Bloomberg — Los canadienses han hecho lo que se les dijo durante la pandemia de Covid-19. Hicieron fila para vacunarse hasta que el país tuvo una de las mejores tasas de vacunación del mundo desarrollado; soportaron algunos de los cierres más largos de Norteamérica; y han cumplido con una amplia variedad de toques de queda y cuarentenas.
Pero incluso en una sociedad conocida por su civismo y deferencia a la autoridad, muchos están llegando a su límite.
La frustración y la rabia reprimidas han irrumpido en el centro de la capital del país, con cientos de camioneros y otros manifestantes que han ocupado las calles de Ottawa durante casi una semana para oponerse a los mandatos de vacunación. El grupo ha sido defendido en Fox News y por el podcaster Joe Rogan, el multimillonario de Tesla (TSLA) Elon Musk y el expresidente Donald Trump. Los manifestantes han empezado a construir refugios improvisados y a recoger tanques de propano, prometiendo quedarse hasta que se levanten los mandatos de las vacunas.
Puede que la población desapruebe sus ocurrencias, pero cada vez hay más apoyo al mensaje principal que transmiten: las restricciones de Covid-19 ya no tienen sentido. Las protestas han sido la comidilla del país, en las mesas, en los programas de entrevistas y en las redes sociales. Y sirven como disparo de advertencia no sólo para el Primer Ministro, Justin Trudeau, sino para los líderes de todo el mundo: Si incluso Canadá empieza a resistirse a las medidas contra la pandemia, ¿qué significa eso para el resto del mundo?
“La gente empieza a preguntarse cuál es el objetivo o la eficacia de estas restricciones”, dijo Shachi Kurl, presidente del Instituto Angus Reid, una empresa de investigación de Vancouver.
Un sondeo realizado por el instituto a finales de enero reveló que el 54% de los canadienses quiere poner fin a las restricciones y dejar que la gente se aísle si está en peligro. Esta cifra aumentó 14 puntos porcentuales con respecto a unas semanas antes. Ómicron, una variante altamente infecciosa pero con menos probabilidades de causar una enfermedad grave, ha cambiado la percepción del riesgo, según Kurl.
La reacción “no es instintiva. Se ha ido acumulando”, dijo.
A medida que la fatiga de Covid-19 se convierte en angustia, los cansados líderes gubernamentales deben decidir si es el momento de empezar a tratar el virus como una enfermedad endémica, como la gripe estacional. Los expertos han advertido que podría ser prematuro. Pero si Canadá sirve de guía, es probable que aumente la presión pública para eliminar las restricciones, tanto si la ciencia lo apoya como si no.
En Ottawa, miles de personas se reunieron frente a los edificios del Parlamento canadiense el pasado fin de semana. (Otra protesta bloqueó durante días un importante paso fronterizo en el oeste). Las cifras han disminuido esta semana, pero la policía espera que vuelvan a crecer este fin de semana, y también están previstas manifestaciones de camioneros en Toronto.
En el interior de la capital, es la presencia continua de cientos de camiones lo que ha hecho de éste un acontecimiento único. Aunque casi no ha habido violencia ni daños materiales, la multitud de camiones confiere a las manifestaciones un aire amenazante, con la amenaza implícita de la maquinaria pesada en las calles. El centro de la ciudad está casi totalmente bloqueado, y los camiones se extienden por los barrios residenciales. Los conductores hacen sonar las ensordecedoras bocinas durante todo el día y, en algunos casos, hasta bien entrada la noche.
Las protestas comenzaron como reacción a las leyes canadienses y estadounidenses que entraron en vigor en enero y que exigen que los camioneros que cruzan la frontera estén totalmente vacunados. Se han transformado en una furia por las restricciones de Covid-19 en general. Las medidas para controlar la variante ómicron golpearon duramente a la economía en enero, lo que provocó que el país perdiera 200.100 puestos de trabajo durante el mes, según informó el viernes Statistics Canada.
“Estoy aquí porque me han segregado de mi familia”, dijo Cody Ward, de 30 años y padre de tres hijos, mientras pasaba el rato en el sedán de cuatro puertas que condujo desde Nueva Escocia. Aparcado a menos de un kilómetro y medio de la Cámara de los Comunes, cerca de un cruce con edificios de apartamentos y una iglesia católica, Ward estaba rodeado de decenas de camiones, alineados en tres carriles.
Ward dijo que algunos miembros de su familia no lo dejan entrar en sus casas porque no está vacunado y culpó a los políticos canadienses de crear un ambiente de división. Dijo que había llegado a Ottawa el martes y que está preparado para manifestarse durante semanas, o incluso meses.
No es camionero, pero ha sido acogido por un programa “Adopta un camionero” creado por los organizadores de la protesta, y una pareja local le está dando comida y alojamiento. Alrededor de un tercio de los canadienses apoya la protesta, mientras que el 36% piensa que Trudeau debería suprimir el mandato de vacunación para los camioneros, según una nueva encuesta del Innovative Research Group.
Trudeau (que calificó el convoy de camioneros de “minoría marginal”) no ha dado señales de dar marcha atrás en las exigencias de vacunación de su gobierno. Hizo campaña y ganó las elecciones del año pasado prometiendo proteger la atención sanitaria e imponer nuevas restricciones de viaje a los no vacunados.
Sin embargo, la reacción de los líderes políticos se hace sentir. El líder conservador Erin O’Toole, principal rival de Trudeau en las elecciones de 2021, fue expulsado por su grupo esta semana en un golpe de estado liderado por legisladores a los que no les gustó el giro del partido hacia el centro. Para algunos, su negativa a abrazar la causa de los manifestantes fue otro signo de debilidad. Después de destituirlo en una votación el miércoles, algunos salieron a posar para las fotos con los camioneros.
El primer ministro de Quebec dio marcha atrás en su amenaza de imponer un impuesto especial a los residentes no vacunados. El gobierno de Saskatchewan, en el corazón del oeste más conservador del país, dijo que eliminará pronto todas las restricciones, incluidos los requisitos de prueba de vacunación para los lugares públicos.
“Erradicar el Covid no es realista y el cero Covid-19 no es alcanzable”, dijo el jueves el primer ministro de Saskatchewan, Scott Moe, quien imploró a los residentes que lleven una vida normal. “Cenen con sus amigos. Vayan al cine. Vayan a los partidos de sus hijos, sobre todo. Deben hacer todas estas cosas sin evaluar constantemente si cada actividad es absolutamente necesaria”.
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Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.