Vistiendo una camisa vinotinto y un pantalón color caqui, Alfredo Cohen abre las puertas de su oficina principal en Caracas. Lo primero que busca enseñar con orgullo es un croqui del centro comercial Sambil en Barquisimeto, dónde en el último año y pese a la pandemia, se permitieron abrir unos 62 nuevos locales. No se trata de un número más, es la dedicación detrás de esa cifra, lo que le confirma una vez más su arraigo con Venezuela.
Cohen, el número 5 de 6 hermanos, se recibió de Ingeniero Civil en la Universidad Metropolitana, en Caracas. Lo tenía claro desde muy niño, cuando escuchaba a su papá hablarle sobre los logros y la satisfacción que se alcanzaba en una carrera como esa. “Un ingeniero puede hacer lo que quiera. Puede ser gerente en una planta de producción, un constructor, puedes hacer un puente siendo ingeniero, puedes manejar una industria, es una carrera que abarca muchas materias y te brinda una plataforma en la que te puedes desenvolver en cualquier área”, explica.
Su padre, quien falleció hace 3 años, llegó a Venezuela en 1930, desde Jerusalén, antes de cumplir los 4 años de edad. Alfredo recuerda lo agradecido que estuvo siempre con cada oportunidad que le brindó el país caribeño, sobre todo en el ámbito educativo. Siendo una familia humilde, residenciada en San José, su padre estudió primero en el Liceo Andrés Bello y luego ingresó en la Universidad Central de Venezuela.
En su primer empleo, Salomón Cohen Levy formó parte del proyecto impulsado por el antiguo Banco Obrero para la construcción de los populares bloques del 23 de enero, al oeste de la capital venezolana. En 1958 se dispuso a fundar la Constructora Sambil y desarrollar desde allí sus propios urbanismos, y también comerciales. Cuando el joven Alfredo obtuvo su título universitario se sumó a la compañía familiar.
Aunque hoy se dedica al área de mercado, mientras sus otros hermanos cubren otras direcciones, Cohen primero estuvo dedicado a la mano de obra, inspeccionando obras. Rescata de esa experiencia la emoción de poder construir un espacio que al final pueda brindar satisfacción.
“Construir una vivienda para la que al final se van a mudar 30 familias y va a ser feliz tanta gente, es un área muy bonita y divertida”, dice Cohen, pensando en las tantas historias que ese paso le dejó, entre ellas la meta semanal de vaciar al menos una placa, que les gustaba cumplir a cabalidad.
Las bondades de Venezuela las ha tenido en cuenta desde siempre. Considera que tanto su padre como su familia han intentado retribuirle al país, al menos desde la tribuna que les caracteriza. Lamenta la crispación política que le ha tocado vivir a la nación caribeña en los últimos años, luego de haber sido considerada la “Suiza” de América Latina.
“Es triste que Venezuela se haya quedado rezagada, que la gente joven se haya tenido que ir y otras poquitas se hayan regresado. Hay que verlo también como un aprendizaje y una oportunidad. Que nos haya pasado eso nos hizo más fuerte, a la gente joven la hizo más creativa”, agrega el ingeniero, cuyos dos hijos se encuentran fuera de Venezuela mientras que él se sigue rehusando a migrar.
Cohen le apuesta, junto a sus hermanos, al progreso del país. Proyecta que en 2022 se tendrá un crecimiento mayor al que se ha venido observando, el que ya en 2021 ofreció una leve variación en comparación con el 2019 y que podría determinar un nuevo rumbo para la actividad económica en Venezuela. Se expresa con propiedad al respecto, aunque no deja de estar preparado ante cualquier inconveniente, que ya lo experimentaron con la llegada de Covid-19 al país, lo que representó una caída de aproximadamente 25%, de acuerdo a la Cámara de Centros Comerciales.
Aunque asegura que el país sí está preparado, social y económicamente para recibir a sus ciudadanos además de turistas próximamente, no se hace la vista gorda con las múltiples fallas que persisten, específicamente en los servicios públicos o la distribución de gasolina.
Como empresario, sin embargo, está dedicado a apoyar a los nuevos emprendimientos, confiando en que será la empresa privada quien logre avances en todo el territorio. Cree plenamente además en los nuevos talentos y la profesionalidad de los jóvenes que se han ido haciendo camino contra tantas adversidades. Lo demuestra cada que entra parte del personal administrativo a su oficina y luego de consultarle sobre algún procedimiento, no duda en escuchar las distintas opiniones de quienes laboran codo a codo con él.
Sabe que la adaptación también es clave así como el apoyo en el equipo y colaboradores. “En el interior del país la gente está comprometida con al empresa y el país, gente que no se quiere ir y quiere seguir luchando”, señala para además identificarse con ellos e insistir que él quiere “vivir y morir en su país”.
No deja de pensar que Venezuela sigue siendo un país de oportunidades, lleno de contrastes, a los que hace referencia cuando habla de la celebración del Black Friday en todas las sucursales Sambil, que si bien se trata de una tradición que no todos pueden seguir por falta de poder adquisitivo, es una realidad que se presenta en todos los países.
Para Cohen, de 60 años, activo por demás en redes sociales, donde cada día publica un video nuevo desde el Centro Comercial Sambil, en Caracas, inaugurado en 1998, resulta emocionante poder hablar de las 10 sucursales de este tipo, 7 en Venezuela y las otras distribuidas en Madrid, Curazao y Santo Domingo.
Ese mismo entusiasmo lo añade al recordatorio sobre los más de 150 edificios residenciales a lo largo de 63 años, así como los 7 hoteles o torres como la del Banco Occidental de Descuento (BOD).
“Tratas de poner todo el corazón, el cariño, la inteligencia y los recursos y las cosas se van dando. Cuando comenzamos a construir un Sambil fuera de Venezuela para nada fue pensando en que nos iríamos de Venezuela, básicamente fue porque el éxito que tuvimos en Venezuela queríamos replicarlo en otros países. Buscamos tratar a la gente con respeto, al público, a nuestros aliados y colaboradores”, sentencia.