Bloomberg — El canciller alemán, Olaf Scholz, instó al Kremlin a tomar medidas para reducir las tensiones en la frontera con Ucrania, pero se abstuvo a delinear qué acciones podría tomar su gobierno si Rusia ataca a su vecino.
“El mensaje claro de Alemania, junto con sus aliados en la Unión Europea (UE) y la OTAN, es que cualquier intervención militar, cualquier amenaza a la integridad de Ucrania tendría un alto precio”, dijo Scholz el lunes tras conversaciones con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, quien se hizo eco del llamado del canciller alemán a Rusia para que rebaje la tensión.
Scholz dijo que esperaba que Moscú hiciera esfuerzos claros para aliviar la crisis, incluido el reinicio del llamado formato de Normandía para las conversaciones sobre Ucrania con Francia y Alemania, una demanda frecuente que ha tenido pocos avances.
“La situación es muy grave”, dijo Scholz. “Ahora se trata de hacer todo lo posible para que no se llegue a una intervención militar”.
El principal diplomático de Alemania señaló el lunes que su país puede tomar medidas contra el controvertido gasoducto Nord Stream 2 en caso de que Rusia invada Ucrania. Al comienzo de un viaje para avanzar en una solución diplomática al conflicto, la ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, reiteró que el enlace propiedad de Gazprom PJSC bajo el Mar Báltico tiene “implicaciones geoestratégicas”.
“Tomaremos las medidas correspondientes con nuestros socios en caso de que haya una mayor escalada en nombre de Rusia”, dijo Baerbock a periodistas en Kiev el lunes después de las conversaciones con su homólogo de Ucrania, Dmytro Kuleba. La enviada del Partido Verde de Alemania hizo una escala de camino a Moscú, donde se reunirá el martes con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov.
Los comentarios que vinculan el gasoducto con posibles medidas de represalia son un indicio de que Alemania podría superar las divisiones dentro de la nueva coalición gobernante de Scholz y apuntar al gasoducto Nord Stream 2, casi terminado. Estados Unidos ha presionado a Berlín para que se comprometa a detener el proyecto si Rusia lo invade.
Los socialdemócratas de Scholz han apoyado en gran medida el gasoducto como un recurso energético crucial y el canciller ha reiterado la línea del partido de que se trata de una empresa comercial. Aun así, no ha descartado incluirlo en cualquier nueva sanción a Rusia.
Los Verdes de Baerbock, el segundo partido más importante de la triple alianza gobernante, se oponen vehementemente al proyecto tanto por motivos medioambientales como políticos. El proyecto, en el que participan inversores alemanes y otros europeos, se encuentra actualmente en el limbo después de que el organismo regulador de la red alemana dijera que no se aprobará el inicio de las operaciones antes de julio debido a cuestiones legales relacionadas con la propiedad del proyecto.
El gasoducto de 1.230 kilómetros que ha costado unos 9.500 millones de euros (US$10.800 millones) duplicaría la capacidad de la actual ruta submarina desde los yacimientos de gas rusos hasta Europa, inaugurada en 2011.
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Con la asistencia de Arne Delfs, Kateryna Choursina, Daryna Krasnolutska y Patrick Donahue.
Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.