Bloomberg Opinión — Menos de un año después de cancelar la política del expresidente Donald Trump relacionada a los migrantes que quieren entrar en Estados Unidos conocida como “permanecer en México”, el gobierno de Biden ha comenzado a aplicarla de nuevo, aunque con reticencia. Restablecer la política es un paso necesario para controlar la crisis en la frontera sur del país. La administración debería trabajar con México para hacerla más eficiente y humana.
Durante el mandato de Trump, la política, llamada oficialmente Protocolos de Protección al Migrante (o MPP, por sus siglas en inglés), los migrantes que eran aprehendidos en la frontera debían permanecer en México mientras esperaban que sus casos fueran atendidos. Entre 2019 y 2021, unas 70.000 personas fueron devueltas al lado mexicano de la frontera. Aquellos cuyos casos llegaron al frente de la fila fueron autorizados a entrar en Estados Unidos para las audiencias judiciales, pero tuvieron que regresar a México hasta que se tomó una determinación final sobre su estatus.
Hay pruebas de que esta política dio resultados. Las aprehensiones en la frontera suroeste cayeron un 30% en su primer año. Estados Unidos también parece haber agilizado la tramitación de las solicitudes de los acogidos al programa. Debido a un retraso de 1,3 millones de casos de inmigración, los inmigrantes en EE.UU. pueden pasar años antes de su primera cita con el tribunal. En comparación, más de la mitad de los casos del MPP se completaron en febrero de 2021.
Aun así, el programa no estuvo exento de fallos. Los críticos culparon a la administración por no proporcionar un transporte adecuado para que los migrantes llegaran a las audiencias judiciales; como resultado, miles perdieron sus casos por ausencia y fueron deportados. Los que esperaban en México soportaban duras condiciones de vida con poca protección contra el clima, las pandillas y los traficantes de personas. Según Human Rights First, hubo al menos 1.550 casos documentados de violencia contra personas inscritas en el MPP, incluidos asesinatos, violaciones y secuestros.
El presidente Joe Biden dio instrucciones a las agencias federales de inmigración para que dejaran de inscribir a los migrantes en el MPP y permitieran a los que estaban en México esperar en Estados Unidos mientras se procesaban sus casos. En agosto, un juez federal determinó que la administración había rescindido indebidamente la política y ordenó que se restableciera, un fallo luego confirmado por la Corte Suprema. Mientras tanto, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos ha informado del mayor número de encuentros con migrantes de la historia este año. Después de la reunión de Biden con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en noviembre, la administración anunció planes para reiniciar el MPP. La Casa Blanca insiste, sin embargo, en que no lo está haciendo “con ganas”. La semana pasada, la administración pidió a la Corte Suprema que revisara su anterior fallo y permitiera a la administración rescindir la política.
Eso sería un error. En lugar de enviar mensajes contradictorios sobre su compromiso con el MPP, la administración debería centrarse en hacerlo más eficaz. Debería ampliar la coordinación con el gobierno mexicano para proporcionar alojamiento temporal y reforzar la seguridad de las personas devueltas. Debería ofrecer incentivos adicionales para que México permita a los migrantes trabajar, abrir cuentas bancarias y acceder a la asistencia sanitaria mientras esperan sus audiencias. Limitar la distancia que los solicitantes de asilo tienen que recorrer para comparecer ante el tribunal reforzaría sus posibilidades de recibir una audiencia justa. La administración también debería aumentar el número de jueces de inmigración asignados a la frontera y dotar a los tribunales de los recursos necesarios para cumplir el objetivo del gobierno de resolver las solicitudes del MPP en un plazo de 180 días.
La prisa de Biden por deshacer cualquier política de inmigración asociada a su predecesor ha contribuido a la agitación en la frontera y ha animado a más personas a arriesgar sus vidas tratando de llegar a EE.UU. En el proceso, ha perjudicado el apoyo público a las reformas integrales de inmigración que el país necesita. Reforzar el MPP, en lugar de descartarlo, es la mejor manera de restablecer la confianza en la capacidad del gobierno para administrar un sistema más justo y ordenado.
Editores: Romesh Ratnesar, Timothy Lavin.
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Este artículo fue traducido por Andrea González