Autotests de Covid-19 se están revendiendo hasta 300% más caro en EE.UU.

Esta desesperación se produce al tiempo que los casos de Covid-19 alcanzan cifras récord en EE.UU.

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Bloomberg — Los elevados precios de las pruebas caseras de Covid-19 están afectando los bolsillos de las familias estadounidenses que las necesitan para volver a la escuela y al trabajo, si es que siquiera pueden encontrar alguna para comprar.

Una trabajadora de un restaurante de Nueva York dijo que pagó a un conocido el doble del precio de venta al público en un intercambio en la acera por un kit de pruebas. Una madre en Missouri dijo que está racionando su último paquete de dos para si sus hijos muestran síntomas graves. Otra madre mantiene a su hija en casa sin ir a la escuela, donde las pruebas son obligatorias antes de volver después de las vacaciones, hasta una cita en persona a finales de esta semana porque el precio de US$80 que vio en los grupos en línea era demasiado elevado.

Los mercados digitales ofrecen los kits BinaxNOW, que incluyen dos pruebas, por US$75, el triple de lo que cuestan en muchas grandes cadenas. En diciembre, la fiscal general de Nueva York, Letitia James, advirtió de que los paquetes de dos pruebas, que suelen costar entre US$14 y 25, se estaban vendiendo por hasta US$70.

“El peligro para la atención sanitaria es que cualquier producto que salve vidas es vulnerable a la especulación con los precios” porque la mayoría de la gente pagaría cualquier cosa para salvar la vida de un ser querido, dijo el epidemiólogo y economista de la salud Eric Feigl-Ding en una serie de tuits sobre los altos precios de las pruebas caseras.

Desesperación por pruebas

Esta desesperación se produce al tiempo que los casos de Covid-19 alcanzan cifras récord en EE.UU., lo que ha contribuido a que se formen largas colas en los centros de pruebas y a que se dispare la demanda de kits caseros. Los Estados Unidos han dejado en gran medida en manos del mercado privado la producción y venta de las pruebas, que no abundan.

Aunque las recomendaciones actualizadas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) no exigen que las personas obtengan un resultado negativo en la prueba antes de volver a sus puestos de trabajo después de haber contraído el virus, algunos empleadores están exigiendo ese paso a sus trabajadores de todos modos, lo que aumenta la demanda. Al mismo tiempo, los padres dicen que quieren tener las pruebas a mano porque les preocupa que sus hijos se contagien en la escuela.

La situación ha llevado a algunos a tomar rutas poco convencionales para obtener las pruebas. La trabajadora de un grupo de restaurantes de Nueva York dijo que ella y sus compañeros pagaron recientemente US$180 por cuatro kits de pruebas tras una posible exposición al virus. Obtuvo las pruebas de alguien que las recibió gratuitamente de su empleador. Dijo sentirse estafada, pero pagó porque los necesitaba.

Melanie Gall, músico de Nueva York, dijo que recientemente pagó US$37 en una farmacia independiente por un kit QuickVue, que viene con dos pruebas y que se vende en las cadenas por unos US$24, después de haber entrado “usando su encanto” en la lista de la tienda que llamaba a los clientes cuando había pruebas en stock.

Gall afirma que la única forma de trabajar con seguridad en el estudio con otros músicos es que todos se hagan las pruebas con regularidad, lo que era fácil antes de la oleada de ómicron.

Un mercado imprevisible

La relativa escasez de pruebas en Estados Unidos contrasta con la situación de algunos países europeos, donde estas son gratuitas y fáciles de encontrar. “En muchos otros países las pruebas caseras son mucho más omnipresentes, con marcas mucho más variadas y con menos gastos”, afirma en un correo electrónico Amesh Adalja, investigador principal del Centro de Seguridad Sanitaria de la Universidad Johns Hopkins. “Cuanto más asequibles y accesibles sean las pruebas, más frecuentemente se utilizarán”.

El presidente Joe Biden dijo el mes pasado que se enviarían 500 millones de pruebas gratuitas a domicilio a los estadounidenses, pero aún no han llegado. La administración llegó anteriormente a acuerdos con grandes minoristas como Walmart Inc. y Kroger Co. para vender las pruebas a precios más bajos, pero ese acuerdo acaba de expirar. Algunas ciudades están distribuyendo pruebas gratuitas, pero se agotan rápidamente.

Así que, al menos por ahora, los consumidores estadounidenses se enfrentan a un mercado imprevisible de pruebas en el que los precios son a veces frustrantes, si no prohibitivos.

La empresa de venta de dispositivos médicos en línea WeShield, que vende los kits BinaxNOW por unos US$50, afirma que sus propios proveedores han aumentado recientemente los precios en más de un 100% debido a una disponibilidad extremadamente limitada. Hace dos semanas, WeShield vendía los mismos kits a precios inferiores a los de las principales cadenas de farmacias.

“Tuvimos que tomar la decisión de no vender ninguna prueba, vender con grandes pérdidas que llevarían a nuestra empresa a la bancarrota, u ofrecer los kits de pruebas a precios de mercado y dejar que nuestros clientes decidan si quieren comprar”, dijo el CEO Michael Sinensky en un correo electrónico.

“Siempre tenemos existencias y continuamente tenemos que ajustar los precios al alza o a la baja en función de la disponibilidad y el precio que se nos ofrece”, añadió.

Empresas como WeShield reconocen que la adición de más pruebas -ya sea por parte de la Casa Blanca o por el aumento de la producción de empresas privadas- aliviará la presión de la oferta y reducirá los precios. Ya se han hecho progresos: El gobierno de Biden anunció más de US$3.000 millones para ampliar la accesibilidad de las pruebas rápidas el pasado otoño boreal, y esta semana ha declarado que ya hay más de 200 millones de pruebas disponibles al mes, frente a los 50 millones que había en septiembre.

Por su parte, Abbott Laboratories, que fabrica los kits BinaxNOW, dijo en un comunicado por correo electrónico que está haciendo 70 millones de pruebas al mes, con planes para incrementar la cifra. La empresa dice que no ha subido el precio de su prueba desde que se lanzó, aunque los precios en los minoristas pueden haber aumentado, como en el acuerdo de Walmart y Kroger, que ya ha desaparecido.

--Con la ayuda de Emma Court.

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