Las millonarias cifras detrás de la importación de alimentos en Colombia

La FAO puso luz sobre el hambre en Colombia, en donde al año se desperdician unas 9,76 millones de toneladas de alimentos y se importan unas 12 millones de toneladas

Un buque portacontenedores de Maersk llega al puerto de Buenaventura en , Colombia, el lunes 21 de septiembre de 2015.
06 de febrero, 2022 | 04:00 AM

Bogotá — Se estima que Colombia importa el 30% de los alimentos que consume o el equivalente a 12 millones de toneladas, siendo los cereales uno de los segmentos de más alta participación dentro de esas compras que se han encarecido en un escenario de devaluación del peso colombiano frente al dólar y de una inflación que remató el 2021 en 5,62%.

Entre enero y noviembre del año pasado, las importaciones colombianas totalizaron US$54.891 millones, lo que supone un aumento del 39,5%, frente al mismo período de 2020, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).

En lo corrido de ese año hasta noviembre las importaciones de productos agropecuarios, alimentos y bebidas totalizaron US$8.091,6 millones, un 27% más frente al mismo período de 2020.

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Según el Dane, “este resultado se explicó principalmente por las mayores importaciones de productos alimenticios y animales vivos (24,9%), que aportaron 19,5 puntos porcentuales a la variación del grupos”.

Un informe publicado en 2021 por GreenPeace indica que en Colombia “se importan 3,6 millones de toneladas de maíz, trigo y torta de soya, y hay una participación significativa de otros productos como el aceite de palma, azúcar de caña, hortalizas cocidas o conservadas, leche, aceite de soya y cebada”.

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De hecho, el país “tiene una tasa de importación de cereales muy alta, lo cual lo hace muy vulnerable a crisis mundiales que restringen el comercio internacional”, advierte en el Manifiesto Nueva Cultura Alimentaria.

Lo paradójico, de acuerdo a esa organización, es que al año se pierden o desperdician unas 9,76 millones de toneladas de alimentos, lo que podría alimentar a unas 8 millones de personas.

“El desafío que tiene Colombia es que se produzca, transforme y consuma alimentos que son apropiados a nuestra cultura, geografía y ecológica para nuestros territorios. Aprovechar la abundancia y diversidad (10% de la biodiversidad del mundo está albergada en Colombia) de la amplia oferta de alimentos agroecológicos que se cultivan en nuestro país”, dijo a Bloomberg Línea la coordinadora de Campañas por la organización ambientalista GreenPeace, Tatiana Céspedes.

Analizó además que “en las últimas décadas, el crecimiento demográfico, la migración hacia centros urbanos y el aumento en el poder adquisitivo, han derivado en la transición de las dietas hacia un consumo mayor de carne y productos procesados, más baratos y de baja calidad nutricional. Adicional se está presentando una estandarización de una dieta global, las personas quieren comer lo mismo”.

Polémica por informe de la FAO

La semana pasada se divulgó un informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que indica que al menos 7,3 millones de colombianos requerirán asistencia alimentaria en 2022 ante una combinación de factores que van desde la crisis de migrantes venezolanos, hasta la inestabilidad política y el recrudecimiento del conflicto armado.

Los organismos lamentaron además que el acceso de la asistencia humanitaria a Colombia es muy restringido y proyecta que esto empeore en las zonas afectadas por el conflicto.

La ONU se refiere especialmente a los retrasos en la aplicación del acuerdo de paz de 2016 entre el Gobierno colombiano y la exguerrilla de las Farc, ahora convertida en partido político.

En este sentido, señala que esas demoras “han provocado nuevas oleadas de ataques violentos, con 61.000 nuevos desplazados internos entre enero y septiembre de 2021, tres veces más que en 2020″.

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La violencia que se ha recrudecido en el país podría “contribuir a que continúen los altos niveles de desplazamiento en los próximos meses”, a medida que los disturbios sociales y las perturbaciones económicas podrían continuar en medio de los procesos electorales previstos para el primer semestre de 2022.

El informe, según el Gobierno colombiano, desconoce los adelantos del país en la materia y por ende envió una comunicación rechazando las afirmaciones. Agregó que lo tomó de sorpresa e indicó que supuestamente “no tiene suficientes cifras que lo soporten”, por lo que ha pedido rectificaciones.

La marginalidad histórica que ha tenido el campesinado y el mundo rural en las agendas políticas ha hecho que las oportunidades sean escasas y que estos prefieran en cuanto se gradúan buscar nuevos horizontes lejos del ambiente donde crecieron.

Rodolfo Correa, presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura de Colombia (CONSA)

Pero la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco) también advirtió tras el polémico informe de la FAO que la inseguridad alimentaria en el país se ha agravado por la pandemia, al exponer que cerca de 6,5 millones de personas tuvieron un consumo insuficiente de alimentos en el 2021.

Abaco también citó cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) para indicar que “el 42,5% de la población (21 millones de personas) vive por debajo de la línea de pobreza. De estas, 7,4 millones de personas viven en pobreza extrema con ingresos promedio mensuales de $145.000″.

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Además, “21 millones de colombianos se encuentran en pobreza monetaria con ingresos de $331.000 mensuales. Con esto deben cubrir todas sus necesidades, incluida la canasta básica de alimentos”, señaló en Twitter.

Rodolfo Correa, presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura de Colombia (Consa), advirtió que “en 10 años no habrá quien siembre comida en Colombia. Estudios revelan que el total de jóvenes entre los 14 y 18 años ascendió a 12 millones, de esta cantidad cerca del 22% son jóvenes rurales, que en su mayoría no encuentran en el campo oportunidades para desarrollarse y crecer”.

