Bloomberg — La nueva variante del coronavirus está preparada para poner a prueba la capacidad de la economía europea para soportar nuevas restricciones a la actividad.
La nueva cepa, detectada por primera vez en Sudáfrica, que se perfila como una amenaza para la salud pública, se suma al dolor de cabeza existente por el aumento de las infecciones que ya han obligado a Austria y Eslovaquia a imponer confinamientos. La pandemia con la que los países de la región habían aprendido a convivir está proyectando una sombra sobre las perspectivas de la región.
Los banqueros centrales europeos estaban expresando por lo bajo confianza en la capacidad de las economías para capear las nuevas restricciones antes de que surgieran la variante y se impusieran restricciones a los viajes globales. Mientras tanto, los datos de alta frecuencia sugieren que los golpes al crecimiento de tales medidas se han vuelto menos dolorosos con cada bloqueo sucesivo, lo que proporciona algunos motivos para tener esperanza.
Tomemos de ejemplo a Francia: la actividad económica en la segunda economía más grande de la zona euro cayó hasta 29 puntos porcentuales durante su cierre inicial de marzo a mayo del año pasado. Sin embargo, un confinamiento posterior en octubre de 2020 solo afectó la actividad en 4 puntos porcentuales, mientras que uno que comenzó en abril tuvo un impacto casi insignificante.
Si ese patrón se desarrollara en toda la región, como sugieren los datos de Bloomberg Economics, eso aumenta la posibilidad de que la economía en general pueda capear un segundo invierno de confinamientos severos sin la necesidad de recurrir a una nueva ayuda fiscal de emergencia, o descarrilar los planes del BCE para alejarse del estímulo de la crisis.
“La experiencia de los últimos 20 meses muestra que cada nueva ola de coronavirus ha causado menos daño económico que la anterior”, dijo el gobernador del Banco de Francia, Francois Villeroy de Galhau, al periódico alemán Boersen-Zeitung a principios de esta semana. “Tampoco hay que olvidar una cosa: la vacunación está más avanzada en Europa que en cualquier otro continente. Este es un gran logro sanitario pero también una ventaja económica“.
Al igual que su colega francés, Isabel Schnabel, miembro de la Junta Ejecutiva del BCE, se mostró optimista pese a la posibilidad de nuevas restricciones, en una entrevista con Bloomberg esta semana. Mientras tanto, su colega de línea dura, el gobernador holandés Klaas Knot, expresó su confianza en que eventuales restricciones no pospondrían el plan del BCE para poner fin a la compra de bonos de emergencia en marzo.
Es probable que las nuevas medidas de contención “tengan un efecto moderador sobre la actividad a corto plazo, en particular en el sector de servicios intensivos en contacto”, dijo Schnabel. “Pero no creo que esto descarrile la recuperación general”.
El panel de alta frecuencia de Bloomberg Economics muestra una imagen similar de fortaleza en otras economías importantes de Europa. Una razón es que la política imperante ahora es que las escuelas deben permanecer abiertas, lo que permite a los padres centrarse menos en el cuidado de los niños incluso si su país está en medio de un confinamiento.
Las fábricas también han aprendido a operar durante la pandemia. Las vacunas y los centros que proveen testeos, ampliamente disponibles, han ayudado a que ese y otros sectores de la economía permanezcan abiertos, aunque eso puede no ser suficiente para algunas empresas orientadas al consumidor, como los restaurantes.
Paul Donovan, economista de UBS AG, observa que el mayor daño económico proviene del miedo al virus y que los datos austriacos sugieren que el sentimiento es menos frecuente ahora que la gente se ha acostumbrado a vivir con él.
La nueva incógnita aquí es la variante, que nubla lo que los economistas pueden predecir razonablemente. La denominada cepa B.1.1.529 porta una gran cantidad de mutaciones en su proteína espiga, que desempeña un papel clave en la entrada del virus en las células del cuerpo y también es el objetivo de las vacunas.
Si la variante se afianza y si las vacunas son menos efectivas contra ella, eso podría cambiar el cálculo del crecimiento económico.
Incluso si no es así, la coyuntura actual ya trae desafíos a medida que aumentan las infecciones. Los confinamientos totales aún pueden costar 0.5% del producto interno bruto trimestral por semana, según cálculos de economistas de Citi, quienes señalan que tales medidas tienden a ser desinflacionarias y podrían incurrir en más préstamos gubernamentales y apoyo monetario si persisten.
Economistas como Aline Schuiling de ABN Amro señalan que, no obstante, este momento es diferente al de los primeros confinamientos del año pasado, que causaron que el crecimiento global se redujera instantáneamente. No obstante, el legado de esa caída permanece.
“Las economías son de hecho más resilientes”, dijo. “Así que el impacto será menos dramático que durante oleadas anteriores. Pero todavía te encuentras en una economía que aún no se ha recuperado por completo de las olas que hemos visto hasta ahora“.
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Con la asistencia de Catherine Bosley, Jeremy Diamond, Andrea Dudik, Simon Kennedy y Björn van Roye (Economista).