente para que todos los empleados estatales obtengan un aumento significativo.

Con ayuda de María Eloísa Capurro y Vinícus Andrade

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