Bloomberg — La crisis que envuelve al gobierno de Boris Johnson se ha agravado con la dimisión de cuatro de sus principales colaboradores, uno de los cuales ha lanzado un devastador ataque contra su criterio.
El jefe de gabinete del primer ministro británico, Dan Rosenfield, y su principal secretario privado, Martin Reynolds, dimitieron el jueves, al igual que su director de comunicaciones, Jack Doyle. El canciller Rishi Sunak también reprendió sutilmente al primer ministro por un ataque al líder de la oposición Keir Starmer que, según él, fue demasiado lejos.
Lo más perjudicial fue la salida de Munira Mirza, una de las aliadas más antiguas de Johnson, que renunció a su cargo de jefa de la unidad de política en protesta por el “escandaloso” comentario en el que el primer ministro culpó a Starmer de permitir que un infame abusador sexual de niños escapara de la justicia.
Un exministro se refirió al liderazgo de Johnson con una pizca de melancolía, como si ya hubiera terminado efectivamente. Otro diputado conservador dijo que la dimisión de Mirza era un gran golpe para Johnson. Un tercero dijo que su carta dejaba claro que ahora hay un complot organizado contra el primer ministro y que podría conseguir su caída.
“Está muy claro que Munira Mirza piensa que el primer ministro debe irse y, al dimitir y publicar esta carta, está intentando facilitarlo”, dijo en Twitter (TWTR) el exministro conservador David Gauke, que fue apartado del partido parlamentario por Johnson durante las disputas por el Brexit en 2019. “Casi todo el mundo traza una línea en algún momento”.
La presión para que Johnson renuncie ha ido aumentando entre los miembros de su partido conservador tras una serie de pasos en falso y acusaciones de que él y su equipo celebraron fiestas en las que se rompieron las reglas durante la pandemia.
Johnson también está lidiando con la escalada de tensiones por el aumento de las tropas rusas cerca de Ucrania y la creciente presión del costo de la vida en los hogares.
El regulador energético Ofgem anunció el jueves una subida del 54% en las facturas de la energía doméstica que sólo se compensará parcialmente con un paquete de medidas de 9.000 millones de libras (US$12.000 millones) que Sunak dio a conocer como respuesta. Mientras tanto, el Banco de Inglaterra aumentó su tasa de interés clave en 25 puntos básicos, hasta el 0,5%, en un intento de contener la inflación más rápida de las últimas tres décadas.
‘Los últimos días de Roma’
Preguntado en Channel 4 News si los acontecimientos del jueves se sentían como “los últimos días de Roma”, el Secretario Jefe del Tesoro, Simon Clarke, miembro del gabinete de Johnson, respondió: “Los últimos días de Roma, creo, fueron más divertidos”.
Los partidarios de Johnson argumentaron que las salidas de Rosenfield, Reynolds y Doyle eran una señal de que el primer ministro estaba limpiando su operación en Downing Street, como se había comprometido a hacer a principios de esta semana.
“Es el primer ministro el que toma las riendas”, dijo el viernes el ministro de Economía, Greg Hands, a Sky News. Hands dijo que la dimisión de Mirza era “un poco diferente” y que Johnson había “dejado claro” que no estaba de acuerdo con sus razones para renunciar.
Nikki da Costa, que dimitió como directora de asuntos legislativos de la oficina Número 10 el año pasado, dijo el viernes a BBC Radio que las dimisiones del jueves por la noche tenían “todos los signos de haber sido precipitadas para intentar recuperar el control”.
El argumento esgrimido por Hands y otros leales de que el primer ministro estaba tomando el mando era “muy superficial y no resiste el escrutinio”, añadió.
El escándalo, denominado“partygate”, está siendo investigado por la policía y ha hecho que el apoyo a los tories (partido conservador) de Johnson, y sus propias valoraciones personales, caigan en picado. Al menos 14 de sus diputados le han pedido que dimita o han dicho que han perdido la confianza en él. Otros han dicho que se reservarán el juicio hasta que la policía llegue a sus conclusiones.
El miércoles, otros tres diputados tories presentaron cartas pidiendo una moción de censura contra él. La moción se activaría si el número de diputados llega a 54, es decir, el 15% del total. El recuento sigue siendo privado hasta que se alcanza el umbral.
La administración de Johnson fue censurada el lunes por “fallos de liderazgo y juicio” en una investigación de la administración pública sobre las reuniones de cierre, que tuvo que ser suavizada para no perjudicar la investigación penal.
En medio de las repercusiones, Johnson prometió “arreglarlo”, incluyendo la revisión de su oficina. Pero mientras intentaba reunir a sus diputados durante una acalorada sesión en la Cámara de los Comunes, el primer ministro acusó a Starmer de haber pasado la mayor parte de su tiempo en su anterior cargo de director de la fiscalía “persiguiendo a periodistas y no persiguiendo a Jimmy Savile”.
Savile era un personaje excéntrico y un fijo de la televisión británica que fue acogido por el establecimiento. Tras su muerte en 2011, salió a la luz que había abusado sexualmente de niños durante décadas y que las denuncias presentadas en vida habían sido desestimadas.
El ataque de Johnson provocó una tormenta de críticas porque Starmer no estuvo involucrado personalmente en el caso Savile.
“Yo no lo habría dicho”, dijo Sunak. Preguntado sobre si Johnson debería disculparse, respondió: “Es una pregunta para el primer ministro y no para mí”.
Calumnia de Savile
En su carta de dimisión, Mirza dijo que fueron esos comentarios los que la convencieron de que no podía seguir trabajando para el primer ministro. Mirza empezó a trabajar con Johnson cuando éste se convirtió en alcalde de Londres en 2008.
“No se trataba del habitual corte de mangas de la política; era una referencia inapropiada y partidista a un horrendo caso de abusos sexuales a menores”, dijo Mirza en la carta que fue publicada por la revista Spectator.
Con la asistencia de Emily Ashton.
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Este artículo fue traducido por Andrea González