Bloomberg — Alentados por los altos precios del petróleo, los CEO de las mayores empresas exploradoras expusieron esta semana una visión de la transición energética que depende de más inversiones en combustibles fósiles en lugar de menos.
El Congreso Mundial del Petróleo de Houston, un escaparate del sector, sufrió cancelaciones de última hora debido a la variante ómicron, pero eso no impidió que un flujo constante de altos ejecutivos insistiera en el mismo punto: el mundo nos necesitará durante años, así que invirtamos y produzcamos, o arriesguémonos a aumentos de precios más perjudiciales para la economía o incluso a disturbios sociales.
“La interrupción de la inversión en petróleo y gas es un error”, dijo el miércoles el secretario general de la OPEP, Mohammad Barkindo, en una presentación grabada. Se necesitan casi US$12 billones en gastos de aquí a 2045 para garantizar un suministro adecuado de crudo y gas, sin los cuales el mundo verá “cicatrices a largo plazo en la seguridad energética, que afectarán no solo a los productores sino también a los consumidores”.
La volatilidad de los precios de las materias primas y la creciente ansiedad por la inflación están dando un giro al discurso sobre el cambio climático, apenas unas semanas después de que los líderes mundiales alcanzaran un acuerdo poco convincente en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Glasgow.
La escasez de gas natural en Europa y Asia, el aumento de los precios de los combustibles en Estados Unidos y la preocupación por la fiabilidad de las redes eléctricas obligan a los gobiernos a tomar decisiones difíciles sobre la transición a fuentes de energía bajas en carbono.
La contradicción es muy evidente en EE.UU., donde el presidente Joe Biden pidió a la OPEP y a sus aliados que aumentaran la producción de crudo apenas unos meses después de promulgar una ola de políticas antipetróleo en su país, como la cancelación del oleoducto Keystone XL y la prohibición del fracking (fracturación hidráulica).
La petición de la administración Biden a la OPEP “revela una verdad fundamental que debería informar cualquier conversación racional sobre el futuro de la energía”, dijo el CEO de Chevron, Mike Wirth. “El petróleo y el gas siguen desempeñando un papel central en la satisfacción de las necesidades energéticas del mundo y nosotros desempeñamos un papel esencial en el suministro de las mismas de una manera más baja en carbono.”
Crudo de US$75
Wirth también pidió más “optimismo” en torno a la transición de los combustibles fósiles. “El optimismo es la chispa de la innovación, el catalizador del riesgo”, dijo.
El sector tiene muchos motivos para ser optimista. Incluso después de las oscilaciones de los precios en las últimas semanas, debido a la propagación de la variante ómicron y a la preocupación por la escasez de suministros, los precios internacionales del petróleo han subido un 45% este año, situándose en torno a los US$75 por barril. Los futuros del gas holandés de referencia se han quintuplicado desde finales de 2020 hasta el equivalente a más de US$30 por millón de unidades térmicas británicas.
Los exploradores de petróleo están obteniendo el mayor flujo de caja libre desde que el crudo cotizó a más de US$100 el barril hace siete años, mientras que la industria de esquisto de EE.UU. está cosechando beneficios récord.
Los carteles colocados en el exterior del centro de convenciones de Houston reclaman para la ciudad el manto de “capital mundial de la transición energética”. Pero una de las principales preocupaciones de los equipos directivos reunidos en el interior era si el sector está invirtiendo lo suficiente en nuevas perforaciones para satisfacer la demanda y estabilizar los precios.
“La inversión es el mayor reto al que se enfrenta la industria petrolera hoy en día”, dijo John Hess, CEO de Hess Corp. “El petróleo y el gas van a ser necesarios durante los próximos 10 o 20 años y se va a necesitar mucho”.
Advertencia sombría
El CEO de Saudi Aramco advirtió del “caos” a menos que los gobiernos dejen de desalentar las inversiones en combustibles fósiles. El Foro Internacional de la Energía, con sede en Riad, pidió a las empresas que aumentaran el gasto hasta US$523.000 millones al año para finales de esta década, con el fin de evitar un aumento incontrolado de los precios de la energía y el malestar económico.
Es poco probable que este mensaje sea bien recibido por los responsables de formular políticas y los ecologistas que abogan por una limitación más estricta de las emisiones en todo el mundo. Pero también es la nueva realidad, ya que el hemisferio norte se adentra en el invierno enfrentándose al espectro de una escasez de energía y un aumento récord de los precios.
Centrarse únicamente en los actores de la oferta no detendrá el cambio climático, dijo Darren Woods, CEO de Exxon Mobil Corp., en su discurso de apertura a los 5.000 asistentes a la conferencia.
“Centrarse en un solo aspecto del problema y actuar sobre él podría tener importantes consecuencias no deseadas”, dijo Woods. “Las mejores intenciones mal ejecutadas pueden hacer más daño que bien”.
Objetivos de emisiones
Las empresas estadounidenses, incluidas Exxon y Chevron, están mucho más centradas en limpiar sus propias emisiones, las denominadas Alcance 1 y 2, en lugar de las que emanan del uso de sus productos. A diferencia de la mayoría de sus pares europeos, los perforadores estadounidenses ven esas emisiones de Alcance 3, que representan la mayor parte de la contaminación por petróleo y gas, como responsabilidad de los consumidores.
“Este es un desafío enorme, masivo”, dijo Mark Little, CEO de Suncor Energy Inc., con sede en Calgary. “Y todos están tratando de resolver eso por el lado de la oferta y la demonización de los productores, pero ¿en qué momento vamos tener la verdadera conversación?”.
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Con la asistencia de David Wethe y Sergio Chapa.
Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.