Buenos Aires — El viento del sur y el sol del norte. Argentina tiene los recursos para proveer la energía renovable que la producción del hidrógeno verde exige para fabricar combustible sostenible, uno de los principales desafíos del mundo en el objetivo de reducir la huella de carbono.
- ¿Qué es el hidrógeno? Es el elemento químico más abundante del universo, pero no se encuentra de forma aislada en la naturaleza: Se produce al separar las sustancias que lo contienen. Su producción es factible a partir de varias fuentes, con distintos procesos de transformación, en los que varía el impacto en términos de emisiones de gases de efecto invernadero.
Hay distintos tipos de hidrógeno que se utilizan en la producción de combustible, y han sido catalogados a través de cuatro colores: negro, azul, rosa y verde. Ese hidrógeno se puede utilizar para la producción de amoníaco para fertilizantes, de metanol, en el refinado de combustibles y en las industrias metalúrgica, siderúrgica y textil.
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Razones para apostar al hidrógeno verde
El hidrógeno verde hoy es muy costoso. Se ubica en torno a los US$2,50 y US$4,50 por kilogramo, según un análisis de Bloomberg NEF, que consideró que debería rondar por debajo del dólar para que sea competitivo respecto al hidrógeno que se produce vía combustibles fósiles, algo que podría ser alcanzable para 2030.
- ¿Por qué la apuesta? Porque producir combustible sin generar emisiones de efecto invernadero es un desafío crucial en el objetivo que han asumido las potencias del mundo respecto a las metas ambientales. Y porque podría ser una mejor opción que las baterías eléctricas para casos como los de los vehículos pesados. Además, el hidrógeno verde permite alcanzar temperaturas hoy inalcanzables para los paneles solares y la energía eólica.
Proyecciones
El Consejo del Hidrógeno y el Ministerio de Energía de Chile estimaron que para 2050 el hidrógeno en sus distintos modos de producción alcanzará el 18% de la demanda final de energía para generar un mercado de US$2.500 millones y la creación de más de 30 millones de empleo directos e indirectos. Según una proyección más reciente de Market Research Future, el mercado del hidrógeno verde tendría un valor de US$10,22 mil millones para 2028, con una tasa compuesta anual del 57,41%.
En Argentina, el Ministerio de Desarrollo Productivo señaló que de cumplirse las previsiones “más conservadores sobre el mercado de exportación”, Argentina lograría hacia 2050 una participación de entre el 2,5% y el 5%, atrayendo por lo menos US$100 millones en inversiones para generar más de US$15.000 millones en exportaciones, “similares a las registradas por el complejo sojero en 2020″.
- Primeros pasos en el mundo: Toyota es de las marcas que ha dado los primeros pasos concretos en este desafío. Este año lanzaron el modelo Mirai, auto eléctrico a base de una pila de celdas de combustible producido con hidrógeno verde. Para acompañar este desarrollo, en California ya hay 39 estaciones públicas de abastecimiento de hidrógeno con otras 25 en desarrollo, en un proyecto que también se expande por Hawaii, Nueva York, Nueva Jersey, Massachusetts, Connecticut y Rhode Island.
- Primeros pasos en Argentina: Semanas atrás una empresa australiana, Fortescue Future Industries (FFI), anunció una inversión de aproximadamente US$8.000 millones en el país. Antes, la empresa pública IEASA firmó un acuerdo con el instituto Alemán Fraunhofer, para el desarrollo técnico y económico del primer proyecto de producción de hidrógeno verde a gran escala en la República Argentina.
- Potencial regional: América Latina figura como la región que podría abastecer el 30% del hidrógeno verde que va a demandar el mundo. ¿Podrá Argentina formar parte de esta revolución verde y ser un actor relevante de esta industria emergente?
Cadena productiva
Según un informe del Consejo para el cambio estructural del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, hay tres tipos de perfiles dentro necesarios en el desarrollo del hidrógeno.