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“Este fenómeno ha generado diferentes procesos que se encuentran conectados a dinámicas de educación, empleabilidad, vivienda y salud. Existen diversidad de problemáticas, potencialidades, sueños y expectativas de los y las jóvenes del campo que los alejan de un proyecto de vida en sus territorios de origen”, dijo.

A propósito, Sara Eloísa del Castillo, coordinadora del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Obssan) de la Universidad Nacional de Colombia, dijo en un artículo que “parece que lo preocupante para el Gobierno es que se sepa que estamos en una lista, un mapa o una noticia que afecta la imagen del país, y no el imperativo de asumir con responsabilidad y ética el hecho de que hoy en Colombia las personas hambrientas son demasiadas”.

“El hecho de que en un país no haya escasez de alimentos no garantiza el acceso de estos en la cantidad y calidad que requiere toda su población, y no son los programas asistenciales los garantes de un consumo suficiente para cubrir las necesidades nutricionales de todos los hogares más pobres”, analizó en un artículo para el Periódico UNAL.

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La reacción del Gobierno ante el informe no sorprende. Sin embargo, lo que ha sido profundamente desesperanzador y penoso es la respuesta de FAO Colombia al retractarse (...) la disculpa de FAO Colombia –incoherente e inconcebible por el estatus de quien la esgrime– indicando que habría ‘errores’, cuando la intención del informe no era obtener un mapa del hambre, el objetivo esevidenciar que hay unos puntos críticos, y por ende documentar y alertar.

Sara Eloísa del Castillo, coordinadora del Obssan de la Universidad Nacional de Colombia

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El gasto en fruta

Un hombre revisa su lista de compras mientras un trabajador selecciona frutas para él en el mercado de Paloquemao en Bogotá, Colombia, el miércoles 16 de marzo de 2016

De acuerdo a cifras entregadas por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) a Bloomberg Línea, Colombia importó de Chile un total de 450.640 kilogramos en naranjas frescas o secas, el equivalente a unos US$625.093.

Chile también fue un importante destino de los duraznos frescos con US$1.177.892, equivalentes a 824.160,75 kilogramos, así como de las ciruelas y endrinas frescas con US$930.345 (616.489,15 kilogramos) y las demás cerezas frescas con US$894.602 (138.746,40 kilogramos).

En cuanto a las mandarinas (incluidas las tangerinas y satsumas) frescas o secas, el país importó de Ecuador un total de US$309.914 o el equivalente a 2.930.480 kilogramos.

De ese mismo destino se compraron US$672.377 en maracuyá (3.316.810 kilogramos) y US$690.845 en plátanos frescos (5.875.646 kilogramos).

En cuanto a las manzanas frescas, el país las importa de destinos como Chile por US$83.172.695 (75.378.169,40 kilogramos), España por US$2.034.821 (1.449.551 kilogramos), Brasil por US$1.322.883 (1.383.032 kilogramos).

A pesar de las difíciles relaciones de Colombia con Venezuela, los cocos con la cáscara interna (endocarpio) frescos o secos siguen llegando al mercado colombiano con importaciones por US$860.599 o 1.882.274 kilogramos.

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Las movidas en cereales

Un camión atraviesa un campo de trigo.

De otra parte, Colombia importó de EE.UU. más de 3.858 millones de kilogramos de maíz duro amarillo en 2021 por un valor superior a los US$1.084 millones, aunque también son significativas las compras de este productos desde Argentina (US$333 millones) o Brasil (US$201 millones), entre otros.

En arroz semiblanqueado o blanqueado, incluso pulido o glaseado de grano corto o mediano, Colombia importó de EE.UU. en 2021 un total de US$1.967.683 o 1.620.273 kilogramos.

En la categoría de las demás cebadas para malteado o elaboración de cerveza, Colombia le compra a Argentina US$69.022.084 o 196.239.020 kilogramos, y a Francia US$37.133.597 o 112.000.000 kilogramos.

Y en el segmento de los demás trigos le compra a Rusia US$6.348.473 y a Argentina US$5.869.398, por citar solo unos ejemplos.

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¿Qué pasa en lácteos y otros alimentos?

Botellas de leche pasteurizada pasan a lo largo de una cinta transportadora antes de su envasado.

Estados Unidos también es un importante destino de compras en el sector lácteo y en queso fresco (sin madurar), incluido el de lactosuero y requesón, Colombia importó 1.830.009 kilogramos o US$11.787.428.

En el 2021 se importaron de EE.UU. un total de 743.198 kilogramos en queso de cualquier tipo, rallado o en polvo, por US$5.397.457 y 562.521 kilogramos en queso fundido, excepto el rallado o en polvo, por US$2.434.656.

En leche y nata (crema) concentradas o con adición de azúcar u otro edulcorante, en polvo, gránulos demás formas sólidas, Colombia le compró a EE.UU. un total de 23.705.655 kilogramos por US$61.469.880.

Respecto a la categoría de yogur, Colombia demandó de ese mercado 115.941 kilogramos por US$477.136,91, aunque también le compró en menor cantidad ese producto a países europeos como Italia y Alemania.

Entre otros productos, Colombia también importó en 2021 miel natural, en recipientes con capacidad superior o igual a 300 kg, de Argentina (US$751.519) o México (US$698.968).

De huevos frescos de gallina (libres de patógenos específicos) Colombia también importó de México US$228.967,83 y de Brasil el equivalente a US$25.548,63.