Buenos Aires — El Gobierno ingresó en la cuenta regresiva en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), dado que, en un contexto de reservas limitadas, en marzo debe hacer frente a un vencimiento por US$2.870 millones por el préstamo récord tomado en 2018.
Con una relación cada vez más tensa con la oposición, la administración de Alberto Fernández intenta lograr el mayor apoyo posible en el ámbito internacional.
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¿Qué pasa si no hay acuerdo en marzo?
“El Gobierno tiene seis meses más para negociar y no caer en un default prolongado”, indicó Francisco Mattig, Portfolio Manager de Consultatio. “El verdadero problema entraría ahí porque el FMI pediría volver a pagar todo lo que no se pagó, es decir, los atrasos que se acumularon”, explicó. El FMI se refiere a esos atrasos como “arrears”.
En diálogo con Bloomberg Línea, pronosticó que en esa instancia la Argentina deberá regularizar su situación “antes de volver a firmar otro programa, por lo cual si pasan esos seis meses, en septiembre aproximadamente, tendría que pagar como mínimo la cuota de marzo”. “De no ser así, queda en default”, advirtió.
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El default en otros países
“Desde 2001 no hay países que entren en default prolongado con el Fondo y, dentro de aquellos que estaban y salieron desde los 2000, vemos sólo tres casos”, manifestó Mattig.
El economista puntualizó que se trató “de Liberia en 2008, Afganistán en 2003 y Congo en 2002, mientras que ahora estaría cerrando Sudán”.
“Son todos defaults mucho más chicos, ninguno llegaba a más de US$ 1.000 millones”, calculó. A su vez, esos tres países lograron salir con créditos bilaterales.
“No veo que si ‘defaultea’ prolongadamente con el FMI, la Argentina pueda conseguir préstamos bilaterales para salir, sobre todo porque son los mismos países con los que no se logró negociar un acuerdo y porque todos los otros casos son países que tienen guerra civil o alguna guerra militar, por lo que la asistencia estaría justificada. En el caso de la Argentina cuesta mucho más justificarla”, argumentó.
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Según la Fundación Mediterránea, en caso de ingresar en atrasos en los pagos al Fondo y, por lo tanto al Club de París, habría “un riesgo evidente de descontrol de las variables económicas, pero el Gobierno todavía no ha hecho lo suficiente como para convencer que esa opción debería desecharse de plano”.
A su vez, vaticinó que si se llegara a un acuerdo, al menos en el arranque, “podría alivianarse el lastre que significa para el nivel de actividad la restricción a importaciones de insumos y partes y, del otro lado, alejarse el riesgo de un ‘rodrigazo’, al ponerse algún límite a la emisión de pesos con destino al Tesoro, que en 2021 alcanzó nada menos que el equivalente a 3,9 puntos del PIB”.
¿Qué pasó con Egipto y Angola?
La consultora Analytica consideró que una manera de visualizar las fronteras bajo las que se moverá la economía ante un eventual programa con el FMI es analizar casos recientes con particularidades similares a la Argentina: Egipto (2016) y Angola (2018), ambos con acuerdos de facilidades extendidas, restricciones cambiarias e inflaciones moderadas.
En ese sentido, destacó que “los fundamentales (resultado fiscal y cuenta corriente, que se mueven en tándem) mejoraron”.
Además, “el tipo de cambio creció por encima de la inflación” y el crecimiento del PBI no se vio “afectado significativamente”. “Ambas experiencias conllevaron ajustes sin grandes efectos reales”, afirmó.
A la hora de cuestionar si la Argentina puede replicar ese patrón, Analytica subrayó que “las claves pasan por la administración de las importaciones, los subsidios económicos, los impuestos y los acuerdos salariales”.
- El detalle de los préstamos: “El crédito refinanciado de Angola era de U$S 3.700 millones y contaba con unos U$S 15.400 millones de reservas al firmar el acuerdo, una relación de 0,25. El programa de Egipto, en tanto, fue de U$S 12.000 millones, con reservas por U$S 23.600 millones, un cociente de 0,5″, expresó Analytica.
- La comparación de las reservas: “En el caso argentino, las reservas brutas, representan entre 7 y 8 meses de importaciones, número similar al que alcanzaron Egipto y Angola, con la salvedad alarmante de un préstamo de entre 3 y 10 veces el de esos países”.
- El aspecto positivo: “La economía local presenta mejores fundamentos. Ambos países africanos tenían déficits gemelos (fiscal y externo), en tanto la Argentina registra superávit en la cuenta corriente y un menor déficit fiscal total”, aclaró.
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El caso de Ecuador
En agosto de 2020 el FMI anunció que llegó a un acuerdo de 27 meses con Ecuador por un préstamo de US$ 6.500 millones, con el fin de “apoyar las políticas económicas” de ese país.
Para alcanzar ese entendimiento, el FMI presentó sus exigencias. “De cara al futuro, para garantizar la sostenibilidad fiscal y cumplir con los límites de deuda pública legislados en Ecuador, las autoridades se comprometen a tomar medidas tempranas para mejorar las finanzas públicas una vez que la economía comience a recuperarse”, apuntó en un comunicado.
El organismo aseguró que ello “incluye reducir el gasto relacionado con la crisis el próximo año e implementar un paquete de reforma fiscal”.
“Las autoridades también están comprometidas a promover reformas que respalden la recuperación económica y sientan las bases para un crecimiento sólido, duradero e inclusivo”, expresó en un comunicado, que además remarcó que “las reformas incluyen el fortalecimiento de las bases institucionales del Banco Central y la mejora de la supervisión del sector financiero”.
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