Bloomberg — Boris Johnson rechazó los llamamientos del líder del Partido Laborista, Keir Starmer, para que dimitiera por las acusaciones de haber infringido las normas al celebrar fiestas en Downing Street durante el confinamiento de 2020.
Johnson dijo en la Cámara de los Comunes que no podía hacer comentarios sobre el asunto mientras se estuviera investigando, y reiteró su promesa de publicar el informe de la funcionaria Sue Gray cuando lo recibiera. El momento exacto en el que se producirá la publicación se ha visto alterado por el anuncio por sorpresa el martes de una investigación separada por parte de la Policía Metropolitana.
Varios diputados conservadores dijeron a Bloomberg que esperarían a que la policía publicara sus conclusiones antes de decidir si pedirían la dimisión de Johnson. Algunos creen que el clamor por las supuestas fiestas es exagerado, cuando la atención debería centrarse en cuestiones como la tensión con Rusia y el coste de la vida.
El enfado y la frustración han aumentado en el seno del Partido Conservador por las recientes informaciones sobre la asistencia de Johnson a una fiesta de cumpleaños y a una reunión con el formato “trae tu propia botella” en un momento en el que la mayoría de los británicos tenían prohibido participar en este tipo de eventos por las normas impuestas como consecuencia del Covid-19 introducida por el gobierno del primer ministro. Los índices de popularidad de los conservadores han caído en picado, lo que ha llevado a algunos conservadores a pedir públicamente que Johnson se vaya.
Por ahora, Johnson ha conseguido mantener a raya la creciente rebelión. El primer ministro se enfrentará a una votación sobre su liderazgo si 54 diputados conservaores, o el 15% del total, presentan cartas pidiendo su dimisión a un comité clave. Entonces necesitaría que más del 50% de los diputados tories le apoyaran en una votación secreta. Si perdiera esa votación, se pondría en marcha un concurso de liderazgo para sustituirle.
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