Ciudad de México — México pelea una batalla interna por alcanzar los objetivos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). Mientras el mercado accionario local busca alianzas y aumentar la información disponible sobre el panorama responsable, el Gobierno local frena los posibles avances.
En el país se ha realizado una colocación de más de MXN$86.647 millones a través de bonos verdes, sociales, sustentables y vinculados a la sostenibilidad desde 2016 hasta octubre de 2021, de acuerdo con datos de la Bolsa Mexicana de Valores.
Entre los principales objetivos de las empresas se encuentra el financiamiento de parques eólicos, invertir en proyectos que reduzcan los contaminantes acorde a lo establecido con el Programa de Acción Climática 2014-2020, mejora de acceso a servicios de educación, formación profesional, financiamiento de granjas fotovoltaicas y proyecto de energías renovables.
También se han creado índices como el S&P/BMV ESG o el FTSE4Good BIVA. Este último contempla 23 emisoras mexicanas. Ambos referentes no sólo buscan otorgar un retorno atractivo en el corto plazo, sino también generar un valor agregado a través de la posibilidad de que los inversionistas beneficien a las comunidades cercanas a su región de operación.
Este año, la Bolsa Mexicana de Valores lanzó el bono ligado a la sustentabilidad. Este instrumento compromete a las empresas a cumplir con sus objetivos de reducción de impacto ambiental con un menor costo financiero.
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Entre las empresas que han colocado deuda bajo estos instrumentos son Coca-Cola Femsa (BMV:KOF) y la aerolínea Volaris (BMV:VOLAR).
Sin embargo, UBS señaló en noviembre que México se ha atrasado en el conocimiento y la adopción de prácticas ESG. A través de un análisis realizado a las diferentes empresas que cotizan, la proporción que se considera verde sigue siendo rezagada en un 58%; mientras que en Brasil, de las 160 empresas listadas, sólo el 48% son rezagados.
México es un jugador activo en términos ESG con la emisión de bonos soberanos, incluso se convirtió en uno de los primeros países en colocar el bono con Objetivos de Desarrollo Sostenible en septiembre de 2020 y en julio de este año. No obstante, UBS consideró que está lejos de ser suficiente para cumplir con los objetivos climáticos y de financiamiento.
En un reporte titulado ‘Laudable ESG progress; beware of risks’, UBS indica que el principal lastre para aumentar la participación de las empresas en términos ESG son las políticas impulsadas por el Gobierno mexicano, como la reforma energética.
“A pesar de todos sus esfuerzos para asegurar un futuro más verde, México enfrentaría un gran revés, en nuestra opinión, si se aprobara la reforma constitucional de la electricidad”.
UBS
El mercado accionario mexicano ha impulsado la alianza con distintas organizaciones para impulsar las inversiones y educación en términos ESG.
Esta semana se llevó a cabo la firma de la alianza estratégica para impulsar el desarrollo de la educación en materia de sostenibilidad con la organización SUMe Sustentabilidad para México, junto con Green Business Certification, Inc y Grupo Bolsa Mexicana de Valores.
Su principal objetivo es atender los desafíos en términos de combate al cambio climático y de las propias empresas en términos ESG.
En el caso de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), el 13 de diciembre se llevó a cabo el Bloomberg-Biva Day, donde se analizó y debatió el panorama Near-Shoring y el movimiento ESG.
Los inversionistas no sólo apuestan por el aumento en la propia riqueza, ahora, buscan generar cambios. Es por la presión que ejercen los consumidores y los inversionistas; sumado a los nuevos estándares de informes que se ha incrementado el apetito por los instrumentos ESG, de acuerdo con UBS.
“Donde alguna vez fueron suficientes promesas filantrópicas vagas y compromisos ambientales, los inversionistas, clientes y empleados ahora exigen objetivos comerciales prácticos y medibles que adopten el pensamiento a largo plazo y creen valor para todas las partes interesadas”.
Los pendientes
Una de las principales dudas de las propias empresas es la homologación de los objetivos. Lo que puede ser considerado importante para un jugador, no necesariamente es relevante para un agente regulador.
Durante el panel ‘México: a la cabeza del movimiento ESG de América Latina’, se mencionó sobre la necesidad de contar con un estándar de los indicadores con la finalidad de que se puedan comparar las calificaciones otorgadas por distintas instituciones.
La falta de información ha llevado a las empresas a caer en el greenwashing, considerada una estrategia de mercadotecnia ilusoria de responsabilidad verde, ya que no saben cómo reportar sus acciones, dijo Luisa Montes, directora de Ecovalores.
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