Buenos Aires — Jorge Piedrahita es CEO de Gear Capital Partners, una consultora que se define como asesora en macroeconomía política y reestructuración de deuda. Desde Nueva York, Piedrahita, que estudió Administración de Empresas en la UBA e hizo un máster en Finanzas en la Universidad de Pensilvania, se describe como especialista en mercados emergentes.
En diálogo con Bloomberg Línea, Piedrahita analiza la negociación entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional. No imagina posible un acuerdo antes de marzo y cree que el país entrará en mora. Cuestiona la estrategia del Gobierno de Alberto Fernández y cree que no será suficiente con un acuerdo.
No obstante, asegura que el país es una gran oportunidad para aquellos dispuestos “a tomar riesgos en instrumentos financieros”. Pero que para ver cambios en la economía real, se precisa un cambio muy profundo, aclara.
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La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
En un escenario de negociación con el Fondo, ¿qué te sugieren los principales indicadores macro, con una inflación y un déficit alto?
Jorge Piedrahita: Argentina necesita un programa económico coherente. Dentro de ese programa hay puntos más álgidos, por caso, la trayectoria fiscal. Cuando uno tiene un déficit no hay muchas alternativas, el dinero tiene que surgir de algún lado. Argentina ha utilizado la solución de monetizar buena parte del déficit y eso explica buena parte de los niveles elevados de inflación. Estrategia que además no es consistente para un gobierno populista, que dice proteger a la clase trabajadora, siendo la inflación un impuesto regresivo, que afecta a quienes tienen ingresos más bajos. Al déficit lo podes financiar con deuda, pero el país no tiene espacio para la deuda. Entiendo el deseo del Gobierno de desarrollar un mercado de capitales interno, pero la verdad es que no hay mercado de capitales interno en Argentina. O podes tener un financiamiento externo, pero la falta de confianza te quita acceso a esos mercados.
¿Cómo has visto la estrategia del Gobierno en la negociación con el Fondo en las últimas semanas?
Argentina de cierta forma ha politizado el tema del Fondo, y ese es un juego que Estados Unidos no quiere jugar. En Argentina se habla mucho del rol de David Lipton por ejemplo. Sí, Lipton representa a Estados Unidos en el Fondo, Estados Unidos tiene poder de veto, pero Argentina no va a forzar al mundo a hacer un préstamo de carácter político. Los comentarios de Guzmán de hace unos días, respecto a que el Fondo debía ser muy cuidadoso, parecía más bien una amenaza encubierta. Como si el problema lo tuviera el Fondo, y el problema lo tiene Argentina. El Fondo como institución tiene sus procesos que a lo largo del tiempo lo han cambiado, pero no los van a modificar por Argentina. Todas las cosas que ha pedido Argentina no prosperó. El tema del FMI es clave para Argentina para evitar que, una situación ya complicada, derive en una crisis con consecuencias profundas en lo económico y en lo social. A medida que se demore este acuerdo, el Gobierno está jugando un juego muy peligroso.
Guzmán ha dicho que la principal diferencia que traba el acuerdo es el sendero fiscal. ¿Coincide?
El Fondo y sus técnicos no se concentran sólo en un punto, buscan modelos con variables macroeconómicas que sean consistentes. El tema del financiamiento del déficit es uno de los puntos de discusión. El Gobierno dice que utilizará el mercado interno para financiar el déficit, y el FMI responde que no tenés mercado interno, lo que fuerza a un ajuste mayor. Igual lo que el Fondo exige a Argentina no es al irresponsable. Las declaraciones del ministro Guzmán parecen algo más de carácter político destinado al interior de la coalición gobernante. Si no creo que ya se hubiera alcanzado un acuerdo.
¿Cómo cree que continuarán las negociaciones en los próximos días, semanas?
Hay una serie de pagos comenzando pronto, con vencimientos más grandes en marzo y como está planteada la situación creo que los tiempos no dan para que se llegue a un acuerdo aprobado por el directorio del Fondo en marzo. Porque el primer paso debe ser con el staff técnico, luego el Congreso de la Nación debe aprobarlo. Si llegamos a marzo sin acuerdo entonces es posible que esos pagos no se realicen. Si no se realizan no hay una consecuencia inmediata. El FMI tiene una serie de procesos para declarar al país en lo que se considera arrears, en la mora. Pero sí tiene consecuencia en el largo plazo, porque en esa mora perdés acceso a créditos en organismos internacionales y te convertís en una suerte de paria desde el punto de vista de la comunidad internacional.
¿Y cómo sigue en ese contexto?
Si se llega a una mora con el Fondo luego hay que alcanzar un acuerdo. Pero una vez alcanzado el acuerdo surge un problema. Uno tiene que realizar al Fondo los pagos atrasados, eso se resuelve con préstamos puentes que puede ser a través de la comunidad de bancos, y luego se poncha cuando el FMI te hace roll over de ese dinero.
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Supongamos que en estas semanas se alcanza un acuerdo, antes de los vencimientos de marzo, ¿qué horizonte emerge para el país?
El acuerdo no cambia mucho la situación en cuanto a los accesos de mercados voluntarios de créditos. Estamos con un riesgo país cercano al 1900, tendría que bajar hasta más de la mitad para llegar a ese acceso, y no lo veo. El cambio en Argentina debe ser mucho más profundo. Es un cambio que no alcanza con el acuerdo con el Fondo. Los cambios se van a dar, o con un cambio de Gobierno o si este Gobierno adopta políticas diferentes.
Hacia los inversores, ¿qué oportunidades ofrece Argentina?
Si uno tiene una perspectiva de inversión, de un horizonte de dos o tres años, una buena alternativa es comprar activos de Argentina que están muy baratos, regalados. Argentina es una muy buena oportunidad para aquellos dispuestos a tomar ese riesgo en instrumentos financieros. En lo que es la economía real, los tiempos, la decisión de inversión en el sector corporativo son procesos diferentes. Argentina es una gran oportunidad, pero alcanzar su potencial de largo plazo necesita un cambio muy profundo. Sería una gran pena que el país no aproveche las oportunidades que dan por ejemplo el sector de la energía o el agrícola ganadero. Imaginemos lo que pueden ser esos sectores en un país con reglas previsibles.
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