Cuenta con empresas en Colombia, Perú, Chile y Brasil, emplea a casi diez mil personas y hace poco cumplió 157 años de existencia. Se trata de Manuelita, una organización agroindustrial diversificada, cuyas ventas consolidadas superaron el billón y medio de pesos en 2020.
Azúcar, biocombustibles, bioenergía, palma de aceite, acuicultura y frutas y hortalizas, son algunas de las líneas de negocio de este grupo cuyo propósito central es generar progreso “a partir del aprovechamiento racional y sostenible de los recursos naturales”. Sobre ese y otros temas, Bloomberg Línea habló con Harold Eder, presidente de Manuelita. Esta es una versión editada de esa conversación.
La pandemia
Por estar en alimentos, energías renovables y biocombustibles, que son sectores esenciales, salimos relativamente bien librados en este proceso. Obviamente hubo dificultades en las operaciones, sobre todo al inicio de la pandemia, por factores como la baja movilidad que afectó el consumo de combustibles, pero la demanda de alimentos se mantuvo muy fuerte.
Recuperación y desafíos
En los sectores nuestros hemos visto que, por el inicio de la recuperación económica mundial y la mayor demanda, los precios de las materias primas básicas han subido. Eso nos beneficia porque lo que vendemos está ligado a lo que pasa con los commodities. Pero al mismo tiempo observamos un incremento de los costos, particularmente en insumos como fertilizantes. No obstante, en términos netos el impacto es favorable.
Diferencias en los mercados de América Latina donde están
En general la tendencia es similar. Es decir, un buen comportamiento en los precios con algo de incremento en los costos, si bien algunos países tienen niveles inflacionarios más altos. Falta ver qué pasa ahora con las nuevas noticias que hay sobre el Covid y esto trae algo de incertidumbre en los mercados. Pero hasta ahora la perspectiva es positiva para el año entrante y eso lo marcan los mercados de futuros de los productos que nosotros comercializamos.
“Se han encarecido los fletes para llegar a los mercados internacionales de Europa, Estados Unidos y Asia”
Lecciones aprendidas en la emergencia sanitaria
Pudimos comprobar que nuestras operaciones son resilientes y pudieron adaptarse rápidamente a la situación de la pandemia, obviamente adoptando todas las medidas de seguridad y las precauciones debidas. Luego, en la etapa más reciente, sí ha habido dificultades logísticas y eso nos ha afectado, sobre todo las exportaciones. Se han encarecido los fletes para llegar a los mercados internacionales de Europa, Estados Unidos y Asia. En cuanto al consumo, este se fortaleció en el hogar y se vio afectado en restaurantes y hotelería, pero fue un traslado temporal. Debo anotar que el consumidor, y no necesariamente por efecto la pandemia, cada vez es más consciente del impacto social y ambiental de los productos que adquiere. Por ejemplo, en los alimentos los productos orgánicos forman parte de un segmento que está tomando mucho más fuerza, penetrando más categorías. Lo estamos viendo en el azúcar y también en los frutales. Los productos que tengan certificaciones de sostenibilidad cada vez son más importantes y están comandando más primas en el mercado. También estamos viendo que ante la necesidad de reducir gases efecto invernadero las compañías que están avanzando por ese camino están teniendo un impacto favorable por el pago de bonos de carbono.
Evolución del mix de ingresos
Nos hemos diversificado desde los años ochenta del siglo pasado e iniciamos nuestro proceso de internacionalización en los noventa. Y eso nos ha permitido reducir sustancialmente el peso del azúcar en nuestro mix de productos, que hoy en día representa más o menos el 40% de nuestros ingresos. Otro 30% son energías renovables, principalmente biocombustibles, pero también energía eléctrica de biomasa. El resto viene de la palma africana que juega un rol importante con el aceite de palma que va para consumo humano. Dos renglones más nuevos son las agroexportaciones de frutas y hortalizas desde el Perú y en la acuicultura nuestro principal segmento es el de los mejillones que cultivamos y exportamos desde Chile.
Perspectivas
El azúcar podría perder más participación pero no necesariamente la caña de azúcar, en la medida en que van ganando en importancia biocombustibles o alcoholes, al igual que derivados en general de la sucroquímica. Por otra parte hay mucho potencial en frutales y hortalizas como son la uva de mesa que es nuestro principal renglón en esa plataforma. También hay oportunidades en espárragos, aguacate o eventualmente los arándanos. Hay un portafolio de productos con un mercado dinámico y creciente. Igualmente, en aceite de palma hay derivados con valor agregado como la glicerina y otros de la denominada oleoquímica que presentan oportunidades de crecimiento.
