McKinsey fija el precio de un clima habitable en US$9,2 billones al año

Eso es al menos US$3,5 billones más al año de lo que el mundo está actualmente estableciendo

Parque eólico español
Por Eric Roston
30 de enero, 2022 | 07:08 AM

Bloomberg — Un nuevo análisis de McKinsey & Co. estima que la inversión en nueva infraestructura y sistemas necesarios para cumplir con los objetivos climáticos internacionales podría ser de US$9,2 billones al año hasta 2050. Eso es al menos US$3,5 billones más al año de lo que el mundo está actualmente estableciendo, tanto para la infraestructura baja en carbono como para los combustibles fósiles y los cambios en la forma en que las personas usan la tierra.

Los analistas de McKinsey querían tener una idea de cuánta inversión sería necesaria y qué cambios de comportamiento serían necesarios para reducir a cero el impacto de la contaminación por gases de efecto invernadero para 2050, en consonancia con la orientación científica y el Acuerdo de París. Sus hallazgos sugieren que, a cambio de condiciones planetarias estables, el uso del carbón prácticamente debería eliminarse a nivel mundial para 2050. La producción de petróleo y gas caería un 55% y un 70%, respectivamente y 200 millones de nuevos puestos de trabajo reemplazarían 185 millones de puestos que la economía mundial ya no necesitaría. La inversión en el sector eléctrico podría aumentar los precios de la electricidad en un 25% hasta 2040 y se mantendrían un 20% más altos que los actuales hasta 2050.

Nadie sabe con precisión el daño que el cambio climático incontrolado infligiría en el mundo. Pero los científicos dicen que el costo sería mucho mayor que el costo de evitarlo.

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Los países en desarrollo se encuentran en la situación más difícil, porque tendrían que gastar más en nueva infraestructura como parte de su PIB: 10,8% del PIB en África subsahariana e India, según el informe, frente al 6,4% en EE.UU. También hay disparidades dentro de los países. La investigación identificó 44 condados de EE.UU. donde más del 10% de los empleos dependen de las industrias de combustibles fósiles o de los fabricantes de automóviles y las personas tienen un alto riesgo de dislocación a menos que los gobiernos promulguen políticas de transición y readiestramiento.

Hacia el cero neto de emisiones

Alcanzar las emisiones cero netas para 2050 requeriría una cooperación sin precedentes de todos, a nivel mundial, desde líderes nacionales hasta corporaciones y consumidores individuales. El equipo identificó nueve requisitos clave que incluyen no solo infraestructura baja en carbono, sino también nuevas cadenas de suministro para producirla, grandes cambios en la asignación de capital y financiamiento, e instituciones y apoyo público lo suficientemente fuertes como para completar la tarea.

Se requiere tecnología avanzada, pero no es suficiente por sí sola.

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“Cuando pensamos en la tecnología, podemos estar más avanzados de lo que la gente cree”, dijo Mekala Krishnan, socia del McKinsey Global Institute, el grupo de expertos interno de McKinsey y coautora del informe. “Alrededor del 85% de las reducciones de emisiones que necesitamos para llegar a cero neto en Europa son viables con las tecnologías que existen hoy”.

El informe complementa un análisis de McKinsey de enero de 2020 que analizó los impactos físicos del cambio climático. Por mucho que el nuevo trabajo argumente que una transición al cero neto sería mucho menos desafiante que el cambio climático incesante, los autores también subrayan enérgicamente que una transición estratégica y coordinada es mucho menos costosa que una transición reactiva ad hoc.

“Este es realmente un problema global que requerirá una solución global”, dijo Hamid Samandari, socio principal y coautor de McKinsey. “Requerirá un nivel de cooperación y determinación y unidad de propósito que está más allá de lo que ha sido en el pasado”.

El informe no es una hoja de ruta, dijeron los autores, sino una estimación aproximada de lo que requiere una transición económica bien gestionada, teniendo en cuenta todo, desde infraestructura hasta desigualdad. Es una gran tarea que viene con varias advertencias, entre ellas, “no está claro si un escenario de 1.5°C es alcanzable en primer lugar, ni qué camino tomaría el mundo para lograrlo si así fuera”, escriben los autores. En el Acuerdo de París, las naciones acordaron limitar el calentamiento global a “muy por debajo de los 2°C”, en comparación con los niveles preindustriales, e identificaron 1,5°C como una opción aún más segura. Un informe científico de la ONU de 2018 enfatizó la importancia de terminar con las emisiones para 2050 para tener la oportunidad de mantenerse por debajo del límite de 1,5°C.

Las estimaciones de McKinsey se basan en un escenario desarrollado por La Red de Bancos Centrales y Supervisores para la Ecologización del Sistema Financiero (NGFS, por sus siglas en inglés), un grupo de docenas de bancos centrales que intercambian investigaciones y posibles soluciones de políticas climáticas. Permite a los investigadores visualizar un objetivo final, aquí el fin de las emisiones de CO₂ para 2050 y trabajar hacia atrás desde allí hasta los costos estimados para lograrlo en la economía global.

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Este artículo fue traducido por Miriam Salazar