Bloomberg — Un gran repunte en las exportaciones de harina de soja de los Estados Unidos podría ser un presagio de lo que está por venir, con la creciente demanda de biocombustibles y piensos empujando a la industria estadounidense de trituración de frijoles a expandirse.
El producto rico en proteínas utilizado para ayudar a alimentar cerdos, pollos y ganado lechero registró la semana pasada sus mayores ventas de exportación en EE.UU. desde septiembre de 2020, incluido un envío considerable a España. Eso sigue al ritmo récord del mes pasado de trituración de soja, un proceso que produce tanto harina para animales como aceite para cocinar y combustible.
Se espera que la producción de harina de soja en EE.UU. se dispare en los próximos años a medida que más refinerías de combustibles fósiles se suban al carro del diésel “verde”. Con más plantas que den prioridad al aceite de soja para fabricar ese combustible, los precios de la harina de soja podrían bajar para hacerla más competitiva frente al principal exportador mundial, Argentina.
“Es probable que se necesiten más terminales de transporte de harina en lugares como el noroeste del Pacífico”, dijo John Baize, un analista independiente que asesora al Consejo de Exportación de Soja de EE.UU.
EE.UU. ya vende una gran cantidad de harina de soja a destinos asiáticos como Filipinas. A diferencia del aceite de soja, la harina no es tan fácil de transportar desde terminales centradas en cereales como el maíz, ya que fluye de forma diferente y puede apelmazarse. Además, esta voluminosa materia prima no está pensada para quedarse, lo que aumenta la presión para utilizarla o venderla rápidamente.
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Con la asistencia de Dominic Carey.
Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.