Proceso para activación de revocatorio contra Maduro, con poca asistencia e identificación

Ninguna de las mesas instaladas en tres puntos de Caracas contaban con logos alusivos al Consejo Nacional Electoral o información referente a la jornada

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“Vengo a votar sí o no”, exclama un decidido señor a las puertas del Liceo Andrés Bello, en la avenida Universidad de Caracas, cuando el proceso para la recolección de firmas que activaría un referendo revocatorio contra Nicolás Maduro ya cuenta con tres horas y media de iniciado. La confusión del elector frente al mecanismo activado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) resulta válida en medio de la falta de información o identificación del ente electoral en los puntos establecidos para una jornada limitada.

Son las 9:30 de la mañana y la representante del CNE le repite al mismo ciudadano que esa elección aún no ha llegado. “Hoy corresponde decidir si se quiere pasar a esa segunda fase”, dice la funcionaria, quien prefiere no identificarse y reitera que es por órdenes de sus supervisores, que le impiden ofrecer mayor información a la prensa.

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Veinte minutos después de aquella escena, solo se han contabilizado tres electores más que ingresaron hasta las tres máquinas dispuestas en un mesón, instalado en el interior de este centro educativo -uno de los más grandes de la capital-, sin identificación electoral.

“No estoy de acuerdo con este tiempo establecido pero vengo a intentarlo. Necesitamos un cambio”, señala Maritza García, una ama de casa de 45 años, a la salida del colegio custodiado por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), integrantes del Ceofanb, en apoyo a la jornada.

Un hombre más joven, que también había puesto su huella, aseguraba lo mismo poco antes. “Queremos un cambio, tratar de ver que haya un mejor futuro para todos. Todo está más caro cada día, lo servicios cada vez más deficiente. Tenemos que cambiar de gobierno para ver si podemos cambiar el rumbo del país”, apuntaba.

Ese “granito de arena” era el común denominador en todo el que acudía a los puntos, que sin mayor información o identidad gráfica alusiva al CNE, habían logrado llegar por comentarios de conocidos o alguna nota leída en redes sociales.

En el punto instalado en la plaza La Moneda, cerca al Banco Central de Venezuela en el centro de Caracas, resalta entre las mesas sin logos del CNE, un bolso rojo con un mensaje del gobierno chavista de Distrito Capital. Se trata de María, una jubilada del Seguro Social, que dice no sentir temor ante las posibles represalias o amenazas detrás del discurso oficialista ante el proceso.

Adeglis Mendoza, comerciante de 43 años y con sus hijos fuera del país, opina que está cumpliendo con la parte que le corresponde. “No nacimos para ser semillas, hay que buscar las opciones, pero yo a tirar piedra no me sumo”, comenta.

El tiempo para la captación de huellas parece correr con prontitud, aunque no la suficiente. Y es que como lo aclaró el rector del CNE, Roberto Picón, quien calificó de inviable el proceso, tendría que haber cinco electores por minuto para así lograrlo.

“Depende de la huella de cada quién. Puede ser entre un minuto y medio o 3 minutos”, explica el representante del CNE en la carpa frente al Liceo Mariana Picón Salas, en la calle Lebrún de Petare, al otro lado de la ciudad.

Para el señor Danilo, mecánico automotriz, no parece tan sencillo. Han pasado 10 minutos desde que llegó a la máquina y sigue intentando que le lea la huella correctamente. Finalmente lo logra y declara que esta opción, pese a lo dificultosa, le resulta más legal que las firmas, frente a la posibilidad de que sean rechazadas o devueltas por algún tribunal, como ya ocurrió en 2016.

En esta oportunidad, además de las huellas de los dedos pulgares e índices, a los electores se les requiere número telefónico, correo y dirección de habitación, a la par de estar siendo rondados por testigos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) -únicos presentes por las organizaciones políticas-, lo que era cuestionado por usuarios en las redes sociales.

Son las 12 del mediodía, treinta minutos después de la llegada de Danilo, y él había sido el único que había pasado por las máquinas en ese interín. Los funcionarios del ente electoral, aunque hablaban sobre la asistencia de otros electores, se negaban a revelar cifras.

Mientras tanto, en la Unidad Educativa Eduardo Crema, ubicada en El Paraíso, suman apenas 31 asistentes. Es un promedio que se fue registrando a nivel nacional, precisamente con el rechazo manifestado por las organizaciones solicitantes tras el horario fijado por el CNE, de un día.

Nicmer Evans, del Movimiento Venezolano por el Revocatorio (MOVER) explicaba más tarde que el proceso era írrito y que quienes habían acudido hasta el momento eran ciudadanos que buscaban contrastar y medir la inviabilidad técnica.

La Plataforma Unitaria, que concentra a los principales partidos opositores, descartó en una rueda de prensa la tarde del martes su apoyo al mecanismo que busca la salida de Maduro, por considerar que faltaban condiciones para su efecto.