Bloomberg — Funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) presentaron sus planes para un propuesto fideicomiso de préstamos de US$50.000 millones centrado en el cambio climático y la sostenibilidad, proporcionando los mayores detalles hasta ahora sobre una iniciativa clave que la institución pretende poner en marcha este año.
Alrededor de tres cuartas partes de los países del FMI podrían recibir dinero del Fideicomiso de Resiliencia y Sostenibilidad (RST, por sus siglas en inglés), según un artículo publicado el jueves en el blog de Ceyla Pazarbasioglu y Uma Ramakrishnan, directora y subdirectora del departamento de estrategia, política y revisión del Fondo. Esto incluye a todos los países de renta baja y en desarrollo, así como a las naciones de renta media con una renta nacional bruta per cápita inferior a aproximadamente US%12.000 por año.
El fideicomiso tiene como objetivo abordar los desafíos a largo plazo para la estabilidad económica, incluido el cambio climático, la preparación para pandemias y la digitalización, dijo el FMI. El fondo determinaría el acceso caso por caso y ese acceso dependería de la sostenibilidad de la deuda de los países y el compromiso de realizar cambios estructurales. Las naciones también tendrían que estar ya participando en un programa tradicional del FMI, haciendo que el fideicomiso sea un complemento en lugar de un sustituto.
“Incluso mientras los países continúan luchando contra el Covid-19, es crucial no pasar por alto el desafío a más largo plazo de transformar las economías para que sean más resistentes a los impactos y logren un crecimiento sostenible e inclusivo”, escribieron Pazarbasioglu y Ramakrishnan. “La pandemia nos ha enseñado que no abordar estos desafíos a largo plazo de manera oportuna puede tener consecuencias económicas significativas, con el potencial de futuros problemas de balanza de pagos”.
El fondo fiduciario se financiaría con las naciones más ricas que canalizarían sus reservas del FMI (conocidas como derechos especiales de giro, o DEG) a las más pobres, y necesitaría movilizar US$50.000 millones para satisfacer la demanda prevista, dijeron los funcionarios. Las autoras del blog afirmaron que esperan que el fondo sea aprobado por la junta ejecutiva en las reuniones de primavera del Fondo, en abril, y que sea plenamente operativo a finales de año.
La propuesta es el próximo gran paso del FMI para enfrentar los desafíos globales. Busca abordar una limitación estructural de la creación del año pasado de un récord de US$650.000 millones en DEG para hacer frente a las consecuencias de la pandemia.
Esas reservas, según las normas del FMI, se asignaron a todos los países miembros en función de una cuota, equivalente aproximadamente al tamaño de sus economías. Esto significa que las naciones más grandes y estables reciben más, mientras que los países más pequeños y vulnerables reciben menos. Aunque ya existe una forma de que los países ricos que lo deseen ayuden a las naciones más pobres compartiendo las reservas, el nuevo fideicomiso es necesario para ampliar la base de beneficiarios e incluir a los países de ingresos medios.
La cantidad de dinero disponible para que cualquier nación tome prestado del fideicomiso tendría un tope del 150% de la llamada cuota del FMI de un país, su parte de los recursos de la institución, o alrededor de US$1.400 millones, lo que sea menor, dijeron los funcionarios. Esa condición limita efectivamente la cantidad de dinero que podría obtener una gran nación de ingresos medios como Turquía, Rusia o Argentina.
Dado que el fideicomiso tendría como objetivo hacer frente a los riesgos de largo plazo para la balanza de pagos de un país, el personal del fondo ha propuesto dar a los países 20 años para devolverlos, con el reembolso del préstamo más allá de los plazos de interés a partir de los 10 años.
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Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.