Bloomberg — Diez diques de agua están siendo monitoreados por el riesgo de ruptura en Brasil después de que las fuertes lluvias en el noreste del país mataran al menos a 18 personas y obligaran a más de 16.000 a abandonar sus hogares en lo que las autoridades locales llaman la peor inundación en décadas.
Semanas de lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento de dos ríos y la rotura de dos represas en el estado de Bahía durante el fin de semana de Navidad. Hasta el domingo, las autoridades habían declarado estado de emergencia en 72 ciudades con inundaciones que alcanzaban hasta 10 metros de altura en el sur del estado.
Los bomberos de Bahía están vigilando 10 represas en todo el estado, ya que se prevé que las lluvias continuarán durante los próximos días, informó el periódico O Globo.
“Es una escena muy triste”, dijo el gobernador de Bahía, Rui Costa, en un mensaje el domingo. “Muchas, muchas casas, centros de ciudades han sido alcanzados por el agua”.
Aunque la temporada de lluvias en Brasil suele poner a prueba la infraestructura, los aguaceros han sido especialmente intensos este año y siguen a una serie de fenómenos meteorológicos extremos, como incendios forestales, sequía y olas de frío. Las inundaciones se producen después de que Brasil sufriera la peor sequía en un siglo, que diezmó las cosechas en todo el país y dejó a las centrales hidroeléctricas sin agua suficiente para funcionar a plena capacidad.
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