Cambio climático
Lo que estamos viendo es principalmente mayor volatilidad climática. Los eventos de clima seco o muy húmedo son más frecuentes y tal vez más pronunciados. La principal práctica que tenemos para mitigar esos impactos es tener sistemas de riego cada vez más eficientes. Por eso nos estamos moviendo a sistemas de riego por goteo, por aspersión, que consumen menos agua. También tenemos iniciativas para proteger el recurso hídrico, para restaurar las cuencas y eso lo hacemos, por ejemplo, en el sector de la caña en el Valle del Cauca en conjunto con otras empresas. Tenemos una iniciativa muy grande, que se llama el Fondo de Agua por la Vida que protege las principales cuencas que desembocan en el río Cauca y que abastecen tanto a la agricultura de la región como a la población.
“Los productos que tengan certificaciones de sostenibilidad cada vez son más importantes”
Consumo mundial de alimento y posibilidades de Colombia
Colombia puede ser un jugador importante y una mayor oferta se puede lograr, en parte, con aumentos de productividad. La humanidad ha logrado alimentarse por esa razón a pesar de una población creciente. Ese es uno de los frentes en los cuales hay que seguir trabajando, a través de la tecnología. No necesariamente a través de la modificación genética, pero sí mediante selección de variedades más productivas, algo que ha pasado en cultivos como el de la caña de azúcar. También hay países como Colombia que tienen áreas nuevas disponibles para agricultura que se pueden aprovechar mejor y ahí hay unos retos más relacionados con infraestructura para salida a los mercados. Y también hay retos relacionados con la seguridad jurídica y la propiedad de la tierra para mencionar algunos de los más importantes. Creo que la región, y Brasil en particular, tiene posibilidades de expandir las áreas actuales que están en agricultura de baja intensidad o en ganadería y convertirse a una producción más intensiva de alimentos.
Riesgo políticos y de reglas de juego
Son temas que están en el radar, a los cuales hay que prestarles atención. Parte de cómo abordar esos riesgos es comunicar mejor lo que hacemos. El impacto favorable en lo social que los sectores agroindustriales generan para las regiones y los países, no solamente en la generación de empleo, sino en las cadenas de abastecimiento que se generan. Por ejemplo, pequeños productores que pueden beneficiarse de contratos a largo plazo en precios internacionales. Y eso lo tenemos en la caña, el aceite, la acuicultura o las agroexportaciones.
Tensiones sociales y operaciones
Valle del Cauca y Cali vivieron una situación particular en mayo. Fue un fenómeno nacional, pero concentrado principalmente en donde estamos. Los paros sirvieron para que los empresarios de todos los tamaños tomáramos conciencia sobre los problemas de empleo y falta de oportunidades que hay, muchos de ellos generados por la pandemia, pero también en gran parte venidos de atrás. Esto fue un catalizador para que todos los empresarios nos acercáramos mucho más a entender la situación de los de los jóvenes en situaciones de vulnerabilidad. Hemos respondido con una iniciativa muy importante, muy significativa, que la denominamos Compromiso Valle, donde hemos aportado los recursos significativos. Estamos buscando impactar unas 30.000 personas en la región en generación de oportunidades: empleo y emprendimiento mucho de ello ligado a nuestras mismas cadenas empresariales, pero también buscando fortalezas, por ejemplo en el sector confección o en el de programación.
Responsabilidad social empresarial
El sector empresarial del Valle del Cauca, que está muy diversificado, tradicionalmente ha sido muy responsable y eso se ve en la gestión de las empresas pero también en la red de fundaciones que hay en la región y vienen trabajando por muchos años en las comunidades. Tal vez la diferencia es que ahora estamos todos juntos y estamos teniendo un impacto mucho mayor, porque adicionalmente movilizamos recursos públicos y vamos empezando en la gestión de movilizar recursos internacionales hacia esta tarea.
“Lo que estamos viendo es principalmente mayor volatilidad climática”
La fortaleza para perdurar
Hacer empresa no es fácil y sobre todo pasar de una generación a la otra. Nosotros ya estamos en la séptima generación de una empresa familiar y seguimos. Creo que para poder perdurar en el tiempo la empresa tiene que trascender el aspecto económico. Este es necesario para avanzar, pero tiene que haber un sentido de contribución porque eso es lo que realmente motiva, aglomera, y hace que las personas que están detrás, los accionistas, insistan en mantenerse juntos a pesar de las dificultades, que enfrentan los negocios y mucho más en países en desarrollo con tantas dificultades y con una democracia todavía en formación. Ese sentido de contribución es lo que ahora se denomina el propósito superior pero básicamente es eso. Que la empresa está para tener un impacto positivo en la sociedad y eso trasciende las utilidades o el beneficio económico. Y en el caso de Manuelita desde su fundador, mi tatarabuelo hace 150 años, hemos querido generar progreso y bienestar en las comunidades y en los países donde operamos.
La Manuelita del futuro
Ese es un ejercicio continuo, pero creo que Manuelita puede proyectarse en más renglones y en más países de la región. También puede fortalecer su posición en Colombia. Dentro del campo de la agroindustria hay un abanico grande, ampliado por la posibilidad de apoyar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Buscaremos un impacto cada vez mayor en la generación de empleo en las comunidades donde operamos, ampliando nuestro propósito de generación de progreso, tanto en Colombia como en los países vecinos.