Cambio climático, DDHH y género, los temas centrales ESG para 2022, según Moody’s

La agencia calificadora dijo que la acción sobre el carbono y las cuestiones sociales pasarán a primer plano analizando su impacto en el crédito de los sectores

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Bloomberg Línea — El riesgo del cambio climático y la transición hacia la descarbonización, así como el manejo sustentable de la biodiversidad y el capital humano (sobre todo en áreas como los derechos humanos y la diversidad racial y de género) son las principales tendencias ESG a tener en cuenta en 2022, de acuerdo con el más reciente informe ESG Global Outlook de Moody’s.

En el documento, la agencia calificadora analizó el posible impacto de esta agenda en el crédito de todos los sectores de la economía.

El 2021 fue un año récord para los ETFs con foco en temas ESG dado que, según cifras compiladas por Bloomberg, han estado entre las áreas de inversión más populares del mundo durante más de dos años.

Alrededor de US$120.000 millones fluyeron a estos fondos cotizados el año pasado, más del doble de lo invertido en 2020, mientras los inversores aumentan sus apuestas por las empresas que, consideran, tienen las más altas credenciales ambientales, sociales y de gobernanza.

“Vemos el 2022 como el año en el que ESG no solo se convierte en parte central de la corriente principal, sino que comienza a impulsar mucho más los mercados”, dijo a Yahoo Finance Aniket Shah, director global de investigación sobre ESG y sostenibilidad de Jefferies.

A continuación, un desglose de los principales temas que la calificadora asegura tendrán un lugar preponderante en la agenda ESG durante este año.

Riesgo climático físico

Los compromisos anunciados durante la COP26 sitúan al mundo en camino a un aumento estimado de la temperatura global de entre 1,8 y 2,4 grados centígrados para finales de siglo. Un calentamiento global a esta escala expondría a más de mil millones de personas a temperaturas peligrosamente altas, lo que aceleraría el aumento del nivel de los mares con implicaciones crediticias para muchos países, especialmente en los mercados emergentes, dice Moody’s.

La exposición inherente al riesgo climático físico es alta también para el sector privado, y en múltiples industrias. “(Es) Especialmente grave entre los sectores con activos fijos en lugares con exposición al estrés térmico, al estrés hídrico y a las inundaciones, que pueden provocar interrupciones operativas”, advierte la agencia.

La creciente concientización sobre las posibles consecuencias aumentará la atención de los inversores sobre este riesgo, y la capacidad de los países para invertir eficazmente en la adaptación determinará en parte el impacto crediticio. Sin embargo, la financiación en condiciones favorables es muy inferior a las necesidades de los países de mercados emergentes para construir una mayor resiliencia climática.

Implicaciones crediticias de la transición del carbono

El sector privado se enfrentará cada vez más a presiones como consecuencia de políticas gubernamentales orientadas a la transición a una economía verde. Estas ya se han cristalizado para muchos sectores que generan elevadas emisiones carbono, señala la agencia, mientras las instituciones financieras e inversores se ven sometidos a un mayor escrutinio para alinear sus prácticas con la descarbonización de la economía mundial.

Las empresas financieras de los países que conforman el G-20 cuentan con US$22 billones en préstamos e inversiones sujetas al riesgo de la transición del carbono, lo que les obligará en los próximos años a establecer objetivos claros para alcanzar el nivel cero en sus emisiones financiadas.

“El impulso sigue creciendo en torno a iniciativas como la Alianza Financiera de Glasgow para el Net Zero (GFANZ, por sus siglas en inglés). Con el tiempo, esto podría limitar la financiación disponible en los mercados de capitales para ciertas empresas, en particular para aquellas más débiles en su camino hacia la reducción de emisiones a cero”, dice el informe.

Energía y minería

La transición hacia la descarbonización como riesgo crediticio es evidente en los emisores calificados de la minería del carbón, en particular los del carbón térmico. Casi la mitad de las empresas mineras de carbón calificadas muestran niveles ESG con un impacto muy negativo en sus calificaciones.

En 2021, diversas empresas de este ramo comenzaron a revisar sus estrategias de transición. Entre los ejemplos se encuentran la decisión de BHP Group Limited (BHP) y Anglo American plc (AAL) de vender sus respectivas participaciones en Cerrejón, mina colombiana de carbón térmico a cielo abierto, a Glencore plc (GLEN) y la escisión de Anglo American de sus operaciones de carbón térmico en Sudáfrica en una nueva empresa.

El riesgo de la transición es más importante para las empresas con ingresos altos procedentes de la generación de carbón o petróleo con una diversificación limitada. Moody’s destaca que en este camino, 25 de las 100 empresas energéticas no reguladas que ha calificado tienen una exposición altamente negativa.