Bloomberg Línea consultó a tres empresarios, un analista y un funcionario nacional para conocer más acerca del desarrollo de este sector en Argentina.
Oportunidad
Los recursos naturales argentinos figuran como la principal puerta al desarrollo del país. Y en los últimos años han aparecido sectores que ofrecen un escenario optimista para las próximas décadas, de la mano de la transición energética. El litio es una, cuyo desarrollo en el norte del país está in crescendo. El hidrógeno verde aparece como otra alternativa.
“Hay pocos lugares en el mundo que reúnan las condiciones que tiene Argentina en calidad del recurso y ubicación del recurso, debido a que los lugares de mayor recurso están en cercanía a los puertos”, señala Lucila Bustos, directora ejecutiva de ABO WIND en Argentina, empresa que se instaló en el país en 2006 invirtiendo en energías renovables y cuya casa matriz está ubicada en Alemania, uno de los países más comprometidos con el hidrógeno verde.
- Oportunidad única: “El hidrógeno verde es un tren que el país no puede dejar pasar. Desde el potencial eólico del sur a la capacidad solar del norte, la Argentina tiene en todo su territorio características para convertirse en un productor de este tipo de ‘vector de energía’, que requiere dos insumos fundamentales: energías renovables y agua”, apuntó Lucas Peverelli, socio director de la consultora Business & Sustainability.
“La Argentina es el país con mayor potencial energético del mundo. Y a esto se agrega que es uno de los tres países con mayor potencial en materia de hidrógeno verde, por la capacidad en eólico y solar”, afirma Héctor Omar Etcheverry, CEO de Haizea, empresa dedicada a las energías renovables que apuesta por los valles de hidrógeno, ecosistemas regionales que unen la producción de hidrógeno, el transporte y diversos usos finales tales como la movilidad o materia prima industrial.
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Cautela
A pesar del optimismo que genera esta industria naciente, hay razones para mantener la cautela.
“Tanto Japón como Alemania están yendo hacia una economía basada en el hidrógeno, entonces se espera que en algún momento haya una demanda importante sobre el hidrógeno que hoy en día no existe, por eso importante empezar a trabajar”, explica Roberto Salvarezza, exministro de Ciencia y Tecnología y presidente de YPF Tec, la empresa estatal que encabeza el conglomerado H2ar, un espacio integrado por más de cuarenta compañías privadas para pensar estrategias del desarrollo del sector en el país.
“Es una buena oportunidad para la exportación pensando en el largo plazo. Pero hoy son más incertezas que certezas, porque la electrólisis es una energía que hoy no está preparada para abastecer proyectos tan grandes y tampoco para hacer entregias para 2025″, señala Bustos.
- Costos: “Los mercados no tienen hoy los incentivos y la tecnología, la electrólisis es un proceso muy caro, es un bonito desafío pero hay que verlo con realidad, deben darse ciertas cosas”, señala a su turno Luis Sarrás, Director Regional de Hidrógeno Verde en AES, cuya principal apuesta hoy está en Chile. “Hay temas que no dependen de nosotros como el costo de la tecnología que depende del mercado global”, agrega.
Referencia regional
En América Latina hay un primus inter pares respecto al desarrollo del hidrógeno verde. Se trata de Chile, el país trasandino que logró con el impulso del Gobierno dar los incentivos suficientes para que el sector privado comience a apostar al combustible sostenible.
“Chile fue el pionero que desarrolló una estrategia y puso el nombre del país en el mercado internacional, y eso lo impulsó el Gobierno con colaboración del sector privado”, cuenta Sarrás, cuyas oficinas están en la capital chilena. Pero agrega que hay interés en otros países de la región, menciona a Colombia que anunció la ruta del hidrógeno y asegura que el desarrollo se “estandizará” entre los países latinoamericanos: “Los países de la región están dando pasos concretos con distinto énfasis”.
