Bloomberg — En 1947, Enzo Ferrari presentó el primer auto que llevaba su apellido. Largo, ligero y con un potente motor de 12 cilindros, el Ferrari 125 S ganó seis carreras ese año, sentando las bases de lo que se convertiría en un equipo de Fórmula 1 que batiría récords y en una de las marcas de automóviles más codiciadas del planeta.
El nuevo CEO de Ferrari, Benedetto Vigna, tiene ahora la ardua tarea de reinventar al fabricante de automóviles para adaptarlo a la era eléctrica.
La marca, sinónimo de caballos rampantes, es fuerte y debería ser capaz de soportar un cambio hacia las baterías. Al fin y al cabo, la preocupación de que Porsche se alejara de sus raíces deportivas al fabricar SUVs resultó ser infundada. Aun así, no puedo evitar asociar a Ferrari con los motores rugientes de mi infancia en los años 80, cuando Sonny Crockett de Miami Vice perseguía a los malos en su icónico Testarossa blanco.
Ahora que esos días han quedado atrás, Vigna tiene que acelerar el impulso eléctrico de Ferrari sin perder su encanto y sus márgenes, líderes en el sector.
Este hombre de 52 años, ajeno a la industria, se incorporó el año pasado procedente del fabricante de chips STMicroelectronics, ha reorganizado varias divisiones, entre ellas la de desarrollo de productos, para que dependan directamente de él y así agilizar la toma de decisiones. Ha contratado a dos ejecutivos tecnológicos de confianza de su antigua empresa. Ferrari también está a punto de establecer nuevas alianzas para hacer frente a los profundos cambios tecnológicos de la industria, según dijo esta semana una persona familiarizada con la situación a mi colega Daniele Lepido.
Algunos ya son optimistas sobre las perspectivas de Vigna. Los analistas de Morgan Stanley (MS) han elegido a Ferrari como su mejor valor para 2022, por delante de Rivian, Tesla (TSLA) y General Motors (GM), con la expectativa de que las ventas y los márgenes aumenten de forma constante durante esta década. Ferrari puede crecer en Asia y atraer nuevos clientes gracias a una “marca de renombre mundial y una cartera de pedidos de más de 12 meses”, escribieron los analistas dirigidos por Adam Jonas en un informe del 4 de enero.
Pero hay señales de advertencia en medio del bombo. La naturaleza de las transmisiones eléctricas significa que incluso las berlinas como el Modelo S de Tesla tienen una aceleración similar a la de los coches de carreras, por lo que Ferrari está obligado a perder parte de su ventaja de rendimiento de la era de la gasolina. La empresa también ha sido una de las más lentas en adoptar las baterías, lo que la deja muy por detrás no sólo de Tesla, sino también de Porsche y de otras empresas más pequeñas como Rimac Automobili en lo que respecta a la tecnología de los vehículos eléctricos.
Aunque Ferrari presentó en junio su segundo híbrido enchufable, el 296 GTB de 819 caballos, su primer vehículo totalmente eléctrico no llegará hasta 2025. El popular Taycan EV de Porsche lleva en la calle desde 2019 y superó en ventas al icónico 911 el año pasado.
Hay un interés masivo en cómo Vigna manejará la transición de Ferrari, y se espera que revele más detalles durante un día de mercados de capitales en junio. Estaré pendiente.
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Este artículo fue traducido por Andrea González