Otros sectores, afirma, como el de la producción de energía eléctrica gestionarán con éxito su riesgo de transición, acelerando el retiro de la generación de carbón e invirtiendo en el desarrollo de activos de energía renovable.

Autos eléctricos

Los fabricantes de automóviles han hecho “progresos significativos en el desarrollo, lanzamiento y venta de nuevos modelos de vehículos eléctricos de batería (BEV) y en el cumplimiento de normas de emisión más estrictas en la Unión Europea desde 2020.

Sin embargo, los BEV aún representan solo una pequeña proporción de las ventas totales de vehículos ligeros y siguen dependiendo en gran medida de las subvenciones gubernamentales. Aunque Moody’s observa que para 2030, la producción estará compuesta significativamente por estos autos. “El año pasado calificamos a 18 de los 19 fabricantes de todo el mundo con una posición avanzada para una rápida transición de carbono”.

El capital natural y el riesgo de estrés hídrico

El foco de atención de los inversores se ampliará hacia a otros riesgos medioambientales que no han sido tomado muy en cuenta por los mercados financieros.

El capital natural y la biodiversidad son ejemplos primordiales: el protagonismo de los bosques, la gestión del uso de la tierra y las cuestiones agrícolas en la COP26 reflejan una creciente conciencia de la necesidad de ser abordados, ya que según expertos de la ONU, alrededor del 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra.

Casi 30 países se han comprometido a eliminar la deforestación del comercio mundial de alimentos y otros productos agrícolas, y más de 30 instituciones financieras harían lo propio en torno a sus carteras de préstamos para 2025.

El uso sostenible de la tierra será cada vez más importante y, el carbono azul, aquel que se captura y almacena naturalmente en los ecosistemas marinos y costeros, así como la agricultura del carbono seguirán atrayendo el interés de los inversores.

Además, aumentará la importancia de la gestión del agua a la hora de evaluarse su riesgo crediticio. Según Moody’s, más del 80% de los países emergentes reciben puntuaciones que indican una exposición moderadamente negativa a los riesgos de gestión del agua y del capital natural.

La lupa será puesta en la industria del petróleo y el gas, que también provoca erosión y contaminación del suelo, así como pérdida de biodiversidad y la consiguiente atención a la recuperación, rehabilitación y abandono de pozos huérfanos.

Un hito importante para el capital natural y la biodiversidad será la finalización de los trabajos iniciados en octubre en la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP15) celebrada en Kunming, China, que tendrá lugar durante la segunda sesión de la COP15 en mayo.

Las consideraciones sociales tendrán cada vez más lugar

Las iniciativas políticas y las solicitudes de información sobre credenciales ESG de las empresas pondrán mayor relieve en materia social como los derechos humanos, las cuestiones laborales y la diversidad de género y racial.

Moody’s encuentra que en varios mercados se aplicarán nuevas normas de divulgación de la sostenibilidad, requisitos de la diversidad en los consejos de administración e iniciativas en relación con la remuneración.

Mientras Canadá, Japón, Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido ampliaron los requisitos de información sobre el clima y la diversidad de género en la mano de obra; Noruega, Alemania y Estados Unido verán entrar en vigor este año nuevas normas sobre derechos humanos y prácticas laborales. Italia ha introducido nuevas regulaciones sobre quién puede formar parte de los consejos de determinadas instituciones financieras, y Brasil está actualizando sus normas con el fin de garantizar una mayor divulgación de los factores de riesgo social y medioambiental.

Cada vez son más los países que exigen a las empresas que apliquen procedimientos de DDHH en sus cadenas de suministro para erradicar los abusos de los derechos.

Alemania está desempeñando un papel destacado en este frente, refiere la agencia, con una ley, que se espera entre en vigor en 2023, y exigirá que las empresas tomen “medidas adecuadas” dentro de sus cadenas de suministro para prevenir los riesgos relacionados con los derechos humanos o el medio ambiente.

En junio, el Parlamento noruego aprobó un proyecto de ley sobre DDHH, mientras que el canadiense analiza una legislación destinada a erradicar el trabajo forzoso, luego de que el año pasado revisara una ley para exigir a las empresas que cotizan en bolsa que divulguen las políticas de diversidad.

Aunque los mandatos relacionados con la diversidad ya son sólidos en la UE, algunos países miembros tienen planes para ampliar las normas de representación de las minorías de género y raciales en los consejos de administración de las empresas.

“En 2022, esperamos que las difusiones se centren más en métricas cuantitativas específicas sobre: raza, etnia, género e identidad de género, orientación sexual, discapacidad y edad, y se desglose a los empleados en función de la ubicación geográfica, contratación, rotación, retención, formación e igualdad salarial”, sostuvo Moody’s.

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