- Tradición petrolera: “Chile nos lleva la delantera, ha tomado un liderazgo en la región tremendo. Es el abanderado. En Argentina será paulatino. En nuestra génesis tenemos una impronta de Oil & Gas muy fuerte, que genera ciertas competencias y la transición será un poco más lenta”, explica Bustos.
Salvarezza coincide, pero asegura que “Argentina puede ponerse a esa altura rápidamente. Diría que en los próximos dos años tenemos que tener una planta piloto produciendo hidrógeno para ir viendo estas alternativas, tanto para el green gas o para alimentar turbinas”.
Estabilidad macroeconómica
Como en el resto de los sectores económicos, hay una piedra que es escollo en Argentina para atraer inversiones: la inseguridad jurídica. Y la inestabilidad macroeconómica. La inversión de Fortescue probó que aún en plenas negociaciones con el FMI y un mercado cerrado al crédito externo, pueden aparecer inversiones. Pero los especialistas insisten en que el riesgo es alto.
“El verdadero incentivo va a pasar más allá de las leyes, nuestra cuenta pendiente siempre es la seguridad jurídica como país. Porque más allá de los incentivos en la práctica surgen otras dificultades”, según Bustos, de ABO Wind.
- Seguridad jurídica: “La estabilidad fiscal y seguridad jurídica son condiciones sine qua non para poder desarrollar los proyectos, sin esas condiciones no va a haber capital nacional y extranjero para invertir”, agrega Etcheverry, y sentencia: “Necesitamos reglas claras y ahí las inversiones van a aparecer”.
Luis Sarrás también coincide con el resto de los ejecutivos: “Si voy a un mercado con incertezas jurídicas para el largo plazo seguramente voy a dudar”. Y usa el caso de la empresa australiana como una señal de optimismo pese a la difícil coyuntura: “Lo de Fortescue seguro impulse a más empresas a que tomen el riesgo. Es un factor que incide pero no ha impedido inversiones en el último tiempo”.
Los próximos pasos
¿Cuáles son entonces los próximos pasos que debe encarar el país para acompañar el desarrollo de este sector prometedor? “Muchos países ven a la Argentina como productor, reconociendo las dificultades del financiamiento pero la necesidad tiene cara de hereje, si Argentina tiene las condiciones se van a dar”, confía Bustos, y señala, en ese sentido, que el país debe apostar a la infraestructura, el financiamiento y las redes, para lograr “estar preparados”, porque según explica, “son picos de corto plazo en los que se da la posibilidad de inversión”.
Para Etcheverry, Argentina debe definir una estrategia del hidrógeno, ley y normativa que acompañe y avanzar en proyectos pilotos que nos permitan avanzar en una curva de aprendizaje e ingresar en la matriz tecnología para ser un jugador a nivel latino muy importante.
Exportadores
Uno de los debates que se abrió tras el anuncio de Fortescue es si a la Argentina le conviene el rol de exportador neto. Según Etcheverry, Argentina tiene el potencial para ser “un jugador muy importante para el mercado internacional”, pero también “tiene posibilidad de generar hidrógeno para mercado local”. Coincide Sarrás, que menciona la demanda que pueda surgir del agro para los fertilizantes.
Sobre el aspecto exportador, agrega Sarrás: “En países de Latinoamérica el principal destino de la producción es la exportación, pero será también un motor de crecimiento, una herramienta de descarbonización, un instrumento para innovar”.
“El impacto va más allá de la matriz energética, sino que la producción de hidrógeno verde le permitiría encontrar una nueva fuente de ingresos genuinos a nivel internacional a través de exportaciones, con lo que implica eso desde el punto de vista de las divisas, por ejemplo”, concluye Peverelli.
En definitiva, aparece otra oportunidad para Argentina para diversificar su desarrollo productivo, generar más empleo, más divisas y aportar a la transición energética. Lo que queda claro es que no será un camino sencillo.
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